Su amistad había sido tiempo de años, era demasiado para que se quebrara por un malentendido, todo sería mucho más fácil si Kanade no pudiera leer los pensamientos de las personas y saber lo que va a pasar antes de que suceda; eso era aterrador, pero su vida estaba en riesgo, ¿de verdad podía pensar que podría huir?
No, no podía. Sería estúpido e irresponsable de su parte si llegaba a perder la cabeza por tonterías de si lograba disculparse sin pensar en nada malo o tonto, o si estaba pensando en joderla o no, pero... Eso era justo lo que estaba haciendo.
Adolescentes. Es más que solo estar en un rango de edad especifico y ser rebelde ante los padres, es más que tener las hormonas alborotadas y soñar con esa persona especial y ver los cuerpos de diferente manera.
Es también inseguridad, sentimentalismo, sensibilidad, decepciones, estupideces, problemas de actitud, irresponsabilidad y pese a todo lo demás, felicidad.
Shidou había tomado la responsabilidad de cuidar a su hermana menor, desde temprana edad aprendió cosas que otros niños no vivían con tanta intensidad como la preocupación, la compañía y el amor. A diferencia de otros en el orfanato, él tenía hermana y eso era más que la media, pues los demás estaban solos, compartiendo un espacio.
Cuando finalmente fue adoptado junto con su hermana, vivió su final feliz y tuvo lo que se merecía todo niño que tiene una familia y no lo desperdició. Pero no fue el final, con el tiempo fue aprendiendo que solo era el principio y parecía que la vida no era más que una serie de carreras, una después de otra, siendo el corredor y su familia siendo su equipo de apoyo, una carrera en la que no se gana ni se pierde, solo se completa.
Conociendo personas, haciendo amistades, aprendiendo cosas nuevas y sufriendo las dificultades de la escuela que siempre exigía más, y llegó hasta la preparatoria acompañado de sus dos mejores amigos: Kanade y Tonomachi.
Entonces llega un día en el que todo cambia, en el que las decisiones las hacemos nosotros mismos y tenemos que ser responsables de ello, cuando precisamente eso es lo que no nos gusta, entonces no queremos hacerlo, preferimos que otro tome la decisión por nosotros para que, por si sale mal, ya tendremos a quién culpar, porque si el culpable fuéramos nosotros, seriamos los peores jueces y lo sabemos.
Tal vez por eso es por lo que las decisiones cuesta tanto tomarlas, Shidou reflexiona sobre eso mientras está acostado en la cama, viendo el techo, recordando viejos tiempos, ya se ha decidido a encontrarse con Kanade mañana. Sigue sin saber qué decir, pero espera que todo salga bien.
«Kanade, te he conocido desde hace tanto tiempo, tú también me has conocido muy bien, sabes que no haría nada que no quisieras, sabes que... Solo quiero lo mejor para ti, porque de eso se trata la amistad, y aunque lo mejor es que tengas lo que siempre quisiste, no debe ser así. Por eso, yo voy a hacer que abras los ojos, incluso si estoy equivocado y si no estás de acuerdo, de todas formas, lo haré». Sin más, suspiró y se acomodó para cerrar los ojos y dormir finalmente.
Al siguiente día, Shidou trató de mantener la mente despejada y no pensar en el encuentro de hoy, pero fue un poco en vano; cada cierto tiempo durante sus actividades pensaba en cómo diablos iba a empezar con esa conversación, tampoco quería mencionar lo de los ángeles y mucho menos a Mukuro porque temía que no le fuera a creer o que se molestara por alguna tontería.
Pero el tiempo pasó más rápido de lo normal y las cosas sin importancia de su día a día le parecieron una pérdida de tiempo, como un tiempo libre de su verdadero objetivo de hoy.
Con ropas casuales, esperaba sentado en una silla del parque central de la ciudad, donde el pasto es brillante, familias hacen picnic y donde las hojas de los grandes árboles son mecidas por el viento.
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Este maravilloso mundo
FanfictionEste maravilloso mundo; uno con problemas normales, sin organizaciones militares en busca de espíritus, sin seres de otros universos que causen problemas, con los problemas del día a día, uno en el que Shidou Itsuka tiene una vida normal. Sí, demasi...