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El amor no corre por nuestra sangre,

huimos constantemente de él porque

se siente como una prisión; como ser quemado vivo.

Como la tortura de abrir los ojos día con día;

Y verte en el mismo punto

Haciendo cosas que jamás imaginaste.

Entonces... ¿Cómo no desear la amargura de la soledad?









Luces azules y violetas se deslizaban en distintas direcciones del escenario, apenas iluminando lo necesario mientras un cuerpo delgado y pálido se movía bajando del tubo. La inocencia de un pasado no tan lejano mezclada con aquella violenta sensación de seducción que robaba suspiros y jadeos del público presente. La gente comenzó a desembolsar los billetes con rapidez, cifras jugosas fueron entregadas a los meseros que intentaban moverse sin ponerle demasiado asunto a la atracción del momento.

Las bebidas fueron servidas por rondas, y algunos tuvieron la audacia de levantarse para intentar acercarse al bailarín, siendo interceptados por la seguridad del lugar que les dio una primera y única advertencia.

DongYoung parecía un azafrán púrpura floreciendo en medio del invierno más largo de toda su vida, con la mirada perdida en las nubes que se acumulaban sobre su cabeza. Sufriendo silenciosamente mientras cada respiro le costaba un poco más que el anterior.

Las luces se apagaron al acabar la canción y por unos cuantos segundos se sintió a salvo en medio de la oscuridad, caminando de regreso a la parte trasera del lugar. Evitó la mirada de Ten en el pasillo y la charla de Haechan en el camerino de los bailarines; se sentía repentinamente enfermo y miserable. Tal vez era porque odiaba las estaciones frías del año.

Apenas Kun lo había despertado poco antes del ocaso, el se obligó a abandonar la calidez y comodidad del pequeño despacho para dirigirse hacia el club y ahí calentó junto a Zeus en la sala de práctica, evitando las miradas lastimeras que le dedicaban. Lucía terrible, seguramente.

Haechan lo ayudó cuando llegó el momento de alistarse para salir frente a su exigente público, escondiendo la visible evidencia de una paliza que seguía fresca en su memoria. De vez en cuando sus ojos se encontraban y veía la interrogante en el rostro del contrario, pero únicamente la ignoraba y desviaba su mirada.

Y Haechan fingió que no le preocupaba.

DongYoung se sentía en paz con el silencio del exterior... era suficiente con todo el ruido de su mente; todo lo que rondaba por aquí y por allá y la mierda sin resolver en su consciencia.

Y su noche había sido como un vuelo aéreo que comienza a irse en picada y termina estrellándose en algún tipo de isla inhóspita, sin nadie más que él mismo para sobrevivir.

Deseaba dejar todo lo que fue en el pasado, no desear que las cosas fueran diferentes e imaginar un mundo donde él era igual a los demás chicos de su edad. Donde iba a la universidad, tenía un novio amoroso y que lo apoyara, un padre y una madre que se amaban entre sí y a él, un pequeño departamento compartido y tal vez algún perro suave y esponjoso que corriera a la puerta cada vez que lo escuchara llegar.

"Tu presentación ha sido muy buena, Bunny." La voz de Haechan lo sacó de sus cavilaciones, y apenas pudo sonreír decentemente mientras tomaba sus cosas para cambiarse. "Iremos a comer algo después de salir, ¿te nos unes?"

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⏰ Última actualización: Oct 28, 2019 ⏰

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POISON ON THE HIPS (TaeDo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora