Isabelle gritaba mientras le contaba a Jace su versión de los hechos, después solo lloraba y volvía a gritar
— ¿No vas a decir nada? Eres mi hermano, deberías ir a hacer que entre en razón y no quedarte mirándome como un idiota.
— Sin insultar por favor, eres mi hermana y te quiero, pero te estás buscando un par de nalgadas..., ya me dio cosa de solo imaginarlo, le dejare la tarea a papá..., mira Isabelle no entiendo porque te enojas, ¿no era eso lo que querías?...
— ¿Qué?... Claro que no Jace
Jace la miró entrecerrando sus ojos — Me pediste muchas veces que...
— No era en serio..., quiero que vayas a buscarlo y le des...
— No voy a ir a golpearlo, Simon es la victima aqui, llevas años torturándolo Isabelle, en cada pequeña discusión le gritabas que él era culpable por la muerte de su hijo, él no te decía nada porque se sentía culpable cuando no era así. Muchas veces le gritaste lo poca cosa que era y el terrible error de haberse casado con él, y no me mires como si te estuviese mintiendo, estuve presente en muchas de sus discusiones. Lo siento hermana, pero estoy de parte de Simon en esta ocasión, él se ha ganado mi respeto con sus acciones, cuando lo conocimos no era parte de nuestro mismo círculo social, no tenía dinero ni propiedades, pero se ha matado trabajando para consentirte tus caprichos. No sabes lo agradecido que estoy con él Isabelle, a pesar de tu carácter de mierda el te amaba tanto, se mantuvo a tu lado con una sonrisa, siempre una sonrisa, siempre tratando de hacerte sonreír cuando el lloraba a escondidas.
— ¿Cuándo?
— Un día fui a tu casa para pedirte me prestaras las llaves de la casa de playa y lo encontré encerrado en el ático, no pudo parar sus lágrimas, se desahogó en mi hombro, me contó que llevaban meses intentando un embarazo y ese día tú...
— Ya basta, no quiero oírlo — Isabelle recordaba ese día, después de humillar a Simon abandonó el hogar por seis meses, en los cuales cometió errorres que el castaño perdonó
— Isabelle si no vas ahora a tratar de arreglar las cosas con Simón...
— No lo haré, el me pidió el divorcio.
— ¿No lo has hecho tú por años? Terminabas cada discusión con un "quiero el divorcio" y una serie de insultos que mis angelicales labios no pueden pronunciar. Lo vas a perder Isabelle, esta vez te sobrepasaste.
— Yo no hice nada, él tiene la culpa de todo.
— La culpa la tenemos nosotros por no patear tu trasero y llevarte a terapia, mira a tu alrededor, todo está destrozado, no hay nada en pie, lanzaste la ropa de tu esposo por la ventana, papá tuvo que pagar mucho por los daños y no se si te fijaste, pero hay una mancha de sangre de aquí a la puerta.
Isabelle miraba la blanca alfombra con una gran mancha roja, no se había dado cuenta de ello, no lo recordaba.
— Simón está herido, no solo le lanzaste cada cosa que encontraste, también lo golpeaste y al final le rompiste una botella de vino en la cabeza, ¿en qué rayos pensabas Isabelle? Pudiste haberlo matado.
Si el presenta una denuncia..., si eso sucede, lo siento pero esta vez no te ayudare, no podemos seguir con esto, ya te ayudamos con lo del niño que murió en ese accidente, Isabelle ya reacciona de una vez, si sigues así a la próxima vez podrías matar a tu propio hijo.Isabelle estaba callada, no dijo ni una sola palabra. Por primera vez pensaba en sus propios actos, uno a uno años de maltratos hacia el hombre que la amaba empezaron a llegar, ella lo había olvidado, cada discusión, cada insulto dicho, Simon no se merecía a una mujer como ella, pero ella no podía, no quería perderlo; por primera vez aceptó que necesitaba ayuda.
Jace se quedó con ella por varios minutos y apenas llegó su madre se fue, estaba preocupado por Simón, recordó que cuando fue a verlo lo encontró en una esquina de su habitación, tenía la mirada perdida y toda su camisa cubierta de sangre, apenas pudo hablar "Aún estoy vivo teñido, no se que haces aquí pero no quiero escucharte interceder por Isabelle". Cuando llegó a la habitación de Simon, Alec estaba terminando de vendar su brazo mientras Catarina secaba su cabello, el golpe en su cabeza necesitaba sutura así que Alec lo había cocido, necesitaban llevarlo a un hospital, pero no sabían a cual, era más que seguro que la policía intervendría al ver las lesiones que presentaba el castaño.
Alec estaba furioso, mientras atendía a Simón su padre le explicaba el comportamiento errático, explosivo y agresivo de Isabelle y lo más sorprendente es que trataba de justificarla.
— Ya basta papá, Isabelle necesita tratamiento psicológico con urgencia, ¿cuánto más vas a protegerla?, date cuenta que todo lo que ha pasado pudo evitarse.
— Ella necesita un loquero — susurro Jace
— Ella no es mala y no esta loca — Robert miro a Jace con furia — sólo...
— No, esta vez irá a un centro de ayuda así tenga que llevarla yo mismo, date cuenta que ya mató a alguien papá y tu eres tan culpable como ella, has solapado su crimen.
Después de un par de horas de una acalorada discusión Magnus se llevó a Alec, había empezado a sufrir de un dolor de cabeza intenso y necesitaba llevarlo a un hospital para un chequeo de emergencia.
— Simón también debe venir, Magnus ve por él
— Es más urgente llevarte a ti amor, no me voy a arriesgar a...
— Tenemos que llevarlo con nostros, deben hacerle estudios, el golpe fue muy fuerte y podría matarlo
Isabelle había salido de su habitación y escuchó a Alec hablar con Magnus, no sabía qué hacer, la preocupación y culpa la hicieron retroceder, pensaba huir a su habitación nuevamente, pero cuando vio a Simón caminar lentamente apoyado en Jace no pudo quedarse quieta, corrió a él llorando y pidiendo disculpas.
Simón le sonrió, como siempre hacia, jamás le reclamaba nada y eso molestó a Alec, decidió no decir nada por el momento, su dolor de cabeza lo estaba matando, justo cuando llegaron al recibidor Camille apareció hecha una furia.
Gideon había pedido ver a Simón, pero él no había ido haciéndole pensar que no lo quería, iba dispuesta a golpearlo pero al verlo con largos arañazos en el rostro supuso lo que había pasado, ella sabía la situación del matrimonio Lewiss, también había sido testigo de unas cuantas discusiones.
No dijo nada, corrió hacia Simón y de inmediato se acercó a ver sus pupilas y a tomarle el pulso, hasta que escuchó un jadeo, volteó y vio a Alec, el estaba con los ojos fuertemente cerrados y agarrándose la cabeza. Magnus estaba al borde de la histeria viendo sufrir a su esposo y le pidió ayuda a Camille.
— Vamos a mi casa, tengo un laboratorio y salas equipadas ahí
Todos subieron al transporte del hotel mientras Camille conducía su propio vehículo a toda velocidad llevando a Alec con ella.
— Ed es Alec..., si esta aquí..., escucha, necesito hacerle placas, tiene dolor de cabeza intenso y también Simón está herido..., si ahora son dos pacientes, llegare en 15 minutos, ten todo listo
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