Se levantó con un ligero dolor de cabeza, aquella desvelada no le había dejado nada bien, no era cruda ya que él ni siquiera había tomado más de una botella de cerveza, era sábado a las 9:40 am, Hoseok nunca se había levantado a esa hora incluso en sábado el siempre madrugaba.
Tenía jaqueca, la cual según él estaba confundiendo con cruda por haber tomado el día anterior, su cabeza punzaba por la luz del día, sus ojos no se podían abrir correctamente, se dirigió hacia el baño para poder lavar su cara, tratando de deshacerse de esa mala sensación de cansancio y pesadez.
Caminó con lentitud a fuera de su habitación, observó un poco el lugar, sin recordar exactamente el porqué había puesto un cojín en el suelo, fue en dirección a la cocina para desayunar algo. El nunca se preparaba nada elaborado ni un desayuno completo, esta vez su rico almuerzo fue un cereal en un tazón bastante grande, ya que él era de buen estómago, comía realmente bien.
Aún se encontraba cansado, sus hombros dolían, al parecer había dormido en una mala posición ya que sentía incomodidad desde su cuello hasta su hombro.
Cualquier chico normal, aprovecharía el sábado para salir con sus amigos, visitar a su familia, tener alguna cita o incluso solamente salir a pasear, pero Hoseok no hacía nada de eso desde hace mucho tiempo, sus ganas se habían apagado, al parecer solamente tenía la idea de trabajar hasta envejecer y luego simplemente optar por la eutanasia.
Se sentó en su sillón para poder ver el televisor, pasando canal por canal sin encontrar nada entretenido con lo cual distraerse o algo que llamara su atención.
Entonces, a su mente vino la memoria de que había traído un gato a su departamento, asustándose enseguida por no haberlo visto al entrar a la sala, rápidamente con la mirada comenzó a buscarlo sin tener éxito, se puso de pie para comenzar a buscarlo, ¿Acaso ya tan rápido lo había abandonado? No le sorprendería que ya hubiera huido.
Comenzó su búsqueda a lo alrededor de la habitación, entre los cojines, entre los muebles, debajo de los sillones, quedándose sin opciones para seguir buscando, la preocupación comenzaba a aumentar, e incluso se sentía algo triste.
La siguiente habitación fue el baño, regadera, detrás de la taza, incluso en el lavamanos y entre las toallas, nada, no estaba.
Sin más, se dirigió hacia su habitación, buscando en cada rincón, en su closet, su librero, su pequeña mesa de noche, rápidamente dio un vistazo bajo la cama, eureka.
Ahí se encontraba el pequeño gato, arrinconado contra la pared, temblando tal vez por miedo o por frío, de inmediato a Hoseok se le rompió el corazón, hizo un pequeño ruido para despertarlo, el chico no cabía debajo de la cama por lo que comenzó a llamarlo para que él saliera por si solo, pero el gato no se movía.
— Ven gatito, no te haré daño. — Comenzó a jugar con sus dedos para llamar su atención. — Por favor, sal de ahí.
Hablaba como si el gato fuera a entender lo que decía, incluso llamaba a él con el típico "Shshsh" que le hacen a los gatos.
El pequeño solamente le miraba, aún algo asustado sin intenciones de moverse.
— ¿Tienes hambre?, te compraré algo de comida, pero sal de ahí, por favor.
Solo así, el gato comenzó a moverse, como si se hubieran comunicado de alguna forma para entenderse, se dirigió hacia el mayor, entonces se dio cuenta que tenía la pata trasera algo sensible, pues no caminaba correctamente, lo recostó sobre la cama comenzando a acariciarle para qué se pusiera más cómodo, su pelaje era realmente suave, el gato se removía sobre la cama, disfrutando sus caricias, lucia bastante cómodo cuando le acariciaban, lo cual hizo que Hoseok mostrara una sonrisa.
Sin darse cuenta, dio un pequeño golpe sobre su pata lastimada, por lo que el gato soltó un chillido enseguida, alarmando al mayor.
