Capítulo 9. Doble confusión.

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—La capitana está bien, sólo está inconsciente, nada más —les informó a la teniente y al tercer al mando una shinigami, la cuál estaba atendiendo a Natsuki.

—Muchas gracias por tomarse las molestias de atender a la capitana —agradeció Hikari—. Puede retirarse.

—Con permiso, teniente, tercer oficial.

Después de realizar una corta reverencia, salió de la habitación.

Rikuto soltó un gran bostezo.

—¿Qué hora es? —preguntó a su superior, frotándose un ojo con su diestra.

—Las... dos con veinticinco minutos de la madrugada —respondió Hikari, observando el reloj que colgaba de una pared.

—Qué tarde. Yo ya me voy a dormir, teniente. Usted también debería, tenemos mucho trabajo que hacer, y recuerde que la capitana no va a estar —dijo Rikuto, ya en el borde de la puerta.

—Sí Rikuto, lo sé. Puedes irte, yo iré a descansar luego —afirmó, dándole la espalda.

—Está bien. Buenas noches Teniente.

Y así, salió de la sala, cerrando la puerta.

—Buenas noches... Rikuto —dijo a la nada, dirigiendo su mirada a la ventana, en donde se podía ver la luna llena, luego observó a Natsuki—. Natsuki-sama... descanse.

Sabiendo que no iba a obtener respuesta alguna, abandonó la habitación, cerrando la puerta con cuidado.

🔥❄️

—¿Entendido capitana Iwakura? —preguntó Yamamoto, frente a Natsuki.

—Sí, Yamamoto-san —respondió Natsuki, desanimada.

—Muy bien. Entonces, ya puede ir al mundo de los vivos —informó retirándose de su propia oficina.

La capitana partió hacia el Rukongai, el cuál la llevaría a su destino.

—Natsuki —la llamó una voz muy conocida para la azabache.

—¿Tōshirō? ¿Qué hace aquí? —pensó, girándose para quedar cara a cara con el capitán.

Y notó que estaba serio. Demasiado.

—¿Tōshirō...? —preguntó levantando una ceja, bastante confundida—. ¿Qué hace acá? El no sabe que me voy por un tiempo... Se supone que luego se le informará aquello...

—Sí Natsuki, soy yo —dijo, con un tono más frío de lo normal.

—¿Y ahora qué le pasa? —preguntó en sus pensamientos, frunciendo con levedad el entrecejo—. ¿Qué necesitas? —habló fría, imitando al contrario.

—Tengo que hablar contigo sobre lo de ayer —dijo sin mover músculo alguno, manteniéndose inexpresivo.

—Ah, ¿sí? Dime —desvió su mirada, sin mantener contacto visual con el albino.

—Mira, todo lo que ocurrió ayer, fue solo un impulso mío, nada más. Así que olvídate de todo lo que pasó, ¿entendido? —Volvió a hablar de manera fría.

Aquellas palabras, junto al comportamiento del muchacho, hirieron internamente a la capitana. Devolvió su mirada al ajeno, con los ojos cómo platos por la sorpresa.

—¿Qué...?

Trataba de hablar, con las manos temblorosas.

—Lo que pasó fue solo un impulso, ya te dije. Siéndote franco, no me interesas en lo absoluto —dijo, sin cambiar el tono de habla.

La nueva capitana (Toshiro Hitsugaya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora