Calidez

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-¿Quieres ver una película? - seguía abrazando a Arami.

- Vamos - dije al tiempo que la soltaba.

Tomo mi mano y subimos las escaleras, recorrimos un largo pasillo hasta llegar frente a una puerta lila.

- Pasa - me dedico una cálida sonrisa.

Al entrar me sorprendí, las luces estaban encendidas, parecía como si un pequeño departamento estuviera adentro de uno más grande.

Contemple por un momento aquella habitación, se veía bastante cómoda y acogedora. Me dirigí al sofá que se encontraba en el centro y tome asiento, Arami tomo el control de la pantalla y la encendió, debajo de esta se encuentra un mueble de madera, Arami lo abrió y pude observar algunas películas y un DVD.

-¿Cuál te gustaría ver? - me invitó a acercarme donde ella se encontraba.

Me puse de cuclillas a su lado y observé por un momento las cajas de los DVDs. Tenía varios títulos, recientes y algunos viejos que no reconocí.

- ¿Qué tal está? - señale una que parecía bastante alegre.

- Milagro en la celda 7 - pronunció en un susurro.

Saco la caja y encendió el DVD,  introdujo la película y antes de regresar al sofá, apagó las luces. La película comenzó poco después de que se sentará.
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Que triste, no imaginé que terminaría así, no tiene nada que ver con la portada.

La película trato de un señor con retraso mental, este vivía solo con su pequeña hija y trabajaba todos los días, a veces la pequeña se quedaba sola por muchas horas. El hombre ahorro lo suficiente e intento comprar una mochila de Sailor Moon para su hija, por su cumpleaños, y lo culparon de intentar robarla. Pasó varios días en la cárcel, sus compañeros de celda no parecían ser malas personas. Su hija iba a visitarlo casi siempre, incluso enseño a leer y escribir a los presos que acompañaban a su padre. Al final no lograron demostrar la inocencia del pobre hombre y lo sentenciaron a muerte. Cuando la niña creció decide ser abogada y retoma el caso de su padre, logrando demostrar su inocencia.

Voltee a ver a Arami, estaba dormida, recargada en mi hombro.

Se veía bastante linda, acerque mi nariz a su cabello, olía bastante bien.

-Debería llevarte a tu cama - le susurré. Ella no dijo nada.

No conocía muy bien su departamento, solo conozco cuatro habitaciones, no sé donde pueda estar su cuarto.

Recorrí la habitación con la mirada, me detuve cuando ví unas escaleras bastante curiosas, seguí subiendo con la vista y pude ver una cama.

-¿Esta es tu habitación? - trate de no gritar, había entrado a su habitación sin darme cuenta.

Sentí como mis mejillas se calentaban.  Sacudí mi cabeza y me puse de pie con cuidado para no despertarla, la cargue y subí con cuidado aquellas escaleras.

Las piernas de Arami estaban heladas, probablemente tenga frío. La deje con cuidado en su cama y la cubrí con una cobija.

La observé por un momento, acaricie su cabello y luego su mejilla.

Comencé a sentir sueño, deben ser las 5 de la mañana. Alce la vista, el techo sobre su cama estaba lleno de adhesivos fosforescentes que brillaban de un tono verde con formas de ositos y estrellas. Debian gustarle.

- ¿Te molestaras si me quedo aquí contigo? - susurré antes de caer rendido cerca de ella.

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Sentí un calor cerca de mi cuerpo, en la espalda, era una sensación cálida y podía percibir un aroma agradable.

Voltee para tocar lo que estaba sobre mi espalda, toque algo suave, debía ser una almohada. La abracé y hundí mi cabeza sobre ella.

No huele como mi almohada, es un aroma diferente, Jamaica.

Sentí como si algo se estuviera acurrucando en mi pecho. Abrace aún más fuerte lo que se encontraba entre mis brazos. No quería abrir mis ojos, no había dormido así desde antes de entrar al juego...

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(Narra Arami)

Sentí algo cálido ¿Un abrazo? Era reconfortante y tranquilizador. La sensación era familiar, solo que el aroma era distinto.

- Que bien huele - susurré y me acurruque.
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Bilibop bilibop escuché el tono de llamada de mi celular. Intente ignorarlo pero fue imposible. Me safe de aquel agarre, me estire y talle un poco mis ojos. Mire a mi alrededor, estaba en mi cama. ¿Cómo llegué aquí? Voltee a ver hacia la pared.

-¡Fushimi! - cubrí mi boca con mis manos. - Debimos quedarnos dormidos - susurré para mi.

Bilibop bilibop seguía sonando mi teléfono, me asome abajo, mi celular estaba en la mesa junto al casco. Baje despacio las escaleras sin hacer ruido. Me acerque a la mesa y observe la pantalla de mi celular, es una llamada de mi madre.

- Bueno - dije después de colocar el auricular en mi oído.

- Hola amor - la voz de mi mamá es muy suave - ¿Te he despertado?

- Algo así - reí nervia.

- Lo siento cariño, solo quería decirte que hoy no podré ver a Fushimi, le podrías avisar por favor, intente llamar a su celular pero no contesta.

- Claro, le diré en cuanto despierte.

-¿En cuanto despierte?

Golpee mi cabeza con mi mano. Metí la pata.

- Es que vive en frente - me apresure a decir.

- Que agradable, no estarás sola después de todo.

- No, él es muy amable conmigo.

- Lo se hija, y le estoy muy agradecida por eso. Me alegra que hayas conocido buenas personas en ese mundo.

- Y yo me alegro de poder reunirme con ellas en este mundo - en mi rostro se dibujó una pequeña sonrisa.

- Bueno hija, tengo que regresar al trabajo, ten un buen día - guardo silencio por un momento, sentí que aún tenía algo más que decirme.

-¿Que sucede? - intente averiguar.

- Tu abuelo quiere verte.

- ¿El abuelo?

- Si, parece que quiere hablar contigo.

- Esta bien, iré después de desayunar y luego los paso a visitar.

- Me parece bien, nos vemos.

- Bye - me despedí y colgué el celular. 

Mire la pantalla por un momento, tenía un mensaje sin leer. Presione el icono de mensajes, es de Kougami:

La primer seción será hoy a las 3 de la tarde. Aquí se les entregará un uniforme de entrenamientos y botellas con agua. Procuren llegar puntuales.

Al final del mensaje venía una dirección, el lugar se encontraba cerca del café de Agil.

Apague la pantalla del celular y decidí subir las escaleras que llevan a mi cama.

Fushimi seguía dormido, se veía muy relajado, probablemente el había tenido el mismo problema que yo para poder dormir, las pesadillas constantes que impedían conciliar el sueño.

Mi corazón comenzó a acelerarse de repente. ¿Por qué? Esta sensación era similar a la que sentía cuando estaba con Yato...

Sacudí mi cabeza y baje de nuevo las escaleras. No quería despertar a Fushimi, así que salí de mi habitación y me dirigí a la cocina. Tal vez sea buena idea preparar el desayuno antes de que despierte... Espero no quemar nada...

DespiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora