Capítulo 32.

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Santiago se volvió un ángel de inmediato, ya la situación era inevitable.

- Tengo que irme Catherine.
- Si, lo sé, creo que esta es la situación más difícil en la que hemos estado desde que nos conocemos.
- Lamento que fuera de esta forma.
- Esta bien, ya estamos acostumbrados a despedirnos.
- No me gustaría que fuera así... Pero, es verdad.
- Se que serás un gran ángel, siempre lo fuiste.
- Te voy a querer eternamente Cat.
- Yo a ti también Santiago.

Después de eso Santiago desplegó sus alas y se alejó... Esa fue la última vez que lo vi, despierta por lo menos.

Esta es una historia que le cuento a mis hijos, realmente no estoy segura de que sea verdadera, se que estuve allí pero no se de que forma, luego de Santiago se fuera desperté en mi cama con 7 años de edad, mis padres hablando abajo y mis hermanos durmiendo profundamente, nunca conocimos a esos hombres de mis escritos, mi madre no fue médico, nunca conocimos a un muchacho llamado Santiago, nunca hablé con ángeles, gracias al cielo mis padres nos les pasó nada, pero tenía la sensación de que así debía ser, no sabía con exactitud que me depararía el destino, lo que llegó fue un buen hombre Joel y tres increíbles hijos, pero pasé lo que pasé siempre he dicho que mi más grande amor fue Santiago, existiera o no...

Tocaron a la puerta por la tarde.

- Si.- Pregunté.
- Hola señora, disculpe estoy pidiendo voluntarios para una clínica de aquí cerca, son niños traídos de África, se les esta brindando atención pero no somos suficientes y el lugar es pequeño.
- Con mucho gusto, me anoto?
- Sí, digame su nombre por favor.
- Catherine Davis.

El joven del hospital sonrió y me extendió la mano.- Soy Santiago.

Me quedé sin aliento.

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Mi ángel guerrero. El futuro de dos corazones enamorados. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora