Existen personas que viven en un mundo de perdición, tú las has juzgado lo sé, pero ¿Te has puesto a pensar que los llevó a llegar a ese mundo?
Yo no soy la persona más legal del mundo pero si de algo puedes estar seguro, es que defenderé a los que...
—Anda princesa, debes comer algo, ábreme por favor.
Matt me llama desde el otro lado de la puerta, ya son las 2 de la tarde y yo no me he querido levantar de mi cama.
—Déjame Matt, estoy bien.
—Al menos dime quien es el idiota que te hizo daño para salir a buscarlo y partirle la cara. — me hace sonreír.
Abro la puerta y corro de nuevo hacia mi cama, Matt entra y se recuesta a mi lado con la vista fija en el techo.
—Viste a Daryl ¿No es así? — suspiro, él se gira para verme de frente. —¿Te hizo algo?
Desvío mi mirada de la suya, es como si tuviera a Daryl frente a mi, se parecen demasiado (claro genia, si son gemelos).
—No me hizo nada, después de todo no somos nada.
—¿Eso te dijo? —asiento.
—Lo ví besándose con... con otra.
No puedo decirle con quien después de todo la oxigenada es amiga de Matt.
—Miranda, mi hermano no es malo.
—¿En serio? ¿Y cómo le llamas a lo que me hizo?
—No es eso, simplemente que hay un motivo para que se comporte así, Daryl antes era diferente, incluso era mucho más cursi que yo.
—¿Y por qué cambió? — deja salir todo el aire retenido.
—Hagamos un trato, vamos a comer algo y ahí te cuento todo, ¿Te parece un picnic?
—Eres un tramposo, tú solo quieres que coma. — sonríe.
—Si, pero también te contaré algunas cosas, creo que es un trato justo.
—Está bien. — digo resignada.
¿Segura? Yo más bien diría curiosa por saber más de Daryl.
>¿Pero quien preparará todo?
—Pues yo, estás hablando con el mejor preparador de almuerzos de esta ciudad. — pone esa sonrisa hermosa que derrite a cualquiera, los Ortega comparten ese aire arrogante, esa seguridad que les da saber que son muy guapos y sexys, pero que no terminan por creerselo.
—Bien, voy a ducharme y vestirme, mientras preparas todo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Minutos después, nos encontramos en central park, Matt se a hecho cargo de todo, desde colocar la frazada, preparar los sándwichs. Después de devorar todo y beber un rico vino, volteo a ver a Matt.
—¿Ya me contarás?
—No se te a olvidado.
—Que creías, que por hacerme algo rico de comer me olvidaría del interrogatorio, estás muy equivocado. — sonríe.
