Dicho y hecho, Hoseok siguió comiendo, viendo como el menor se marchaba del lugar.
— Deberías ir con el, ya es tarde. — Minhyuk comentó, con miedo de decir algo que pudiese arruinar aún más la situación.
— El sabe cómo llegar al departamento, no le va a pasar nada malo. — Dio otro bocado a la comida.
— Pero, Hoseok...
— Minhyuk, solo sigue comiendo, luego hablaré con el, entiendo que te preocupes, pero así es el, parece un niño pequeño.
— ¿Cuántos años tiene?
— Yo... no lo sé.
— ¿Cuando nació? — Frunció el ceño, confundido.
— Uhm, no lo sé.
— ¿Conoces a sus amigos?
— No.
— ¿Y su familia?
— No tiene familia... — Un amargo sabor se hizo presente mientras comía un poco de carne.— ¿Qué tiene eso que ver?
— Tal vez, solo tal vez, se siente solo, es posesivo, siento su rechazo desde que me mira, ¿te has dado cuenta?
— Son solo niñerías.
— Hoseok. — Alzó un poco más su voz para obtener la atención del mayor, pues este seguía comiendo sin siquiera mirarle.— Hablo en serio.
— Está bien, solucionaré las cosas después.
— No después, ahora, ve con el.
La mirada de ambos por fin se encontraron, por primera vez no veía la alegre sonrisa de Minhyuk, más bien, mostraba un rostro preocupado, que transmitía angustia.
— Eres muy tierno.
— No lo soy. — Rió un tanto avergonzado.
— Gracias por preocuparte. — Sacó su cartera para dejar un par de billetes con los cuales pudiese cubrir la cuenta.— Salimos después, ¿te parece? — Mientras le daba los billetes, acarició el dorso de su mano.
— Claro que si, me encanta salir contigo.
— Me mandas mensaje para avisarme cuando regreses a tu departamento.
— Anda, ya ve con el. — Por fin, mostró su sonrisa tan característica de él, iluminando la existencia de cualquiera.
— Nos vemos.
Sin más palabras que decir, Hoseok ya caminaba hacia la salida, reflexionando el porqué nunca se había dado el tiempo de hablar con el minino, de conocerle un poco más a fondo, ni siquiera su cumpleaños sabía, se golpeaba una y mil veces mentalmente, por lo torpe que era, tan solo ese día ya se habían peleado dos veces.
Al llegar al departamento, se encontró a Hyungwon recostado sobre el sillón, con el televisor prendido, le miró enseguida y pudo notar los ojos brillosos, indicando claramente un par de lágrimas amenazando por salir.
