Aterrado de lo que pasaría a continuación, solo podía mantenerme respirando contra el rostro de Jaemin y evitar que mis piernas me fallasen. Sus manos, que estaban en alguna parte de mi ropa, era lo único que me impedía caer directo al suelo.Estaba prácticamente paralizado, en mi mente solo quedaba la sensación de sus labios, más suaves que cualquier otra cosa que haya probado. Nunca creí que un beso podría causarme esto, dejarme atontado y perdido. Besarle era una sensación completamente nueva, su boca no sabía a fruta ni se sentía pegajosa, pero era dulce por el azúcar de las gomitas y salada por sus lágrimas.
A este punto sabía que jamás se iría de mi mente. Me gustaba, joder, me gustaba muchísimo. Debía alejarme rápido o terminaría cometiendo el mismo error, el mismo tonto impulso.
–Ey, ¿está todo bien?
La voz de Renjun estaba afligida.
Tenía sensaciones encontradas, primero quise lanzarle el llavero de mi casa a mi inoportuno amigo, por otro lado, si no fuese por su intromisión hubiésemos pasado media eternidad allí, estancados uno junto al otro. Fue Jaemin el primero en poner distancia, en cuanto mis manos dejaron su nuca, él retrocedió con la misma inexpresividad de siempre.
–No me siento muy bien, ahora mismo nos estábamos por ir –mentí, con la voz quebrada.
Renjun asintió, sus comisuras tirando hacia abajo.
–Avísame cuando llegues.
Tomé la mano de Jaemin y me alejé de la multitud, pero cometí el error de mirar a Hyuck, cuya sonrisa se partía a la mitad. Definitivamente no lo iba a dejar pasar, pronto me acorralaría y yo tenía que prepararme para sus preguntas.
–––––––––
Uno al lado del otro caminamos en silencio hasta la estación del metro.
El bullicio de los pasajeros me tenía mareado y Jaemin parecía a punto de volverse loco, por lo que dejé pasar el primer tren que estaba abarrotado de personas y esperé a uno en el que no tuviésemos que dar codazos para pasar.
La voz electrónica avisando que nos preparásemos sonó a través de los parlantes y Jaemin miró rumbo al túnel. Todo lo que quería hacer era fingir tranquilidad, pero estaba enloquecido con las sensaciones que me atravesaban cada vez que nuestros muslos se tocaban, o nuestras manos se rozaban.
No me reconocía a mí mismo. Odiaba la cursilería, odiaba las frases tontas que decían obviedades románticas. Pero estar aquí, así, era como ser devorado vivo desde dentro, por mariposas.
Moví la rodilla, chocando contra la suya.
–Aquí, toma –le dije, sacando del bolsillo la cajita de maní con chocolate.
Jaemin formó una "o" con sus labios.
–¿Lo tuviste todo este tiempo contigo?
–Síp.
–Ah –dijo, entrecerrando los ojos –¿y son para mí?
No pude ocultar mi sonrisa.
–Síp.
Él tomó la cajita y la guardó en su bolsillo.
–A Yoona le gustan de estos.
Bueno, de repente las mariposas se convirtieron en plomo.
Nos movimos a la escalera que llevaba hacia los depósitos, pocas personas pasaban por allí a esta hora del día. Mamá y yo solíamos sentarnos aquí cuando íbamos a visitar a la abuela, dejamos de hacerlo cuando cumplí diez años y mamá fue contratada por un gran hospital. La abuela nunca fue la persona más cariñosa, pero seguía extrañando los fines de semana en la granja.

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Mermar - Nomin
Fiksi PenggemarTenía 14 cuando su familia se mudó a la casa de al lado. Tenía 15 cuando vi a mi padre besarse con otro hombre. Tenía 16 cuando comencé a sentir odio. Tenía 17 cuando lo bese. PORTADA creada por la hermosa y talentosa @Kunhangucci a quien amo y admi...