Capítulo 19: Falta amor

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Habían salido de la tienda de accesorios tomados de la mano, cualquiera que estuviera dando el rol por ahí, hubiera pensado que eran una joven pareja de enamorados, cosa que tal vez no estaba tan alejado de la realidad, aunque para Shidou sí era una sorpresa.

«Mukuro-san es tan linda, no debo de hacerla sentir mal de nuevo, aunque creo que me he acercado más a ella. Bien, ¡lo estoy haciendo muy bien!» Shidou se echaba ánimos solo, aunque había algo más que él no podía notar, pero al mismo tiempo, esta peculiar característica le hacía notar cosas que hace unos momentos no podía. «Mukuro-san es hermosa».

Más bien, en sus ojos no tenía intenciones de mirar a alguien que no fuera su pareja de cita y por si fuera poco, tampoco podía resaltar nada más que sus atributos, y culparse por haber desfigurado ese bello rostro en la tristeza, como si hubiera roto algo dentro de ella.

—Shidou-san —habló con una pequeña sonrisa y sin apartar la vista de su camino, pero apretó la mano del joven, quien seguía un poco sonrojado por sus acciones.

—Ah, ¿qué sucede? —preguntó un poco nervioso.

—Te agradezco mucho este presente, de verdad. Aunque no me parece muy justo, yo también debería de regalarte algo. —Shidou negó con la mano y ambos detuvieron su andar.

—No, claro que no, te lo di con mucho gusto, no hay necesidad... —Ella quedó con la boca levemente abierta, pero negó con la cabeza.

—No, no. Sé que es un regalo y no debería decir nada al respecto más que agradecer, pero tú también mereces algo lindo de mi parte, como lo que tú has hecho por mí. —Sonrió un poco y le tomó ambas manos, él se sonrojó un poco más y agachó la mirada para ver que ella tenía atrapadas sus manos, y el calor que se compartían en ese pequeño acercamiento—. Shidou-san, ¿hay algo que pueda hacer por ti? No sé qué pueda gustarte, pero puedes pedirme lo que quieras, haré todo lo que esté en mis manos, así que, por favor, estoy a tus órdenes.

Tantas cosas que podía pedirle a una chica tan linda como ella, y justo ahora ninguna se le venía a la cabeza, ni siquiera podía alzar la mirada, ella no se lo tomó a mal, de seguro Shidou estaba siendo tímido, o eso pensaba, pero la verdad era otra.

Estaba demasiado ansioso, impresionado, conmovido e incluso, un poco excitado por esa pregunta. Si fuera cualquier chico desesperado por tener novia o alguna experiencia romántica, pediría un beso o tal vez algo más, tal vez una promesa de amarse por siempre o alguna otra cursilería. O de ser un pervertido, podría pedir una noche llena de pasión, en una sencilla habitación de un hotel del amor.

Pero en su mente era otra la respuesta, algo que ni las hormonas alocadas de los jóvenes de su edad ni la ansiedad de la inexperiencia pudieron influir en sus acciones.

—¿E-Estás hablando en serio, Mukuro-san? —preguntó al alzar la mirada lentamente, como si no quisiera ver algo que le aterraba, además de que la camisa lo estaba sofocando porque empezó a sudar un poco.

—Indudablemente, Shidou-san —respondió segura de sí misma y con un poco más de fuerza, su mirada se agudizó también.

—B-Bueno, yo... yo quiero...

Dudó de seguir hablando y por un momento se quedó callado frente a una expectante Mukuro. No sabía qué pedir, ella era demasiado linda y amable, tan educada y tan sensible, no estaba en posición de pedir algo fuera de los límites de ser simplemente un conocido, aunque se habían acercado más, esto no podría ni ser llamado amistad.

—¡Un favor! —dijo finalmente y la vio a los ojos, aliviado de obtener una cuartada.

—¿Y cuál es?

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