XXXIV: Tierno y sexy.

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- ¿Desde hace cuanto se conocen? –pregunto Stark sentándose frente a nosotros.

Dejamos de hablar con Peter y lo mire confundida pero lo conocía perfectamente para saber que esa pregunta lo había puesto nervioso, aunque no sabía porque.

- ¿Por qué preguntas?

- Simple curiosidad –se encogió en hombros mirando directamente a Peter.

- Bien, ¿Qué se traen ustedes dos? –pregunte cruzándome en hombros, ambos hombres me miraron sorprendidos.- no dejan de mirarse como si se hubieran copiado en un examen.

- No... no, es nada, Kate.

- Dímelo a los ojos, Parker –ordene desafiante.

Stark miro el reloj en su muñeca avisando que estábamos por llegar, se coloco de pie y nuestros acompañantes empezaron a alistarse.

- Ni creas que te has librado de mí.

- Vamos, Kate, no oculto nada... -se levanto y extendió su mano en mi dirección.- de seguro, el señor Stark, se refería a lo de la pasantía.

Tenía en cierta parte razón, de seguro Stark se refería a eso pero la manera en que se miraban decía otra cosa, como si ocultaran un secreto pero mirarlo ante mí con su sonrisa ladina, su suéter verde y sus ojos de cordero, me hacia olvidar de todos los interrogantes.

Maldición, ¿Cómo lograba hacerme eso? Peter Parker a pesar de todo, lograba siempre salirse con la suya. No importaba si estaba muy enojada con él o si quería estaba triste, sonría y era como si en el cielo lo iluminara haciéndome olvidar todos los problemas. Eso fue lo que paso en los minutos que nos llevo llegar a América en la nave de los vengadores, nos pedimos perdón arreglando primero el asunto de mi madre, luego el cautiverio de Andrew y por ultimo su maldita muerte falsa que casi me da un infarto.

Ahora que lo pensaba, sabía que no podía resistir su muerte. Había perdido la cabeza, había sentido como todo se me había ido abajo, era un sentimiento tan feo que me estremecía en lo que me había convertido, estuve por asesinar a Stark y estaba segura que había otras personas que habían salido heridas por mi enojo. De solo volver a pensar en su muerte se me hacia un nudo en el estomago y mi corazón se aceleraba, lo quería tanto que no soportaría perderlo de verdad.

Golden Sun: FIRE LINE ❖ PETER PARKERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora