— Se puede ver detalladamente en la foto, están abrazados. — Mostraba su celular, señalando a aquellas dos personas de la imagen.
— No puede ser cierto. — Tal vez la negación es el primer paso, pues él realmente deseaba que fuese una mentira.
— Son novios, yo los vi con mis propios ojos.
— Necesito hablar con el, debe darme una explicación.
— No hay nada que explicar, hay pruebas de lo que estaban haciendo.
— Aún así, tengo que pensar las cosas, por favor, ¿podrías dejarme solo un momento?
— Claro que si jefe, pero por favor piénselo bien, es inaceptable para la empresa este tipo de relaciones.
Kihyun salió victorioso de aquella oficina, orgulloso por lo que había hecho, como si fuese una simple broma pesada o tal vez un juego que pudiese tomarse a la ligera, pero no, el sabía a la perfección lo que podía ocasionar y era su principal objetivo, tal vez los despedirían a los dos, tal vez solo a uno, le puso la soga al cuello a su propio amigo solamente por sus celos que no pudo controlar, exacto, eso había hecho Yoo Kihyun.
— Señorita Dasom, — Se escuchó la voz rasposa del jefe a través del teléfono que conectaba directamente con el pequeño cubículo que tenía su secretaria que llevaba por nombre Dasom.— por favor llame a Hyunwoo a mi oficina, dígale que es urgente.
Y así fue, la chica no perdería tiempo, ella sobresale por ser eficiente, además de ser impecable en sus actividades, no por nada era la mano derecha, confidente y la más cercana al jefe.
Sus tacones sonaban por cada departamento, sin duda su personalidad es encantadora, todos los trabajadores son cercanos a ella, tiene bastantes amigos pero al cruzar la puerta en el edificio y comenzar su horario laboral, no cruzaba los asuntos amistosos, prácticamente era otra persona, y cuando caminaba con tal rapidez sabían que alguien estaba en problemas.
Todos volvían a sus restiradores para seguir dibujando, tratando de ocultarse o tal vez deseando que la tierra los tragara para no ser aquella persona que estaba buscando el verdugo, que no vestía una toga negra, más bien un vestido azul, entallado a la perfección, pero siempre como una dama.
— Son Hyunwoo. — Llamó por su nombre a aquel chico que estaba con la mirada perdida hacia la ventana.— acompáñeme a la oficina principal, por favor. — Sus labios rosa pastel hicieron una mueca antes de girar 180º para volver por donde vino.
Hyunwoo miró para todos lados, sus nervios se incrementaron, contaban las malas lenguas que cuando tu nombre era voceado por Dasom significa un despido seguro, el jefe no era de llamar a sus trabajadores para preguntar por su día y mucho menos un aumento.
Era más que obvio que el miedo se apoderó de aquel chico de un metro, ochenta y tres centímetros, mientras seguía aquellos par de tacones, trató de recordar cada cosa que había hecho, memorizando si había cometido algún error, pero nada le venía a la mente.
— Adelante por favor. — Señaló la chica, con sus delicadas manos, mostrando la entrada a la oficina, exacto, la entrada al infierno.
Dio un suspiro, sabía que sería su último día ahí.
— Gracias. — Hizo una corta reverencia antes de entrar al lugar.
