Una semana luego de la exitosa cirugía, Alec estaba estable y su vida no corría peligro, pero los doctores no eran optimistas en cuanto a que algún día saliera del coma, para ellos el daño tan severo que había en su cerebro era irreversible.
Ya eran las 11:00 a.m. y Magnus estaba limpiando el cuerpo de Alec, era una tarea que él mismo se había asignado ya que sus celos a que otros lo tocaran en esas formas eran épicos, terminó su labor justo cuando unas visitas inesperadas llegaron.
— Papá, mamá ¿qué hacen aquí? ¿cómo...?
— Mi cielo, me alegra saber que estas bien, ¿dónde estan los niños? les traje muchos regalos.
— Ahora no mujer, hay asuntos serios de los cuales debemos hablar con el niño.
¿El niño? El cuerpo de Magnus se escarapeló, hace mucho que su padre no lo llamaba así, según recordaba solo lo hacía cuando lo echaba de cabeza en sus travesuras y de eso hace muchos años, de pronto recordó que hubo otra ocasión en que fue llamado así, fue cuando le dio la tan temida "Charla", recordarlo aún hacía que un fuerte sonrojo cubriera sus mejillas.
— Magnus vamos a un lugar donde podamos hablar sin interrupciones, lo que tenemos que decirte posiblemente te altere y no queremos que tus gritos despierten a Alec.
Magnus los miró con reproche "¿se están burlando de mi?" Se preguntó, pero al momento se dio la respuesta el mismo "No, no pueden ser tan crueles". Los siguió en silencio, tenía curiosidad por lo que sea que le dirían sus padres, pero antes de salir de la habitación miró una vez más a Alec prometiendo regresar pronto.
Cuando entraron a la sala de descanso Magnus fue el primero en hablar — Alec no despertara papá, él no lo logro, estará postrado en esa cama para siempre a menos que de con el paradero de camille y le pida venir para que trate a Alec nuevamente.
— Eso no puede ser posible, él estaba en perfectas condiciones cuando nos fuimos, incluso había despertado, solo por eso lo dejamos y nos fuimos de viaje
La respuesta del Sr. Bane dejó a Magnus paralizado, casi entra en shock ante semejante revelación, le llevó varios segundos entender lo que su padre le había dicho y aún así no podía creerlo — Espera papá, no..., esto no, no puede ser, tú..., ¿me estas diciendo que tú...? ¿Ustedes...?
— Asi es Magnus, lo sabíamos, lo supimos hace muchos años, nosotros... —La tranquilidad con la que su padre le habló, lo enfureció.
— Ustedes lo supieron todo el tiempo... ¿Por qué? ¿por qué no me lo dijeron? Se supone que son mis padres ¿es que no me aman?, soy su hijo, es que no les importo mi dolor, mi sufrimiento, yo...
— Porque te amamos lo ocultamos de tí, fue por ti que lo hicimos, porque él no tenía esperanzas y no soportarías perderlo una segunda vez, intentaste matarte Magnus, no creas que no lo sabemos..., los siguientes días después de su entierro eras un alma en pena que en las noches salía de casa a hurtadillas para ir al San Patricio a llorar pegado en sus puertas, cuando Camille nos lo dijo decidimos no decirte nada, hasta un mes despúes cuando hubo una mejoria en él, pensamos que eso te daría la fuerza para volver a levantarte, pero los niños enfermaron y tu pareciste por fin reaccionar, estabamos determinados a decirte, pero sucedio aquello, la prensa se entero de que Max era adoptado y no el hijo biológico de Alexander... — Magnus tenía lágrimas en los ojos y su madre las limpió con cariño mientras su padre seguía explicándole sus motivos para ocultarle la información — Esos malditos lo publicarón y eso afectó aún más la salud de nuestro nieto y también la tuya, sufriste un parada cardiaca y te hubiesemos perdido si Simon no hubiese hecho la reanimación de inmediato.
