Llegaron a Japón cerca de las diez de la noche, Simón quería ir directo al encuentro de su hijo, pero Raphael se lo impidió.
— Ya es muy tarde, Gideon debe estar dormido y tú debes descansar, tienes una ojeras muy marcadas, además no has comido nada, iremos a cenar algo ligero al restaurante que esta al frente.
— No tengo hambre ni sueño, quiero ir ahora mismo con mi hijo
— Tienes que esperar Simón, iremos, pero lo haremos mañana cuando hayas descansado y tus actos sean guiados por tu cerebro y no por tu corazón
— Es mi hijo, yo no puedo...
— Por eso mismo, si vamos ahora, en tu estado, lo más seguro es que termines diciéndole yo soy tu padre y no me mires así, no es malo que se lo digas, pero primero debemos preparar a Gideon para una noticia como esa, recuerda que él cree que fue abandonado porque sus padres no lo querían, además ¿Qué crees que hará cuando descubra que la mujer que más daño le hizo es su madre?, no puedes ir a él y hablarle sin pensar, si lo haces entonces si te va a rechazar. Piénsalo Simón, si tu estuvieses en su lugar ¿aceptarias de buena gana una verdad como esa?
Después de pensarlo por varios minutos Simón aceptó esperar hasta el día siguiente, Raphael tenía razón, necesitaba estar calmado para hablar con su hijo. Tomó su teléfono y marcó el número de su esposa, la llamada fue atendida de inmediato, Isabelle había pasado varias horas pegada al teléfono esperando por noticias y cuando Simón le dijo que por concejo de Raphael aún estaba en el hotel, ella empezó a gritar.
— ¿Cómo que aún no has ido a verle?
— Raphael piensa que...
— A quien le importa lo que él piense, es nuestro hijo, quiero que vayas ahora mismo y lo traigas contigo, quiero verlo
— Lo siento, pero no, aquí ya pasan las diez de la noche y de seguro nuestro hijo ya está dormido, iré mañana a primera hora, escucha Isabelle, Raphael tiene razón, no puedo llegar y decirle que soy su padre, primero debo hablar con Camille y su esposo...
— De ninguna manera, tomare el primer vuelo disponible, él es nuestro hijo y esa mujer no tiene nada que ver...
— Queramos o no debemos de aceptar que ella es su madre, nos guste o no, ella fue quien lo crió, es ella a quien Guideon más ama, piensa en el daño que le harás a nuestro hijo si apareces y le dices que tu eres su madre, déjame hacer las cosas a mi manera Isabelle, esta vez no interfieras, no quiero que vengas...
— Escucha Simón...
— Así que estaba escuchando suegro, de seguro Maryse y Jace también, no les voy a pedir que respeten mi decisión, se los exijo. Gideon es mi hijo y nadie más que yo tomaré las decisiones de como proceder.
Robert se quedó callado, jamás en su vida pensó en la posibilidad de que Simon impusiera su autoridad. Después de unos segundos de silencio Alec fue quien tomó la palabra.
— No te preocupes, nadie en esta familia pondrá un pie en ese país a menos que tú se lo autorices, a excepción mía claro, en cuanto a Camille, no le digas nada aún, me encargaré de hablar con ella personalmente.
— Alec...
— No estás sólo Simón, voy a ayudarte a acercarte a mi sobrino, pero..., de ninguna manera voy a permitir que Camille salga lastimada en el proceso, ella es su madre y Stevenson su padre, les guste o no, ellos se han ganado el amor y respeto de Guideon
— Soy tu hermana Alec...
Simón terminó la llamada cuando Isabelle le gritó a su hermano, estaba estresado, sentía que le iba a estallar la cabeza, estuvo varios minutos sentado en el suelo de su habitación hasta que Raphael entro y lo levantó
— Tienes que alimentarte
— No tengo hambre
— No te estoy preguntando, compré Ramen, así que cómelo
— Raphael...
— ¿Sabes...?, ustedes son tan parecidos, Guideon tampoco está comiendo, hace un momento hable con Camille, ella está muy preocupada, me contó que tiene que obligar a tu hijo a tomar un poco de sopa, aún así sólo toma unas cuantas cucharadas y luego duerme. Si mañana vas a ir con él necesitarás estar fuerte y lúcido para tratar con él
Simón sólo lo observó con un brillo en los ojos, cuando Raphael le dijo "tu hijo" sintió algo cálido en su corazón, tomó los palillos y empezó a comer en silencio, el dolor de cabeza se había ido y el hambre por no haber comido en días se hizo presente, terminó su plato y pidió más, afortunadamente su buen amigo compró varios tazones de delicioso ramen.
A la mañana siguiente mientras en Nueva York se preparaban para dormir Simón abría sus marrones ojos, eran las seis de la mañana así que decidió primero llamar a su esposa, ella estaba más calmada, pero aún así insistió para que le diera la dirección donde vivía su hijo y por supuesto le dijo que no, después de discutir con ella se dio un baño de agua helada, necesitaba calmarse y la mejor manera era con algo frío, luego busco en su maleta aquella camiseta de Avengers que Máx le había regalado, se vistió con ella y sacó de la maleta otra camiseta igual a la suya, estaba seguro que a Gideon le encantaría, salió de su habitación directo a la cocina y busco en la refrigeradora verduras y otros ingredientes para el desayuno.
Cuando Raphael despertó se sorprendió al ver todos los platillos que Simón había preparado, los ojos le brillaron e intentó probar un poco de la tortilla de huevo, pero sólo pudo tomar algo de sopa ya que todo lo demás estaba siendo empaquetado para llevárselo a Guideon
Fue el viaje más largo en la vida de Simon, veia las calles japonesas abarrotadas de gente que caminaba presurosa, los centros comerciales llenos de publicidad y algunos colegiales montados en su bicicleta, le parecía que iban lento así que le pidió al chofer se apresurara y media hora después estaba tocando la puerta rogando a todos los santos que conocia para que Camille no le cerrara la puerta en la nariz.
— Simón...
No dijo más, solo extendió los brazos y se prendió a su cintura escondiendo su rostro en su estómago, Gideon estaba llorando, su hijo estaba en sus brazos diciéndole las palabras más hermosas que había escuchado hasta ahora
— Te extrañe tanto, ¿Por qué me dejaste tanto tiempo solo? ¿ya no me quieres?