"Cuando solo era una niña
esperaba al mundo.
Pero éste voló lejos de su alcance,
entonces ella corrió lejos de sus sueños."Codplay-Paradise.No era suficiente con que estuviera en otro lugar de un sólo parpadeo, no, sino que Albert me había aterrado más con lo que me acaba de decir.
-¿Qué eres...?- la pregunta salió por si sola entre mi boca, temía de él.
Ante mi pregunta Albert sonrió tan cruel y tan cínico que por segundos pensé que se lanzaría a matarme sin más.
-¿Crees en Dios?- preguntó curioso ladeando la cabeza, prestándome la suma atención mientras caminaba sigiloso a mi dirección moviendo la cola de un lado a otro tal y como una serpiente.
-No.- mi respuesta no fue más que un susurró de pánico contenido.
-¿En ángeles?- Albert se volteó a mi totalmente, su figura parecía amenazar a la mía. Era aterradora, justo como nunca lo había visto.
-No.- La misma respuesta a la anterior y al borde de las lágrimas.
Albert rió y jaló de mi brazo con brusquedad haciéndome soltar el gemido de dolor. Ahora eran milímetros los que me separaban de él.
-¿Y en demonios?- rió
-No...- Sentí mi mejilla húmeda por la primera lágrima que comenzaba a correr por mi mejilla, su aliento me golpeaba directamente en la cara mientras ya no podía evitar el temblor de mi cuerpo, era demasiado.
- Pues deberías.- Casi chillé cuando dijo eso, en vez de la voz de Albert había salido miles y miles de voces de ésta haciendo eco como un grito de auxilio.
Traté de correr asustado de él mismo, pero me tomó fuertemente de el brazo tomándome de la cintura. ¿Qué pasaba? me enterraba sus dedos en mi cintura adolorido.
-Observa y escucha.- Señaló un punto indefinido y pronto aquél ambiente paso de ser opaco a formar un ambiente físico.
-Albert por favor...- Comenté temblando de pánico, era una especie de bosque donde muchas personas se hallaban dormidas sobre le tierra, su vestimenta era escasa y las armas más avanzadas que tenían era simples rocas o lanzas. Pero comencé a temblar al ver como uno de las tantas personas se levantaba, se me fue el aire.
- Ese patético ser que vez enfrente, se llama Azthart.
-E-eres tú...- El hombre era Albert. ¡ERA ÉL!
Su piel era morena, tenía el cabello negro y unos profundos ojos de color café; pero era él. La misma altura, el mismo ancho, la misma masa muscular, las mismas expresiones, la misma forma de la cara.- Ese patético ser, tenía una madre con una terrible enfermedad que nadie conocía ni tenía un carajo de idea que era.- Narraba mientras veía a Albert...no, a Azthart, llorar desconsolado mientras abrazaba a una persona más baja que él, de cabellos negros y piel morena por la crisis de su madre.- Déjame decirte que en esos tiempos a lo que no entendíamos le dábamos una historia fantasiosa; y por ahí se rumoreaba que en las entrañas del bosque había seres mágicos, "hadas" que podía hacer deseos, vaya estupidez.
La escena corría ante mis ojos como si viera una película, pero en realidad estaba ahí, podía sentir el ambiente, el frío, el calor, las plantas que rosaban mi piel y el aire en mi cara. Ahora Azthart se adentraba en el bosque con una piel de venado entre sus manos (no tenía idea de donde lo había sacado) mientras cantaba a gritos con las piernas temblorosas hasta que en un momento dado se detuvo con los hombros caídos de decepción al no ver nada.
Unos gritos desgarradores comenzaron a salir del bosque mientras sombras se arrastraban por debajo de mis pies y se alzaban tan tenebrosas como si fueran la misma muerte.
Eran demonios sin un cuerpo que tomar, era humo, eran sólo azufre; era aquél desespero en los días mas oscuros, eran aquella sombra que no te dejaban dormir, era aquélla voz que susurraba en tu oído lo mucho que te odias a ti mismo.
-Son reales...- susurró con la voz queda, casi como si supiera el horrible peligro que lo rodeaba.
Las sombras se rieron de su incredulidad. Se retorcían a su alrededor con un silbido de viento junto a ellos.
-¿Para qué nos has llamado?- por fin preguntó una de voz chillona y aguda acercándose un poco a él.
- Necesitó que curen a mi madre, por favor.- Azthart parecía en ese punto arrepentido de su opción, sus ojos abiertos del miedo y el corazón latiendo le fuerte para que huyera.
- Estas de acuerdo que tiene es que pagar, ¿no?- preguntó una de voz más grave y horrible, una voz del mismo infierno.
- Si, ¡pagare con lo que sea!
-Bien, entonces es un trato.- tomó la mano de Azthart y cerraron el trató con un grito escandaloso, todos aquellos seres se arremolinaron sobre él entre risas y eco, burlándose de lo desgraciado que era. Azthart cayó al suelo en un golpe seco. Las sombras se retiraban girando al rededor gritando cosas como: "¡Lucy estará satisfecho!", " ¡Lucifer completara su reino".
Azthart se convulsionaba a gritos de dolor mientras sus huesos tronaban y cedían a un horrible cambio. Gritando el nombre de "Lou"
Gritando de arrepentimiento.
-¡Albert!- solté olvidando que su nombre era Azthart en realidad mientras el demonio a mi espalda me sujetaba firme,
- Es así como el patético ser... murió ese día y se convirtió en parte de algo malo.
Bueno, deben darme otro premio convertí otro capítulo de 300 palabras a una de 900 xd, ahre
En fin, voy a explicar algo aquí :v :
En la parte que esta en cursiva o como que inclinadas a la derecha, es que esa parte está en otro libro que tengo xdPero no la pases a leer hasta que hayas terminado de leer ésta :v para que digas "ohhh es verdah"
El libro que está esa parte en cursiva es "Historia de un demonio"
y has de cuenta que es toda esta explicación de recuerdos pero más detallado y más chido; actualmente está en proceso (15/01/17)Explicado eso
los amo <3
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Me enamoré de un demonio. (Yaoi)
Fanfiction-¿Crees en Dios?- preguntó curioso ladeando la cabeza, prestándome la suma atención mientras caminaba sigiloso a mi dirección moviendo la cola de un lado a otro tal y como una serpiente. -No.- mi respuesta no fue más que un susurró de pánico conteni...