Recuerdos

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Arami se volteo y escondió su rostro en mi pecho.

- No quería creerlo... quería pensar que era una mentira - susurraba entre sollozos. - Lo maté.

No conocía al dueño de esa lápida, pero para que esté de esta manera, debió ser alguien muy importante para ella.

No sabía que decirle para animarla, solo pude abrazarla con fuerza, quiero aliviar todas sus penas, pero siento que no puedo hacerlo, tal vez Yato si podría.

Arami se calmó un poco después de un rato y se incorporan frente a la tumba.

- Ed - puso su mano sobre el nombre que está grabado en la lápida - de verdad lo siento - trataba de evitar derramar más lágrimas - te robe tu futuro - susurro.

De la nada comenzó a cantar... Esa canción, se me hacía conocida, la habíamos practicado muchas veces en los ensayos. Su voz sonaba triste, su expresión era triste.

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(Narra Akimi)

Hoy por fin nos darán de alta en el hospital, aunque tenemos que seguir viniendo a rehabilitación y a terapia. Lo primero que nos dieron nuestros padres fueron unas llaves, al parecer de nuestro nuevo departamento.

"Deben mantenerse juntos", eso fue lo que nos dijeron. Y nos explicaron en la situación que nos encontrábamos respecto a la escuela. Es un poco triste, ya no podré estudiar con mis viejos amigos, pero Nagare está de regreso, y eso me alegra bastante. No tengo muchos recuerdos de él de antes de que desapareciera, pero lo poco que he convivido con él desde que nos reencontramos en SAO, me ha ayudado a conocerlo mejor como persona.

- ¿Puedo ir a ver a Yato? - le pregunté a mi padre.

- Si - respondió de inmediato con su calidad sonrisa.

- Gracias - dije mientras salía corriendo de su consultorio.

Nagare se quedó, de seguro tendrán bastante de que hablar.

Al estar fuera del hospital saque mi celular y coloque la dirección que Arami me había dado, al parecer Yato está en Tokorozawa... ¡¿Una hora 25 minutos?!... De seguro ella tardaba menos por qué la llevaba Fushimi. Leí las indicaciones: tengo que ir de la estación Tamachi hasta Ikebukuro de la línea Yamanote, luego tengo que pasar a la línea Sheibu-Ikebukuro hasta la estación Tokorozawa y de allí a la línea Seibu-Shinjuko a la estación kōkū-kōen y camino 5 minutos saliendo del metro.

Cómo me gustaría un auto o una moto...

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(Narra Fushimi)

Convencí a Arami para que fuéramos a pasear y a conocer Osaka, le afirmé que los demás no tendrían ningún problema.

Conducí de regreso a la cuidad, Arami durmió en el camino. Al llegar dejamos estacionado el auto y recorrimos algunos lugares, al parecer ella ya conocía algunos. Parecía estarla pasando bien, pero a ratos notaba su perfil triste.

Nos paramos en una heladería.

- Pide lo que quieras - dije animado.

- Gracias - de nuevo se puso triste - me gustaría un agua de frutas - dijo después de pensarlo por un momento.

- Dos aguas de frutas por favor - le pedí al chico que nos estaba esperando para pedir algo.

- En seguida - dijo sonriente.

De mi bolsillo saqué el dinero justo para pagarlas.

- Aqui tienen - seguía sonriente.

- Gracias - le entregué el dinero y tomé los vasos con agua.

- Gracias - Arami recibió aquel vaso y nos dirigimos a una mesa del lugar.

Se sentó y bebió un sorbo del agua, luego agacho un poco la cabeza, pude notar que, por el movimiento de sus hombros, estaba conteniendo el llanto.

- Habla conmigo - le pedí, de verdad no soporto verla así.

Alzó la mirada sorprendida, sus ojos estaban cristalizados. La mire serio, de verdad quiero saber qué sucede, que piensa.

- Creo que no he cambiado nada - volvió a agachar la cabeza - sigo siendo igual de débil que al principio.

- ¡Claro que no! - exclamé - yo creo que de seguro has cambiado - no la conocía antes de SAO, pero estoy seguro de que así es - los cambio surgen a través de esas idas y venidas, tú has estado pasando por eso varias veces... Todo mundo cambia poco a poco.

- Gracias - dejo mientras me dedicaba una sonrisa, esta vez la sentí sincera.

¿Por qué me está costando tanto trabajo dejarla ir? Espero que después de tantas idas y venidas acabe fijándose en mi...

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(Narra Akimi)

- Por fin llegue - dije mientras admiraba el hospital de Tokorozawa.

Pase por la entrada y me dirigí a la recepción.

- Buenas tardes - saludé a la enfermera en turno - me podría decir cuál es la habitación de Yatogami Kuro - le pedí.

Ella me miró extrañada.

- Solo pueden entrar familiares - dijo de mala manera.

- Él viene conmigo - esa voz me era bastante familiar, voltee a ver de quién se trataba, es Reisi, el hermano mayor de Yato.

- Adelante - dijo la enfermera.

Corrí al lado de Reisi y lo seguí hasta llegar a la habitación de Yato.

- Con permiso - dije al tiempo que entraba a la habitación.

- Arami vino temprano - me informo.

- Me lo imaginé - de seguro paso a despedirse de Yato.

Me pare en seco al estar frente a la cama y mis ojos se abrieron como platos cuando vi a Yato tendido en la cama, parecía estar en los huesos y su piel era bastante pálida. A Arami debe dolerle mucho verlo en ese estado.

- Sigue estando estable - dijo Reisi mientras miraba a su hermano. No podría imaginarme en su situación, no soportaría ver a Arami de esa manera. - Arami es bastante fuerte...

- No siempre fue así - dije decaído.

- ¿A qué te refieres?

- Cuando Nagare desapareció ella calló hasta el fondo, dejo de jugar con sus amigos y se aislaba, cuando estaba nuestro primo Osai siempre estaba sonriente e intentaba divertirse, pero cuando nuestra tía se lo llevó, Arami dejo de sonreír. Era muy pequeño cuando eso sucedió, no podía entenderla... Cuando me inscribieron en la misma escuela que ella comencé a observarla por más tiempo, siempre estaba sola, leyendo algún libro de nuestros padres. Un día un niño se acerco a mi mientras observaba a Arami. "Siento curiosidad por ella", por alguna razón cuando dijo eso me animé un poco. Ese niño era de su salón, no recuerdo su nombre. Él se fue acercando poco a poco a Arami, comenzaron a llevarse bien, incluso le puso un apodo, la llamaba Panda. Gracias a él, Arami comenzó a tener interés en el piano, cuando el niño venía a la casa tocaba con ella. También volvió a hablar con más personas y sonreía con regularidad... Un día el niño le regaló un llavero de un pequeño panda, al día siguiente, el niño no apareció, ya no lo volvimos a ver. Ella lleva aquel llavero siempre en su mochila de la escuela... Creí que Arami iba a decaer de nuevo, pero no lo hizo, siguió hablando con las personas y sonriendo... Comenzó a preocuparse más por otras personas que por ella misma... Soy mucho más débil, ella siempre me cuida, en el juego lo hizo, y no solo me cuido a mi, cuido de muchas personas, salvó a muchos...

- Ella a cambiado bastante - dijo susurrando.

- Si - sonreí.

Realmente admiro a mi hermana. 

DespiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora