Trato

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Caminamos por lo que parecía ser un castillo, las paredes de este son de color azul cielo con adornos plateados. Nos paramos enfrente de un portón, este parecía estar tallado en oro, tenía figuras de olas que resaltaban.

A cada lado de la puerta había dos hadas que parecían caballeros, lucían armaduras plateadas relucientes y portaban lanzas, ambos seguían firmes a pesar de nuestra presencia, lo único que pude pensar era que se trataba de NPCs.

Después de algunos segundos, el enorme portón se abrió ruidosamente, sentí el jalón de las cadenas y comenzamos a avanzar hacia dentro de la habitación.

La habitación estaba iluminada y llena de gente, se parecía mucho a una corte de la edad media. El pasillo central, por donde estábamos caminando, estaba limitado por varias hadas que lucían los colores azul y blanco en su vestimenta, todos tenían cabello azul, comencé a sentirme algo incómoda, podía sentir varias miradas sobre mi. Al fondo hay una clase de trono, sobre este, se encuentra sentada una hada de cabello azul, que casi podía tocar el suelo, tes palida y unos ojos de color azul profundo.

Aquella hada se enderezó y me observo. El hada raptora se detuvo en ese momento y se colocó sobre su rodilla izquierda, haciendo una clase de reverencia.

- ¿Quién es ella? - la voz de aquella hada era dulce pero firme, me hizo estremecer.

- Aún no lo sé mi señora - respondió el hada en la misma posición, con la cabeza baja.

- Soy Arami - me presenté sin dudar.

La hada me miró intrigada.

- ¿Sabes de qué se te acusa? - preguntó con el mismo tono de voz.

- No - respondí firme.

- Sumeragi - ella dijo un nombre. De inmediato el hada frente a mi se puso de pie y se paró como soldado. Ese debe ser su nombre en este mundo.

- La encontré socializando con dos Salamanders y un Cait Siths en el bosque, bastante lejos del territorio Undine - cuando Sumeragi dijo los nombres de las otras razas los espectadores dejaron salir una expresión de sorpresa y comenzaron a cuchichear entre ellos.

- Su alteza - un hada delgada, de pelo color azul y unas enormes orejas dió un paso al frente - debe entender que ella es nueva - volteo y me sonrió - ella no conoce aún las reglas de este mundo.

- Tanji - comenzó "su alteza", ella debe ser la líder de esta raza - ¿Acaso la conoces?

- Sí - dijo firme, no comprendía de dónde podía conocerlo.

- Él es Ai - escuché la voz de Nagi por el micrófono.

"Su alteza" se mostró pensativa, me miró y se puso de pie.

- Te quedarás en el calabozo por unos días, cometiste una grave falta y tendrás que pagar por ello - dijo firme.

- Permita que se quede conmigo - Ai, bueno, Tanji se arrodilló frente a ella y hablo fuerte.

- ¿Por qué debería dejarla ir? - ella se volvió a sentar en aquel trono.

- Se que ella no sabía que no está permitido mezclarse con otras razas, si la deja libre vera que será beneficioso para los Undine.

- ¿Y en qué me podrá beneficiar?

- Es buena con la espada - Tanji se puso de pie y alzó la cabeza hacia "su alteza". ¿Qué tiene que ver mi habilidad con la espada con su beneficio? En teoría todos deberían saber usar una espada.

Ella me miró pensativa y volvió a ponerse de pie.

- Se podrá quedar contigo - dijo por fin - pero Sumeragi la vigilará.

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