3. Bandita🐾

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Hoseok había bajado su tono de piel hasta ponerse completamente blanco, sintiendo un escalofrío por el miedo y por el nerviosismo que recorría desde su cabeza hasta los pies, analizando la escena mil veces más en su mente.
La situación estaba así, un chico, de una edad aproximada de diecisiete a veinte años, se encontraba en el piso, a un lado de unos vasos de vidrio rotos esparcidos por la cocina, oh, cierto, por poco se le olvida recalcar, estaba desnudo. Seok no le encontraba lógica ni explicación alguna, por lo que se había quedado helado en la misma posición, aquel pequeño observaba de un lado al otro, sin decirle nada al mayor.

— ¿Cómo llegaste aquí? — Por fin, Hoseok se animó a hablar, más bien, preguntar.

Aquel chico no respondía, solamente se miraba las manos, observando cada detalle de ellas de una manera demasiado lenta que provocaba que Hoseok comenzara a frustrarse.

— Llamaré a la policía si no me dices que estás haciendo aquí y porqué estás desnudo. — Su mano se formó en puño, esperando cualquier momento para golpearlo.

— Tú me trajiste aquí... — El caucásico que estaba en el piso por fin le había mirado.

— Yo no te traje aquí, ni siquiera sé quién eres.

— Me ayudaste, me habían lastimado.

La mente de Hoseok comenzó a armar la historia al igual que un rompecabezas, que no tenia ni principio ni fin, pero ahora todo tenía más lógica para el.

— No, yo traje a un gato, no a ti. — Entonces dio "click" su historia, cuando vio la cabellera del chico, era rosa, del mismo tono que el pelaje del minino que había rescatado.

Negó ligeramente, tratando de negar la realidad, nunca en su vida había visto si quiera a alguna persona poder convertirse en animal, entonces vio el reloj de la pared, marcaba las 9:30 pm, seguro aún estaba adormilado o incluso alucinando.

— Esto es un sueño, ¿Verdad? — Soltó una ligera risa, bastante incrédulo. — ¿Eres el gato con botas?

— ¿Qué? — Recargó su mano sobre el piso e intentó levantarse, pero sintió algo filoso clavarse en su piel, soltando un quejido de inmediato.

Hoseok, por inercia, se acercó a él rápidamente, bajando hasta quedar frente a él, tomando su mano cuidadosamente para quitarle aquellos pequeños pedazos de vidrio apenas incrustados en la palma, tan sólo unas gotas de sangre se hicieron presente, efectivamente, el mayor comenzaba a entrar en pánico, recordando el porqué no había decidido estudiar medicina, podría desmayarse en cualquier momento.
Fue en busca de alguna bandita, además de un poco de alcohol para desinfectar la herida.

— No te muevas, quédate ahí. — Advirtió, entrando a la habitación, con rapidez buscó aquellas cosas.

Al momento de regresar, ya estaba humedeciendo el algodón con alcohol, para llegar y desinfectar de inmediato, un pequeño grito se hizo presente, pero para su suerte la sangre había parado de salir, cuidadosamente puso la bandita para después subir su mirada.

— Ven, necesito limpiar esto y darte un poco de ropa.

El mayor intentó ponerlo de pie, pero sus piernas aún eran demasiado torpes, por lo que tuvo que cargarlo en sus brazos, al igual que un bebé, lo llevó a su habitación para poder posarlo en la cama, no se iba a dar el lujo de analizar su cuerpo desnudo, no sentía que fuera lo correcto en ese momento, por lo que se volteó hacia su closet, buscando un par de prendas que prestarle.
Le dio una camisa, un bóxer y un pantalón, pero obviamente, aquel minino nunca había usado ropa, por lo que no supo qué hacer con esos pedazos de tela.

— Espera, te ayudaré.

Seok sentía que vestía a un pequeño niño, pues aquel seguía sus indicaciones, fue entonces que al momento de ponerle la playera, ambas miradas se cruzaron, poniendo nervioso al mayor, su rostro era angelical, sus ojos transmitían tanto y a la vez nada, sus labios rojizos y bastante pronunciados, resaltando demasiado pero encajando perfectamente, por alguna extraña razón, su corazón latía aún más rápido de lo normal, hasta que el menor optó por hablar.

— ¿Me vas a regalar? — Preguntó fríamente, lucía molesto, o hasta cierto punto, herido.

— ¿Qué? ¿Por qué lo dices?

— Lo escuché, seguro me vas a tirar en la calle donde me encontraste. — Su expresión cambió por completo, podría jurar que en cualquier momento comenzaría a llorar.

— Espera, no, es solo que, no tengo espacio para ti, ni puedo cuidarte.

— ¿Soy un estorbo? — El menor hacía preguntas demasiado directas.

— No dije eso, puedo cuidarte hasta conseguirte un nuevo hogar, pero nunca te abandonaría, me rompería el corazón.

— ¿Se puede romper?

— No literalmente, hablo de que... — Soltó un suspiro, subiendo la palma de su mano para acariciar su mejilla, aquella piel de porcelana era tan suave.— No te abandonaré, ¿está bien?

Aquel chico se limitó a asentir con la cabeza, buscando más la mano ajena para que sus caricias continuaran, cerró los ojos mientras frotaba su mejilla contra su palma.

— Debo ir a limpiar la cocina, espera aquí. — Dio una última caricia antes de separarse.

Fue nuevamente a la cocina, para poder barrer el piso y recoger los pedazos de vidrio, mientras que en su mente trataba de encontrar las mejores opciones para darle un nuevo hogar a aquel minino aparentemente híbrido. Efectivamente, no podía quedárselo, no iba a quedárselo pero no iba a simplemente abandonarlo como un inhumano, la opción más viable era esperar, al menos hasta mañana, ya que en ese momento se estaba quedando sin ideas.

Al regresar a la habitación, el chico ya estaba dormido sobre su cama, Hoseok soltó un suspiro, no podía despertarlo y simplemente correrlo, por lo que tomó una cobija para taparlo pues, parecía tener frío.

Tomó una almohada y una cobija para poder irse a dormir al sofá, mañana sería otro día, su mente estaba agotada de tantas sorpresas en un mismo día, se suponía que era su día de descanso, nunca había tenido tantas emociones.
Hoseok cayó rendido sobre el sofá, tan sólo con recostarse tuvo suficiente para caer dormido sobre el.

Cat |2Won|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora