Kate Sprayberry, siempre pensó que no tenía nada de especial, vivía en un viejo edificio en Queen, iba a una escuela pública y tomaba el metro como cualquier otra persona, pero luego de que el vagón del metro donde viajaba hubiera quedado en medio d...
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Camine hasta el auto aparcado en la calle y antes de entrar me fije que nadie estuviera viendo.
- ¿Qué hay simios? –salude al estar en el auto.- Y Clark.
Mire a mi acompañante a mi lado izquierdo y le sonreí inocente en cuanto él me vio, sus enormes ojos azules me vieron nervioso antes de volver a su celular.
Ethan puso en marcha el auto.
- Hola, Kate –respondió Clark desde el asiento del copiloto.
- Llegas tarde, ¿Qué paso? –pregunto serio Ethan y rodee los ojos.
Tuve que dejar a Maya con los Parker porque Stella no había dado señal de estar viva y siendo sincera, en el fondo me gustaba que se mantuviera así. El apartamento a pesar de no ser tan cómodo permanecía en silencio y eso me gustaba, no había colillas de cigarrillo en el suelo o botellas de licor arrumadas en la cocina, de hecho, hoy después de hacerle aseo al apartamento tenía otra cara, una que a Maya le había gustado porque corría por todo el apartamento.
Mi excusa fue que Stella necesitaba mi ayuda en New jersey con algo de "mi padre" y no podía hacerlo sola. Llevar a Maya significaba mal viaje y más tiempo perdido.
Era una buena mentirosa porque tanto Peter como May, creyeron mi historia.
- Tengo una vida, ¿de acuerdo? –respondí acomodándome en si sitio.- que tu lleves a tu hermano a todos tus actos criminales no significa que yo también lo haga.
Logan levanto un momento su mirada para verme divertido y le devolví la sonrisa.
- Deja de coquetear con mi hermano, tiene solo 14 –murmuro molesto Ethan y con Logan nos vimos cómplices.
- Que sea más atractivo que tu, no significa que sientas celos –me acerque a él y puse mi mano sobre su hombro.- algún día llegara una retrasada a darte todo lo que necesitas.
- Eres tan irritante –espeto viendo un momento para luego volver a mirar el camino.
Volví a mi lugar.- Lo sé, me lo dicen mucho.
***
Cuando terminaron de explicarme el plan de esta noche, suspire cansada de tanta información por procesar y mire el cielo estrellado por la ventana.
- Si hay alguien realmente allá, te pido que me ayudes a no salir muerta de esta –pedí con angustia ya que el plan era realmente arriesgado.
Y no solo porque nos tuviéramos que tirar de helicóptero para aterrizar a la suerte en un rascacielos, sino en la parte donde toda la responsabilidad recaía en mi en el momento en el que tenía que meterme en la bóveda donde guardaban material peligroso y sacar las capsulas de vibranium que allí había.
- ¿Tienes miedo? –la voz de Clark me asusto un poco pero trate de disimularlo con una sonrisa.
- Solo un poco tensa.
Clark era una chica bastante intimidante pero con el grupo, mostraba algunas veces su lado humano o bueno, al menos eso miraba yo. Tenía 23 y era buena con las armas y la estrategia, estuvo a punto de ingresar en el ejército pero decidió no hacerlo, dice que la vida del otro lado de la línea era más interesante y no quería pelear por otros.
Si, aunque suene increíble, ella fue conmigo a comprar algo de ropa para hoy, la convencí en cuanto dije que iríamos a comer después.
Ella es callada pero tiene una voz de la razón bastante convincente, solo que conmigo no funciona porque muchas veces me ha tratado de convencerme de que le diga todo a Peter.
Ya vemos el resultado.
- El jefe esta aquí, no digas alguna estupidez, ¿quieres? –aviso y pidió con una mueca en el rostro que me decía que si lo hacía, ella me golpearía.
- Tranquila, Clark, me morderé la lengua.
Caminos junto a los demás hacia la camioneta que se había estacionado en el centro de la bodega abandonada. Éramos solo dos mujeres y era inquietante tener que ver a hombres de dos metros que me aplastarían en un segundo.
- ¡Ethan! ¿Cómo van las cosas? –escuche la voz de un hombre y luego la respuesta de Ethan.
Como dije, hay hombres de dos metros que en este preciso momento me tapan con su altura y solo podía escuchar su conversación.
- Que bien, quiero que lo de hoy salga muy bien, no quiero errores, sabes que lo odio.
- Claro, señor, nuestra arma secreta esta lista... ¡Katherine!
Abrí los ojos angustiada y todos me miraron serios. A estos hombres les hacía falta una conversación conmigo.
- Bien, soy yo –me abrí paso y cuando ya estuve en el claro, me acerque al hombre que estaba de espaldas.
- Señor, ella es Katherine, nuestra chica –me presento Ethan.
El hombre dejo de mirar a Ethan para pasar a mirarme a mí en cuanto estuve frente a él, pude distinguir un rastro de impresión en sus ojos claro pero me mantuve firme, no quería mostrar debilidad.
- Hola –dije y mire de soslayo a Ethan quien también esperaba una respuesta.
El hombre sacudió la cabeza y extendió su mano, a la cual respondí gustosa.
- Andrew, me han hablado mucho de ti.
- Espero que cosas buenas, al simio este le gusta hacerme quedar mal –Ethan piso disimuladamente mi pie.- digo, el encanto de chico junto a mí.
Sonreí y extrañamente él sonrió también, Ethan me miro un momento impresionado y luego sonrió.
Tal parecía que hacer sonreír a aquel hombre de ojos claros era un reto, pero yo lo había hecho en menos de nada.
Eres un genio, Kate.
Clark en multimedia.
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