"No Temes al amor , temes al rechazó "
Albert había estado distraído de una manera anti natural. Parecía que sus pensamientos estaban muy lejanos a la realidad y a mis propias palabras, todo había ocurrido de una manera tan abrupta que no entendía la verdadera razón del porqué. Había comenzado a comportarse extraño desde la clase con el profesor Harry pero fuera de eso, nada anormal.
Pensé idiotamente que con el pasar de uno o unos par de días se le pasaría, pero no fue así.
La semana había pasado de lo más lenta y tediosa posible: Si yo no lo saludaba en la mañana cuando nos topábamos en el desayuno o en los pasillos, él no lo hacía, si yo no iba y le deseaba buenas noches, él no lo hacía, si yo no le hablaba entre clases (aunque sea para pedirle una goma), él no lo hacía; había dejado de interesarse en mi existencia.
-¿Esteban?- llamó mi adorado hermano a la puerta sacando en un segundo de mis pensamientos hacía Albert.
-Adelante.
- Hoy va a venir Annie a visitarte.-Abrió la puerta asomando ligeramente su cabeza para ver mi cara de asco y desagrado hacía aquella mala noticia, éste se rió al ver mi rostro y salió sin más dejándome con mi pesar.
De mala gana me levanté cambiando mi ropa a una más cómoda, para en cualquier caso salir corriendo por la casa antes de que intentase abrazarme o besarme. Bajé las escaleras a brincos mirando mis calcetines negros a cada paso que daba con desgana y al bajar el último escalón...ahí estaba: vestía con sus mismas ropas de la iglesia, se veía igual que siempre.
-¡Esteeeeeeeeeeeeeeeeeeb!- Chilló (rompiendo mi oído en el proceso) corriendo hacía mi y abrazándome con fuerza, era lo mismo de siempre y me molestaba realmente que actuara de esa manera.
- Hola, Annie.- Contesté tratando de quitarla para tomar un poco de aire.
-¡Que seco eres, Esteb!-gritó otra vez poniendo sus manos indignada alrededor de la cintura.- ¡En todo caso!...¿Cómo estas?¿Quieres jugar conmigo? ¡Ya sé, juguemos video juegos en tu habitación!
Tomó mi brazo sin importarle realmente mi opinión y salir corriendo escaleras arriba llevándome a arrastras tras ella. Me aventó en el suelo y puso el primer juego que sus féminas manos encontraron primero sobre el mueble negro. Ambos jugábamos; ella daba brincos de emoción o de nerviosismo moviéndose de un lado a otro como si eso fuera a ser que su personaje fuera más fuerte, mientras que yo trataba de no aventar el control contra el televisor e irme de ahí.
- ¡ESO ES TRAMPA!- Gritó pegándome un susto de muerte.
- Annie...- susurré cansado- yo gane ... no fue trampa. - Alcé la mirada solo para chocar contra la de ella. Me miró unos segundos fijamente antes de bajar con rapidez la cabeza y sonrojarse con violencia, jugaba con sus propios dedos mientras comenzaba a removerse nerviosa.
-Esteban... yo...- susurró unos segundos antes de volverse a quedar callada.
-¿Tú...?- Antes de poder asimilar bien las cosas, ella se abalanzó contra mí tirándome sobre el suelo, puso ambas piernas alrededor de mi cadera y mi pelvis para sujetarme bien y ambas manos en mi pecho.
-¡Yo te amo, Esteban!- Mi mente se bloqueó al instante, la chica que siempre me fastidió se me estaba declarando en una posición no muy favorable. Annie sonrió sonrojada mientras con una de sus manos comenzaba a desabrocharse los botones y sus prendas comenzaban a deslizarse entre sus hombros con lentitud.- Por eso, por favor...acéptame.
-¡Annie!- Grité ya en desesperación cuando quedó en ropa interior.- ¿¡Qué haces?!
-Te amo.- Comenzó a meter su mano dentro de mi pantalón, restregando sus senos en mi pecho.
Narra Albert.
No me estaba alejando de Esteban por maldad, había muchas cosas que pensar y demasiados pensamientos que me abrumaban como si quisieran llevarse la poca cordura en mí. Lamentablemente, Esteban lo comenzaba a tomar como si estuviese evitando el contacto con él, cuando no era así.
Por un lado tenía un conflicto psicológico en el que el profesor Harry me recordaba de sobre manera a Noah, el chico de mis suenos. Y por otro lado tenía las sensaciones que comenzaba a producirme el estar alrededor de Esteban.
Me abrumaban.
-"¡Eso es trampa!"- Escuche la voz chillona y tediosa de la monja de la iglesia. Su voz me taladró los oídos haciendo darme cuenta que ella estaba en la casa y que no solo eso, sino que estaba también en el cuarto de Esteban. Me acerqué a la pared silencioso de escuchar.- "¡Yo te amo, Esteban!"
¿Qué carajos?
No, no, ella no podía amarlo. Ella no podía amarlo. Ella era una estúpida y él no era de ella; era totalmente mío. Todo de él era mío y lo sentía en las venas que me ardían al sentirme amenazado.
Corrí casi destrozando la puerta a mi paso y de un fiero golpe abrí la puerta de Esteban. Llevándome la asquerosa visión de ver a Annie arriba de Esteban con ambas manos en su pantalón y ella desnuda.
Otro capítulo cortito bebis.
Lo siento, así queda.
Los amo.
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Me enamoré de un demonio. (Yaoi)
Fanfic-¿Crees en Dios?- preguntó curioso ladeando la cabeza, prestándome la suma atención mientras caminaba sigiloso a mi dirección moviendo la cola de un lado a otro tal y como una serpiente. -No.- mi respuesta no fue más que un susurró de pánico conteni...