Regresé

68 2 0
                                    

El columpio de madera hizo sonidos suaves cuando se balanceaba hacia atrás y hacia adelante en el porche de la cabaña.

La suave luz del sol de finales del otoño brillaba a través de la parte superior de un árbol de ciprés. Una ligera brisa soplaba suavemente por la superficie de un lago lejano.

Mi mejilla izquierda se encontraba sobre su pecho mientras respiraba suavemente y comenzaba a quedarme dormida.

El tiempo, lleno de una dorada tranquilidad, continuó fluyendo sin parar.

Mecía el columpio y suavemente sentía como acariciaba mi cabello. Aunque ya estaba casi dormida, una leve sonrisa apareció en mis labios.

Un grupo de sprites están jugando en el césped delantero con los gemelos y Ryu. El estofado de carne en la cocina hervía lejos en un hervor audible. Deseaba este mundo gentil, en una pequeña casa en lo profundo del corazón del bosque, por toda la eternidad. Pero yo sabía que esto era un deseo imposible.

El columpio seguía moviéndose y las arenas del tiempo cayeron un grano a la vez.

Traté de mantenerme junto al chico que estaba a mi lado como si estuviera resistiendo el destino.

Sin embargo, mis brazos solo lograron abrazar al aire.

Rápidamente abrí de golpe mis ojos sorprendidos. Su cuerpo, que estaba a mi lado hace un segundo, había desaparecido por completo. Me levanté del columpio y mire alrededor de la zona.

Al igual que la cortina que cae de un escenario, el color de la puesta del sol de manera constante oscureció. La oscuridad arrastrándose comenzó a teñir todo el bosque en un tono negro.

Me levante en el helado viento de invierno, llamándolo por su nombre. Pero no hubo respuesta. Ni en el jardín delantero, donde jugaban los sprites, Ryu y los gemelos, ni en la cocina, su figura ya no se podía encontrar en ninguna parte.

Antes de que me diera cuenta, la casa entera había sido rodeada por la oscuridad. Los muebles de la casa y las paredes comenzaron a desmoronarse y desaparecer como si estuvieran hechas de papel. Sólo el columpio y yo nos quedamos en la oscuridad. A pesar de que nadie se sentó en el, siguió balanceándose hacia atrás y adelante sin cambiar.

Cerré los ojos y me tapé los oídos, reuní todas mis fuerzas para gritar su nombre.
.
.
.
Mis ojos se abrieron rápidamente a la voz clara y fuerte. Ya no sabía si le grité sólo en el sueño o si lo llame en la realidad.

Tendida en el futón, cerré los ojos y trate de regresar al principio de mi sueño. Pero pronto me di por vencida y después de un rato abrí lentamente los ojos una vez más.

Enormes ventanales entraron en mi visión en lugar de las cortinas blancas y las paredes del hospital. Estaba acostada en un futón suave sobre sábanas de algodón en lugar de algún material de gel.

Este era el cuarto de--- Izumi Aratani en el mundo real.

Me senté y mire alrededor. La habitación tenía un piso poco común de mármol. En la habitación se encontraba un sofá, un enorme y hermoso piano, una guitarra acústica, ambos de color negro brillante, una pantalla en un mueble de madera oscura, en este también se encontraba un esterio, una laptop, un dvd y varios discos de música y dvds. Varios adornos de aves lucían en las orillas de las ventanas desnudas.

Una vieja pieza con forma de casco está colocado verticalmente al lado de una de las bocinas del estéreo.

Su nombre era NERvGear, un modelo completo de inmersión a interfaz VR que me había encerrado en un mundo de realidad virtual por dos años. Después de una batalla larga y difícil, fui finalmente liberada de la máquina, y ahora podía finalmente ver, sentir y tocar el mundo real.

Sí, yo había vuelto.

Sin embargo, el chico que había blandido su espada y comunicaba su corazón con el mío estaba...

De repente un dolor golpeó mi pecho, y aleje mi vista del NERvGear y me levante. Me dirigí al baño y eché un vistazo a un espejo colgado en la pared. El panel incrustado en la pared muestra claramente la fecha y la hora actual.

Domingo, 8 de diciembre 2024. 7:15 AM.

Un meses habían pasado desde que volví al mundo real, pero todavía no podía acostumbrarme a mi apariencia. Aunque Feu noir y la actual Izumi Aratani se supone que tienen el mismo aspecto, mi pérdida de peso aún tenía que recuperarse por completo, por lo que el cuerpo huesudo debajo de mi camiseta era extremadamente frágil.

De repente me di cuenta de dos líneas de lágrimas brillando en mi cara en el espejo y las limpie con mi mano derecha.

"Me he convertido en una completa llorana... Yato."

Murmuré y me acerque a la ventana grande en el lado sur de la habitación. La luz del sol deslumbrante de una mañana de invierno tiñe el interior de mi habitación de color beige.

DespiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora