Capítulo 9: Déjalo ir

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Ahí estaban, dos chicas disfrutando de la cálida tarde de este día, donde los árboles se mecían con la suave brisa, dando la sensación que todo estaba en paz y que uno podía estar tranquilo, ninguna de las dos esperaba más que una interrupción por parte de los muchachos que jugaban futbol.

Con el bento terminado y continuando con el tópico de videojuegos que Kurumi dejó al aire, Kaguya tomó las riendas del asunto, como solía pasar, y siguió con el tema. Después de unos minutos, lo que había iniciado con una pregunta, terminó en anécdotas "épicas" de lo que la autoproclamada aprendiz de Kurumi había logrado tras muchas horas de juego que por ningún motivo le invertía a su estudio.

En medio de una historia contra un poderoso monstruo adueñado de una mazmorra que contenía tesoros y objetos raros, contado con una serie de frases explosivas y llamativas por parte de su amiga, llegó un enemigo inesperado, al menos, para Kurumi.

—Ah... No sabía que estabas aquí... Ah... —dijo con voz cansada, jalando aire y con sudor visible en la frente, también se tomaba el pecho con la mano, pero al verla a ella, sonrió—. Te estuve buscando por todas partes, Kurumi-san... Lamento molestarlas...

—Oh, vaya. —Kaguya observó al muchacho recuperarse, pero sonriendo con más de una intención—. No sabía que alguien te estaba buscando con tanta desesperación, Kurumi-senpai, tu popularidad se está volviendo algo peligrosa, ¿sabes? Y mucho más se atraes a chicos novicios arrastrando.

—¡Kaguya-san! —Kurumi le quedó viendo con el ceño levemente fruncido, pero ella seguía muy metida en su papel, por lo que estaba cruzada de brazos con una sonrisa orgullosa—. ¿Y qué haces aquí?

—Ah, bueno, dije que iba a hablar contigo después —respondió un poco temeroso y sus ojos azules miraron a otro lado—. No quería molestarte, pero quería agradecerte por todo lo bueno que has hecho por mí.

—¿Ah? ¡Ah! Espera, ¿qué significa esto, Kurumi-senpai? —preguntó la aprendiz con algo de molestia, pero Kurumi se había ido de este mundo.

Aceptar la situación sería como aceptar que ella estuvo de acuerdo con todo en el pasado, pero no era así, ella había llorado, su padre le había lastimado por preferir a un extraño, aun cuando rechazó su trabajo y era el día después de su cumpleaños.

Y ahora la vida le había vuelto a poner a ese niño que la hizo tan infeliz por algo que, tal vez para otras personas no era nada, pero hay cosas que no se entienden solo con razones, la situación y el ambiente juegan un papel importante en el desarrollo de una persona, sobre todo una que, para empezar, su familia está incompleta y hay un espacio vacío que a pesar de los años, sigue sin llenar.

—Por cierto, siento que nos hemos visto antes, nunca olvido un rostro cuando lo veo —dijo Kaguya con la mano en la barbilla, pero el joven de cabello negro sonrió amargamente.

—Kaguya-san, vamos en el mismo salón, pero siempre me siento adelante, me llamo Satou Matsuo. —Ella dejó salir un "ah" de impresión y juntó su puño con su palma—. No olvidas rostros, pero veo que nombres sí...

—¡Exacto! Sí, ya me acuerdo de ti, pero me acordaría más si salieras a educación física.

El joven retrocedió un paso y miró a otro lado con un poco de tristeza, cosa que no fue notada por nadie, de hecho, Kurumi apenas estaba siguiendo la conversación, no podía evitar recordar como el deseo que tuvo de niña se le fue arrebatado por culpa de Satou y hecho por su propio padre.

—Bueno, ¿y cuál es tu relación con Kurumi-senpai? Y más vale que no te declares justo ahora, porque te hace falta mucho para lograr esa hazaña, sería algo así como "all unlocked", ¿sabes? —Ante esto, el joven se sonrojó un poco y negó con la cabeza, lo dicho regresó a Kurumi devuelta a la realidad.

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