Capítulo 5. La misión.

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Ni uno de los dos muchachos se movía, estaban tan nerviosos por la cercanía del otro que sus músculos no respondían, sin mencionar que ambos estaban levemente sonrojados.

La teniente Rangiku veía la escena con una gran sonrisa en su cara, muy entretenida.

—Nadie puede negar que entre éstos dos ocurrirá algo más adelante —aseguró en su mente.

Se quedó pensando por un momento, hasta que decidió sacar disimuladamente una foto con su celular a este lindo momento, ya que no sabría si alguno parecido ocurriría. Y así lo hizo, sin que los shinigamis se inmutaran.

Pero todo fue interrumpido por el sonido de un gran portazo proveniente de la entrada de la oficina.

—¡Natsuki-sama!, tengo algo que decirle —comenzó a decir un alterado Rikuto, entrando a la oficina—, urgen... te... men... te... —Pero la última palabra cada vez la decía más despacio, confundido, y avergonzado a la vez.

Los dos capitanes se separaron de golpe, aún cómo unos tomates.

—Dime Rikuto, ¿qué ocurre? —preguntó aún nerviosa Natsuki, caminando hacia su tercer al mando, dirigiendo toda su atención a éste.

Hitsugaya solo se quedó en su lugar, con la cabeza hacia abajo, maldiciendo en su mente a la persona que interrumpió ése muy tierno momento. Ni él ni ella podían ocultar que se sentían muy bien con la compañía ajena. Sí, aunque sólo llevaran unas pocas horas de conocerse. ¿Alguna vez escucharon sobre el amor a primera vista?

—Verá, Natsuki-sama, me llegó un mensaje del capitán general para usted —dijo, en un murmuro.

La chica iba a hablar, pero como si leyera sus pensamientos, le respondió al instante.

—No me pregunte por qué me lo mando a mi y no a usted, yo tampoco lo sé —respondió al instante, alzando un poco su voz.

—¿Qué decía el mensaje? —preguntó Natsuki.

—La necesita en el primer escuadrón. Eso fue todo lo que se me hizo saber —dijo, pronunciando el mensaje que estaba en su mente.

—Ya veo. Iré de inmediato. Rikuto, por favor dile a Hikari que termine esa columna de papeles que yo no alcancé a terminar.

—Creo que sobramos aquí, capitán  —susurró Matsumoto a Hitsugaya, observando a los otros shinigamis

Éste solo escuchaba lo que los otros decían.

—Lo haré de inmediato, Natsuki-sama —dijo, haciendo una pequeña reverencia y saliendo para buscar a Hikari.

—Conociéndola, le gustaría que le deje más que ese trabajo —susurró para sí misma, pero los otros dos la escucharon.

—Aprende de ella, Matsumoto —regaño en un susurro su capitán.

—Una cosa es que me pida hacerlos, ahora, que me gusten es otra cosa —dijo con una mueca de asco, alzando ambos hombros.

—Lo siento, Rangiku, Tōshirō, pero me tengo que ir, luego nos vemos —se despidió Natsuki, mirándolos de frente.

Se dio media vuelta, y se dispuso a salir.

—¡Espera, Natsuki-san! —dijo Rangiku, logrando que se detuviera.

—¿Qué querrá hacer ahora? —se preguntó en un pensamiento Tōshirō.

—¿Qué pasa Rangiku? Tengo prisa —reclamó un poco nerviosa.

—Me gustaría conocerte mejor, y que podamos salir y hablar. También me gustaría mostrarte el SeiReiTei y a otros amigos —pidió, sonriéndole.

La nueva capitana (Toshiro Hitsugaya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora