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....y me di cuenta que aunque sea amor,

No siempre significará que sea bueno.







YuJin se enamoró tiempo antes de conocer a su salvador... justo cuando la vida comenzaba a escapársele de las manos. Un par de malas decisiones la llevaron a lugares en los que jamás esperó encontrarse.

Su primer error fue creer que a sus escasos diecisiete años podría comerse al mundo entero y depender únicamente de sí misma. Vivir una vida precaria había solo consolidado sus ideales de libertad. Sin importar que dejase atrás, todo estaría mejor sin tan solo pudiese alejarse de todo lo que le hiciese daño.

No era el mejor barrio ni la mejor familia. Por las noches, su padre alcohólico regresaba ebrio a casa y como una pesadilla vuelta rutina, estampaba las puertas de la casa con fuerza, gritando improperios a los cuatro vientos y despertando a las tres mujeres que vivían con él. Su madre era la primera en salir e intentar afrontar la situación.

Con los huesos adoloridos y los golpes frescos de días atrás, caminaba como un cordero yendo directo al matadero, apretando su mandíbula para no gritar o decir algo que le fuese a irritar a su marido. Sus cabellos finos y maltratados recogidos de manera desordenada y la frente descubierta donde algunos pequeños lunares moteaban su piel.

Era en la pequeña sala donde la misma escena se recreaba una y otra vez y ella intentaba no llorar porque entonces la escucharía. Abrazaba fuertemente a su hermana menor y la protegía de toda la realidad cruel que podía llegar a afectarla.

"¡Por favor! ¡No hagas esto, por favor!"

¿Por qué todo repentinamente se volvía... tan tóxico? Se lo preguntaba frecuentemente cuando su madre lavaba la ropa de su padre con una sonrisa, cuando preparaba la cena y cocinaba lo que más le gustase a él o incluso cuando le dejaba regalos que eran abiertos al día siguiente con lagrimas de falso arrepentimiento. Todo lo que habían sido mucho tiempo atrás... era un recuerdo traslucido que se proyectaba como una película en blanco y negro en la profundidad de sus memorias.

Huyó el día que cumplió diecisiete años mientras su madre limpiaba el desastre que su padre había hecho tirando los platos con comida la comida caliente al suelo y luego vomitando sobre el mismo en fuertes arcadas que lo sofocaron durante unos buenos segundos. Ojala se hubiese muerto, fue lo que pensó mientras saltaba de la ventaba ante la mirada desconcertada de SeulGi.

No volteó ni lloró cuando corrió por las calles oscuras de aquel barrio bajo de la ciudad de Seúl. Con los ahorros y unos cuantos billetes sobrantes que había robado de los bolsillos de los pantalones de su padre compró un boleto para el próximo bus que estuviese por partir. Sin importar a donde, el plan era primero huir.

Pero el destino siguió siendo cruel con ella hasta el final.

Vivió el rechazo en carne propia, todas las vacantes de trabajo no estaban disponibles para un muchacha de aspecto harapiento, las miradas que la perseguían para juzgarla y luego olvidarla como si solo hubiese existido por unos efímeros segundos. La desesperación de no comer y soportar la lluvia implacable al intemperie la llevó a tomar decisiones aun más estúpidas. Y luego de eso... todo fue una cadena de infelicidad.

Se preguntó múltiples veces si acaso hubiese sido menos desdichada si hubiese decidido permanecer en casa... donde por lo menos su madre peinaría sus cabellos con sus dedos lastimados y ligeramente arrugados por las tareas del hogar y le mentiría prometiéndole que todo estaría mejor al día siguiente.

POISON ON THE HIPS (TaeDo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora