Unas horas antes de que Ragnor llegara con la terrible noticia de Isabelle.— Enserio Simón, Gideon ya no es un bebe, el puede dormir solito, ya es un niño grande — Camille sacaba un futón del clóset.
— Tendremos una maratón de películas, empezaremos con Harry Potter y la piedra filosofal y luego...
— Ya entendí, entonces llevaré dos futones a la sala de cine, si van a tener una maratón entonces que sea ahí, a mi hijo le gusta verla en pantalla gigante, también preparare palomitas y diversas golosinas. Los dejaré solos así que cuida bien de mi bebé.
— Dijiste que...
—Lo se..., para mi será mi bebé así tenga 60 años, ustedes deben de tratarlo como el adolescente que es.
Simón sonrió negando con la cabeza, Camille era todo lo bueno en la vida de su hijo. Fue a la habitación de Gideon y le dijo que iban a la sala de cine, luego lo levantó en brazos para llevarlo.
— Sólo ponme en mi silla
— Soy fuerte, puedo llevarte
— Pero...
Salieron discutiendo y riendo a la vez, pasaron por la sala justo cuando tocaron el timbre. La señora del servicio se apresuró a abrir.
— ¿Dónde está mi hijo?..., Gideon — Isabelle gritó mientras empujo a la señora.
Simón se quedó pasmado al ver a su esposa entrar a la sala de visitas, sintió un grito ahogado provenir de sus brazos y vio a su hijo con una mirada de auténtico pavor. Isabelle corrió hacia ellos, no venía sola, Maryse y Robert también estaban ahí.
Fue instintivo, su instinto de protección se activó y retrocedió con Gideon aún en sus brazos.
— Aléjate Isabelle, no lo toques
Ella no hizo caso, se acercó aun más, quería verlo de cerca y sentirlo, levantó su mano para tocarlo aún con la mirada aterrada de Gideon, pero Camille no se lo permitió, de un manotazo la alejó.
— Simón lleva a mi hijo a su habitación — Fue lo único que Camille dijo antes de que Isabelle empezará una pelea, gritos y más gritos se escucharon en la casa, Stevenson salió de su despacho ante tanto escándalo y al ver a la pelinegra la apartó de su esposa y trató de callarla, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo.
— Gideon es mi hijo, él es mi hijo, el hijo que mi abuela me quitó, no me iré de aquí sin él.
Todo quedó en silencio, Camille parpadeó varias veces mientras trataba de procesar lo que ella había dicho.
— Sólo queremos hablar con Gideon, tenemos derecho, el es nuestro nieto — Maryse estaba al lado de su hija dándole su apoyo.
— ¿Derecho? ¿cuáles derechos?, No me vengan con esa mierda, tú no eres su madre, la madre de Gideon soy yo, Gideon es mío, vete Isabelle, agarra a tus padres y larguense de mi casa
Camille estaba furiosa, agarró a Isabelle del brazo para sacarla de su casa, pero ella no se dejo, ambas estaban peleando, Raphael se acercó para separarlas junto a Robert, en eso el grito de Simón los hizo voltear y olvidar su propósito.
— ... por favor... respira.
Simon había llevado a Gideon a uno de los amplios sillones, estaba llorando con desesperación sin saber que hacer mientras su hijo jadeaba tratando de llevar aire a sus pulmones.
— Es un ataque de pánico — Camille olvidó lo que estaba haciendo y corrió junto a su esposo, ambos ayudaban a su hijo diciéndole palabras dulces y suministrandole oxígeno.
Gideon no se calmaba, seguía temblando y miraba con miedo hacia donde estaba Isabelle, aún le costaba mucho respirar, Stevenson lo envolvió con mantas y lo cargó, lo iban a llevar al hospital.
Isabelle los iba a seguir pero Simón la tomó de la muñeca y no se lo permitió — Sueltame, tengo que ir con mi hijo
— Tú no vas a ningún lado a no ser Nueva York — La sacó de la casa y se la llevó al hotel junto a sus suegros, ellos habían intentado ir tras de su nieto, pero Raphael se los impidió.
Un par de horas después Raphael llamó para avisarle que Gideon estaba bien y fuera de peligro, Simon lloró al escucharlo, todo ese tiempo había estado aterrado y sin poder ir a verlo. Unos minutos después de eso otra llamada entró, está ves era Camille, ella le dijo que lo odiaba por haberle mentido y por haber estado tramando arrebatarle a su hijo — ...No te quiero cerca de mi hijo...
Con todos los problemas encima, Simon no sabía que hacer, ahora estaba a puertas de experimentar un ataque de pánico cuando su celular timbro otra vez y con las manos temblorosas logró contestar la llamada — Te sigo odiando y te sigo queriendo lejos de mi hijo, pero mi bebé quiere hablar contigo, ven a casa apenas puedas y ven solo, no queremos ver a tu mujercita.
Simón estaba aliviado, escuchar que su hijo quería hablar con él acabó con el terrible ataque que estaba a punto de tener.
— Quiero ir contigo
Su tranquilidad no duró mucho, Isabelle había escuchado la conversación — Al único lugar al que iremos será donde un psicólogo y luego con nuestro abogado..., quiero el divorcio.