XXXIII: Ojos.

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Vi sus ojos cristalizados, me miraban suplicantes, me pedía a gritos que lo ayudara pero no había nada que hacer, lo apreté mas contra mi pecho mientras lloraba, no podía hacer nada, su herida era de esas que no podías sanar con un poco de amor.

Horas antes.

Pensar en todo lo que he vivido en las últimas horas me provocaba de cierta manera pánico, había entrado en un estado de locura, había querido asesinar a Tony, a Stella y a todo aquel que quiso atravesarse en mi camino.

¿En qué clase de monstruo me había convertido?

Mis manos temblaban y quería llorar hasta quedarme sin liquido en el cuerpo porque a pesar de todo, Peter seguía estando muerto. Todo había sido mi culpa.

- Kate... -hablo Stark colocando su mano sobre mi hombro.

Levante la mirada del suelo, lucia mal, tenia algunos golpes en el rostro y sangre, sabia de por sí que eso también era mi culpa.

- Lo siento... -murmure con la voz quebrada y me atraje mis piernas contra mi pecho.

- Yo soy el que te tiene que pedir perdón –soltó un suspiro sentándose a mi lado.- Candy, perdóname por no decirte nada...

Estaba recostada en un árbol, bajo el cielo nublado y con varios pares de ojos sobre mí.

- Simplemente no sabía lo que tu madre había planeado –añadió.- quiero que sepas que puedes contar conmigo.

Asentí aguantando las ganas de llorar y pase mis manos por mi rostro. Debía lucir fatal, no recordaba cuantos días llevaba allí y empezaba a oler mal, además de que mi ropa estaba manchada de sangre de Peter y mía.

- ¿Dónde está?

Baje las manos levantando la mirada viendo a todos lados asustada y luego me levante de golpe asustando a Tony en el trayecto.

- ¿Kate?

Mi respiración se acelero cuando lo vi a escasos metros de mí apoyándose en Ethan. Tenía sangre en el pecho, lucia cansado y tenía el rostro sucio. Sin pensarlo dos veces corrí hasta él y lo abrace, deseando que no fuera una mala jugada de mi mente.

Esta vez, me permití llorar de alegría.

- ¿Cómo es que...? –pregunte separándome y viéndolo de arriba abajo.

- Stella, ella dijo que era mejor que me vieras morir.

- Enserio pensé que habías muerto –solloce y él limpio mis mejillas.- no puedo ni pensar que le diría a May cuando volviera a casa sin ti.

- Estoy bien –murmuro sujetando mi rostro.- ellos nos ayudaron a salir.

Lo abrace de nuevo sin importarme que nos estuvieran viendo.

- Por favor, no me vuelvas a dar otro susto de esos.

Él asintió sobre mi hombro, bese su mejilla tratando de limpiar la tierra de su rostro. Observe aquellos ojos cafés que me volvían loca mientras él tenía sus manos sobre mi cintura. Me separe de él porque soltó un quejido.

- Tiene una costilla rota, si sigue así puede que le perfore el pulmón –hablo por primera vez Ethan. Me gire a verlo.- debe ir urgente a un hospital.

Asentí y me acerque a él a darle un abrazo.

- Gracias.

- Todo por ti, cielo.

Suspire aliviada de tenerlo conmigo y bese su mejilla. Ethan sonrió y sus ojos azules parecían brillar a pesar del cielo nublado.

Ethan Prince había llegado en un momento de desesperación, cuando estaba robando su auto. Era un día de lluvia, ese día no teníamos para comer realmente y la desesperación lleva al ser humano a hacer cosas malas, mi caso fue ese. Su auto estaba aparcado junto a la universidad del centro, había que aceptar que su auto estaba lindo y solo. Me acerque al auto cuando él entro a la universidad dejando la puerta sin seguro, había dejado su mochila con su computador y aprovechando de que no había nadie la saque pero cuando estaba cerrando la puerta, él salió de la universidad pillándome.

Fue una buena maratón hasta el metro donde me atrapo.

En cierta parte, me daba gusto tener a personas como Ethan en mi vida, a pesar de que me hubiera traído muchos problemas. Él era comprensivo y bueno, la mala persona era yo, haciéndolo quedar mal y siendo grosera pero sabía que él me quería así como era.

- Debemos irnos de aquí, Andrew puede aparecer en cualquier momento.

Peter estiro su mano cuando me separe de Ethan y gustosa la tome. Sabía que aquel descanso que estábamos teniendo no seria para siempre, Andrew había derrumbado el edificio pero eso no significaba que nos hubiéramos desecho de él, tramaba algo, eso era seguro, no debíamos confiarnos, lo sabíamos pero queríamos disfrutar de aquel momento donde todos estábamos vivos aun.

Me sentí a gusto con este momento, porque Peter estaba bien y eso era un enorme alivio, ya no me sentía tan como antes cuando me sentía perdida. Mirarlo sentado junto a mí se sentía bien, pero había algo que no me dejaba tranquila, a pesar de tenerlo junto a mi no me llenaba por completo.

No lo sabía aun pero aquellos ojos que me vieron subir a la nave voladora de los vengadores sonrientes, horas después me mirarían sin vida. 

 

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Golden Sun: FIRE LINE ❖ PETER PARKERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora