"Es fácil encontrar , a alguien que ame la luz de tu sonrisa,
pero no es tan fácil...encontrar a alguien que ame la oscuridad de tu alma"Narra Esteban.
Todo paso demasiado rápido para poder recordar cada detalle del ambiente a la perfección.
Recuerdo que el impacto fue tal que se me fue el aire y sentí las manos húmedas del nerviosismo. Recuerdo que corrí al cuerpo inerte que estaba recostado sobre las rocas sin importarle si éstas se le enterraban a la carne y le sacudí tan fuerte que mis brazos dolieron. Luego caí de bruces al suelo al tratar de levantar al sujeto, pero su peso era superior al mío y no fue la primera caída que sufrí; mi histeria era tanta que lo llevaba arrastrando entre la tierra y las rocas aveces dejándolo caer en seco o cayéndome yo de nalgas.Recuerdo que mis padre al verme su rostro se desfiguro en una terrible mueca de pánico, los periodistas ya no sabían que grabar ante la escena tan impactante que observaban: El hijo menor de la familia Valentines arrastrando un (casi) cadáver desconocido.
Ahora estaba ya en la habitación (una de las tantas) de huéspedes, en donde sobre la cama dormía plácidamente aquel sujeto, su cabello azabache caía sobre la almohada dejando al descubierto su rostro pálido y que daba la apariencia de llegar a ser grisácea, tenía largos cortes desde la ceja hasta en los labios.
Su calmada respiración se convirtió en una acelerada antes de que abriera los ojos de par en par; dos orbes de un potente color escarlata se abrieron desorbitados sin saber que ubicar. No hice ruido para no sobre saltarlo, hasta que él volteó a verme.
- Hola, soy Esteban - fue lo único que atiné a decir con cierto nerviosismo corriendo por mi voz.- Esteban Valentines.- No dijo nada, dudo totalmente en contestarme examinando mi flácido cuerpo y me sentía con la inmensa necesidad de gritarle que no fuera grosero. Pero me concentraba más en el potente color de sus ojos. - ¿Cómo te llamas? - Volví a preguntar con toda la paciencia que podía sacar en todos esos momentos-
-No lo sé.- contestó con una voz raspada sin dejar de mirarme, su respuesta me desconcertó totalmente e incluso sentí mi mundo dar vueltas por esa respuesta. Él noto mi cara de confusión pero antes de que pudiera decirme algo más, las puertas se abrieron de par en par dejando a mi madre y mi padre entrar juntos tal y como si fueran la sombra el uno de otro.
- Buenas tardes, mi nombre es Davide Valetines , dueño de la mansión en la que te encuentras y de la famosa industria de textiles Valentines.- Mi padre habló educado alzando la barbilla en señal de superioridad, portaba una corbata zafiro junto con un traje de color negro desgastado.
-Un gusto.
- Yo soy su esposa Cris Valentines.- mi madre sonrió falsa por el disgusto de tener a un desconocido en su casa y lleno de tierra sobre unas de sus camas. Mi madre portaba un vestido floreado. Mi madre me volteó y asintió indicándome que me fuera y así lo hice sin poder dejar de mirar a los ojos de los chicos.
Narra desconocido.
Al cerrar la puerta y desaparecer de mi campo de visión el chico de los ojos de colores, por aluna razón sentí una desesperación inminente de salir corriendo, sentí la sensación de perdida.
- Disculpa- habló el hombre de nombre Davide- Podrías decirme, ¿qué hacías en el bosque? Era propiedad privada.
- No lo recuerdo.- solté firme mirando a sus intimidantes ojos que no tenían una gota de gracia.
- ¿De quién era la sangre?- habló esta vez la señora sentándose en la esquina de la cama con sutileza y gracia digna de una reina.- Aparte de tu sangre había otro registro...
- No lo sé.
Davide chasqueó la lengua cansado de mi ignorancia ante la falta de respuestas de mi parte, tocó sus cabellos jalándolos para atrás con una poca de desesperación.- ¿Cuál es su nombre?
Abrí la boca para contestar, pero no lo sabía...simplemente tenía la repuesta en la punta de la lengua pero no podía sacarlo. Era una sensación desesperante.
Narra Esteban
Mis padres habían salido al instante de la habitación, estaba seguro que ni 10 minutos habían pasado. Mi padre llamó al medico de la familia indicándole que lo quería de emergencia y gracias a Dios, el medico llegó en menos de media hora a la casa.
Al parece un sentido de mi padre presentía que el chico tenía un poco más de un efecto pos tráumatico. Y sus respuestas no fueron tan gratas al salir de la habitación. Sacó su cuadernillo mirando a mi padre y a mi madre con una cierta indiferencia.
- Amnesia.- Soltó sin la más mínima delicadeza.- No sabe absolutamente nada de él.
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Me enamoré de un demonio. (Yaoi)
Fanfic-¿Crees en Dios?- preguntó curioso ladeando la cabeza, prestándome la suma atención mientras caminaba sigiloso a mi dirección moviendo la cola de un lado a otro tal y como una serpiente. -No.- mi respuesta no fue más que un susurró de pánico conteni...