1. Retorno

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Mi cuerpo está desplomado sobre el frío metal del ducto de ventilación. Que valiente es mi amor y que estúpido soy yo por obedecerlo. Lo escuché gritar en su agónico pesar hasta su muerte. Aún inmerso en oscuridad mi visión está nubosa por las lágrimas que no dejo de derramar, en un jadeo silencioso y constante de entre la contracción de mi diafragma y estómago que termina por producirme náuseas.

—¿Crees que sea suficiente? —Dijo una voz. Una de las voces de esos sujetos que se dispusieron a terminar con la vida de Oliver.

—Creo que te pasaste. Pero mejor asegurarse.—Dijo una voz más grave— Es una lástima, Oliver era…

—¿Lindo?

—Tenía un buen trasero.

Sentí mi estómago revolverse y una rabia amarga caer con la pesadez de una roca en mi pecho. Tenía que matarlos.

—Idiota. Micky va a matarme si se entera de esto.

—Si se enoja sería un traidor.

Sentí mis ojos arder tras mis lágrimas y mis colmillos hacerse presentes. Estaba listo para atacarlos, sólo debía armarme de valor y salir.
Pero de repente todo comienza a temblar, suelto una bocanada de aire y veo unos microscópicos copos de nieve moverse en el aire. Entraban desde la reja de ventilación. Y de repente todo vuelve a temblar una vez más. Gritos de horror invadieron mis oídos, quejas, jadeos desesperantes. Espanto, miedo. Cubrí mis oídos con mis manos para escapar de esa atmósfera aunque resulta penetrante y atosiga mis sentidos. Algo más estaba sucediendo y yo no quería verlo.

Pero fue cosa de unos momentos. El drástico descenso de temperatura se hizo sentir más intenso.
Doy un golpe hacia la reja de ventilación y cae al suelo. Miro hacia abajo y veo unos pequeños fragmentos de hielo desprenderse del suelo y subir hacia arriba, eran los llamativos copos de nieve que desobedecían las leyes de la gravedad.

Siento mi corazón hacerse pequeño y me acomodo para saltar del ducto de ventilación. Casi resbalo al llegar al suelo por la escarcha formada y entonces miro hacia la salida del baño, había un enorme charco de sangre frente a mí y eso habría llamado mi atención por completo de no ser porque la pared del año estaba toda destruida y el lugar estaba invadido por un enorme manto de nieve con manchas rojas brillantes resaltando aunque todo estaba en plena oscuridad. Y de todo el lugar se desplegaban esos copos microscópicos que se elevaban hacia el techo. Todo el lugar estaba silencioso, el club había quedado sepultado bajo esa helada.
Todo pasó en unos pocos segundos.

A penas di un paso hacia adelante y sentí un escalofríos recorrer mi cuerpo, al mismo tiempo que me daba esa sensación melancólica que te produce estar frente a un espectro. Y ahí estaban ellos, y no sólo estaban esas figuras holográficas de destellos celestes grisáceo, allí también estaban los espíritus que nadie más puede ver a menos te que dañen el alma… Creo que me falta una porción de mi alma, y así puedo ver a los hombres sombras. Sombra entre oscuridad, un color oscuro aún más profundo que el de la oscuridad absoluta.

Los espectros normales se representan como ases de luz dibujando la forma de una persona. Los espectros que estaban aquí llenaban casi todo el lugar, vestían ropas antiguas como trajes y otros vestidos, otros eran siluetas de escarcha. Las vestimentas variaban según los siglos que pasaron, habían algunos que llevaban ropas que parecían ser piel de animal, habían otros que usaban armaduras, habían unos que vestían como mosqueteros, damas antiguas, otros con vestimenta de los 60.

Los hombres sombra sólo tienen la silueta de personas, no son agresivos pero aún así asustan y ellos están de pie sobre las paredes y en los techos están de cabeza. Y la vista se vuelve terrorífica, siento que me duele el pecho y no puedo evitar soltar un sollozo.

MidnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora