Kate Sprayberry, siempre pensó que no tenía nada de especial, vivía en un viejo edificio en Queen, iba a una escuela pública y tomaba el metro como cualquier otra persona, pero luego de que el vagón del metro donde viajaba hubiera quedado en medio d...
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Palacio de Asgard.
1810.
- Un poder como el de ella no merece ser desperdiciado –murmuro Dolver, el consejero de Odín.
El consejero se encontraba parado en un escalón más debajo de la presencia de Odín.
- Mi hija no será un arma para la guerra –dijo Odín con voz determinante.
- ¡No puedes simplemente desperdiciarlo! ¡Sigel no hubiera querido eso!
Estaba frente al gran señor de Asgard, enfrentándolo y sabía que eso no muchas veces alguien podía hacerlo, porque aquel que retara a Odín, vería la muerte frente a sus ojos.
- ¡Es una niña!
Dolver golpeo el mango de su lanza contra el suelo en señal de inconformidad y se giro planeando algo que hacer con la consentida de Odín.
En medio de las telas que adornaban el gran salón, una pequeña niña de ojos claros salió a paso lento e inseguro hasta subir al trono donde su padre estaba sentado.
- ¿Por qué él no me quiere, padre? –murmuro la niña de 10 años.
Odin suavizo su mirada al ver la mirada de miedo de su hija pequeña, sujeto a su niña para sentarla en su regazo.
- ¿Quién no querría a mi sol? –pregunto él acariciando la mejilla de la niña.- eres la niña más linda de Asgard, serás una increíble mujer porque tienes el corazón más grande que he visto.
La niña sonrió ante las palabras de su padre y lo abrazo. Odín soltó un suspiro abrazando a la niña contra él, inhalando su aroma, sintiendo su calor.
En la noche, cuando todo Asgard estaba durmiendo en el puente de bifrost los gobernantes de Asgard llevaban de la mano a la princesa Kaisel. Junto a ella estaba su hermano mayor Thor y su medio hermano Loki, quienes se mantenían en silencio, aguantando las ganas de llorar al ver partir a la su hermana menor.
