Se sintió enfermo mientras desde una de las bancas en la iglesia vio a lo lejos el castaño cabello del señor Seo YoungHo y a su mujer Bae JooHyun enfundados en ropa cara y con las frentes en alto. Su madre le pellizco la pierna, viéndolo repentinamente perdido mientras el ministro hablaba sobre la sinceridad y la fidelidad.
Respiró hondo mientras sus ojos volvían a la figura del hombre en el podio. Sintió que debía salir corriendo porque había mentido en el confesionario, había mentido a su madre y a Dios. Y todo había comenzado cuando su madre había enfermado hace unos meses atrás, impidiéndole pagar las cuentas que se acumulaban lentamente.
Conoció a Seo YoungHo durante una visita al hospital, el hombre entrado en sus cuarenta era médico titular en la clínica y bastante conocido por ser eficiente en su trabajo. Su madre fue trasladada a emergencias una tarde, después de colapsar en la cocina y que el llamara para que una ambulancia acudiera a su domicilio. Era lamentablemente frágil, temblando como una delicada hoja empujada por el viento mientras permanecía parado en medio del pasillo que llevaba a la zona de emergencias, porque jamás había visto a su madre tan enferma, ni siquiera cuando su padre no apareció más.
No se dio cuenta del tiempo hasta que una mano gentil se posó en su hombro y alzó el rostro con rastro de lágrimas secas a causa de la preocupación. El rostro del hombre mostraba claramente que los años habían pasado para él, pero sus ojos seguían viéndose igual de vivaces y su sonrisa hizo que le temblaran las piernas mientras le hablaba sobre la recuperación de su madre.
DongYoung tuvo mucho miedo de si mismo mientras la piel se le erizaba con solo escucharlo, miedo porque no le pasaba con las chicas del colegio pero si con un hombre. Uno casado. Un padre de familia.
Siguió acudiendo al hospital las veces que a su madre le tocaban los chequeos, acompañándola como una simple excusa.
Una noche mientras su madre dormía profundamente, escapó por la ventana de la cocina y corrió hacia la estación escondido por las sombras de la noche, tomó el último bus que lo llevara a la siguiente ciudad y acudió a un bar del que todos sus compañeros hablaban. La música lo ensordecía y las luces brillaban ante sus ojos mientras se acercaba a la barra. Nadie dijo nada por su identificación falsa y su cara de niño, nadie dijo nada cuando pidió el trago más fuerte y lo pasó por su garganta de un sorbo. Bailó hasta que le dolieron los pies y sintió como las gotas de sudor bajaban por su espalda y como su cabello se pegaba a su frente. Salió de allí cuando el reloj marcó las tres de la mañana y el dinero comenzaba a agotársele. Caminó dos cuadras antes de que un auto negro parara a su lado, asustándolo en el acto.
La ventanilla del copiloto bajó y los ojos seductores de Seo YoungHo lo miraron durante unos segundos antes de hablar.
"¿Quieres que te lleve?" preguntó en un acto que parecía de extrema cortesía. No se preguntó que hacía el médico allí a esas horas y simplemente asintió después de estremecerse con el viento nocturno.
Claramente no llegaría tan lejos, el camino al pueblo era suficientemente largo y corría el riesgo de que los rayos del sol salieran a iluminarlo todo y su madre lo descubriera y lo obligara a ponerse de rodillas en el altar de casa.
"Si no es molestia..."
"Si fuera una molestia no te lo propondría, Kim DongYoung."
Se sonrojó mientras abría la puerta del auto y se sentaba en los cómodos asientos. El camino fue incomodo mientras tomaban la carretera que los llevaría directamente a casa. DongYoung no pudo evitar voltear a mirarlo, de perfil y con las sombras de la noche parecía incluso más atractivo y enigmático.

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POISON ON THE HIPS (TaeDo)
Fiksi Penggemar"...sobre cómo estaba destruyendo nuestra pequeña familia en pedazos. Dios no lo perdonaría, eso decían a mis espaldas. Pero cuando veía a mi madre sonreír ante mis preguntas infantiles y decir "Dios es benevolente" sentía que podía tener...