Magnus apartó las manos de su madre y ella lo miró con tristeza —Tienes todo el derecho de odiarnos mi amor, tomamos la peor decisión desde tu punto de vista, pero la mejor desde el nuestro, no podíamos permitirnos perderte, eres todo para nosotros, el doctor lo dijo claramente, una fuerte impresión podria matarte y a pesar de que la salud de Alexander pareció mejorar no sabíamos si sobreviviría, no podíamos correr el riesgo de perderte, eres lo más valioso que poseemos en el mundo, Magnus.
Magnus se mantenía en silencio procesando cada palabra dicha por sus padres, sabía que una fuerte emoción podría matarlo, era consciente de eso y desde ese día que despertó lleno de parches en el pecho cuido de su salud, no solo por él, si no principalmente por sus dos hijos; recordaba que al día siguiente de la parada cardiaca cuando estaba dormido Max a pesar de estar muy débil caminó hasta su habitación y llorando le suplicó que no los dejara, que no se muriera el también, a los minutos Rafael entró y le pidió lo mismo y se sintió culpable por descuidar lo que Alexander y él más habían amado y amarían.
Si Alec se llegaba a enterar que hizo suplicar a sus hijos por él le daría en las bolas y no de una manera agradable, estaba pensativo mientras miraba a sus padres, jamás en la vida podría odiarlos,entendía que le habían ocultado a su esposo por temor a perderlo, pero aún así, en esos momentos no podía perdonar su silencio.
Estaba por pedirles que le dejarán solo, cuando recordó sus cuidados y el amor que le tenían, sabía que cuando enfermó su estado era de cuidado, Catarina le hizo entender la gravedad a base de gritos, le había sermoneado duramente por horas y luego no lo dejó salir del hospital hasta que el mal que padecía estuvo perfectamente controlado. Incluso cuando estuvo descansando en casa, ella se pasaba sus horas libres cuidándolo, al igual que sus padres que se mudaron con él y no le permitieron ni levantar la tapa del inodoro pensando en que podía agitarse y agravar su salud, fueron ocho meses en los que vivió prisionero en su propia casa hasta que le practicaron una cirugía que acabó con su problema cardíaco. Recordar cómo sus padres se preocuparon por él hizo que se acercará a ellos y los abrazara. Como hijo no podía entender porque callaron, pero como el padre que era, lo entendía perfectamente, si algún día estuviese en el lugar de sus padres callaría lo que sea si con ello pudiese salvar la vida de sus hijos.
Magnus conversó unos minutos con sus padres, les contó lo que había pasado y luego les dijo que había estado muy, pero muy enojado, y Ragnor le había hecho entender que con la prensa involucrada en sus vidas lo más probable era que se hubiesen enterado de todo a las horas de ellos saberlo — El descaro de ese idiota no tiene límites, pueden creer que me dijo "la rubia pechogona debió decirmelo a mi que soy tu mejor amigo, por supuesto no te habría dicho nada y me hubiese fugado con él", quise golpearlo con todas mis fuerzas, ya sabía yo que ese imbécil estaba... — en ese momento la puerta fue abierta con brusquedad y un par de personas entraron furibundas, el sonido de una bofetada se escuchó en la estancia.
Cuando Magnus reparó en quienes eran corrió para apartarlos de sus padres, Maryse le había dado una fuerte bofetada a su madre y Robert sostenía a su padre del cuello de la camisa. Ellos se habían enterado de todo por el intercomunicador que estaba encendido.
En cuestión de segundos todo se convirtió en un griterio, Simon y Jace que venían con sus suegros los estaban separando de los Bane, de pronto el celular de Simon timbro muchas veces pero el no contestó porque estaba muy ocupado sosteniendo a Robert, quien sea que llamara insistió muchas veces para luego timbrar el de Maryse, ella contesto.
— Quien sea, no moleste — iba a colgar cuando escucho el llanto de Isabelle
— Mamá, lo mate... lo mate...
Maryse se sostuvo de Robert y el extrañado por ello dejo de gritar al momento prestándole atención a su esposa, ella puso el teléfono en altavoz para que su esposo y Simon escucharan — calmate hija, ¿qué sucede?, ¿a quien se supone que mataste?..., Isabelle, responde... — solo sollozos e hipidos se escucharon por varios minutos, hasta que ella se calmó un poco y pudo hablar.
— Lo mate mamá, lo mate, mate a mi hijo...mamá, mate a Gideon.