Capítulo 24. Pequeños sentimientos.

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Los cinco shinigamis permanecieron quietos en su lugar, sin poder hacer nada al respecto. En un abrir y cerrar de ojos sus objetivos habían desaparecido. Parece que alguien tan pequeño como el capitán Hitsugaya los había asustado.

Ichigo, ya algo cansado, se quejó para nada disimulado.

─¡No puedo hacer nada, y cuando va a haber acción, algo ocurre! ─se quejaba en voz alta.

─¡Ya cállate, Ichigo! ─le recriminó Yoruichi, para luego golpearle en la cabeza.

Un quejido de gran dolor escapó de la garganta del shinigami sustituto.

─¡Déjame en paz, Yoruichi!

Rukia solo rodó los ojos, algo aburrida por el comportamiento tan infantil de su amigo. Pero de inmediato su atención fue dirigida totalmente a su familiar. 

Natsuki estaba quieta en su lugar, con la mirada perdida. Observaba a la nada, mientras que su mente se convertía en un remolino de pensamientos. ¿Quiénes eran los desconocidos? ¿Qué querían con ella? ¿Qué era lo que planeaban? 

No se perdonaría jamás que por culpa de su existencia algún ser querido saliera lastimado. Si de por sí con su presencia ponía en peligro a las personas que le rodeaban, estar en libertad provocaba que la sociedad de almas entera corriera peligro. A veces, solo a veces, pensaba que estaría mucho mejor encerrada nuevamente. Sola. Aislada de todo ser existente en aquella fría cámara en la cual pasó más de la mitad de su vida. Se rodeó a sí misma con sus brazos. No, no podía pensar en eso. Con solo hacerlo miles de recuerdos negativos invadían su cabeza, algo para nada bueno. Su estabilidad emocional peligraba cada vez más, y eso tenía como consecuencia que sus poderes tarde o temprano se terminarían descontrolando, y no sabía si podría ser capaz de lograr contenerlos a tiempo, antes de que alguna catástrofe ocurra.

Suspiró. Sabía que no estaba sola, pero nadie podría comprender cómo se sentía, solamente ella. Miro a Rukia, Ichigo y Yoruichi. Estos dos últimos estaban discutiendo, cuales niños pequeños. Eso le provocó una sonrisa. Tenía totalmente claro lo mucho que la ayudarían si algo pasaba, y estaba completamente agradecida de ello. Luego miró a Toshiro, quien también permanecía con la mirada perdida, con una mueca de enojo en sus labios. Volvió a suspirar. Tantas cosas habían ocurrido en tan pocos días que parecía una locura. No creía que ser liberada desencadenaría estos sucesos ya vividos. 

Mientras tanto, en la cabeza de Toshiro estaba presente su amiga de la infancia. Poco había descubierto mientras investigaba la desaparición de Hinamori, pero algo de información logró arrebatarle de los labios al capitán Kurotsuchi. ¿Cómo? Con los encantos del soborno.

Se sintió observado por unos cuantos segundos, cosa que logró captar su atención. Ahora estaba totalmente concentrado en Natsuki.

Cuando se dio cuenta que Toshiro le estaba observando los nervios la invadieron por completo, mas no podía apartar su mirada.

Toshiro se dio cuenta de eso, y por ende la expresión en su rostro se suavizó.

Rukia, quien observaba el espectáculo, no pudo evitar sonreír. Le dio un pequeño codazo a Ichigo (quien aún estaba discutiendo con Yoruichi) para que también observara. Así también llamó la atención de la morena. Al principio no entendieron, pero al ver a ambos capitanes sin poder observar a otro lado que no sea el uno al otro captaron. Una sonrisa maliciosa apareció en ambos

Entre los tres se dedicaron miradas cómplices, y sabiendo que todos pensaban lo mismo asintieron. De un segundo a otro usaron el famoso shunpo para desaparecer del sector y así darles un poco más de privacidad.

Natsuki quiso dar el primer paso, literalmente, por ende se acercó lentamente donde el peliblanco hasta el punto de estar a un metro de distancia. Toshiro se mantuvo inmóvil, solo viendo a la pelinegra cada vez más cerca, y al tenerla frente a frente miró hacia otro lado, cruzándose de brazos. La chica alzó una ceja.

La nueva capitana (Toshiro Hitsugaya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora