¡SEGUNDA PARTE DE STAY WITH ME!
"Tenemos que estar juntos"
"¿Porque sé que eres Spiderman?" Preguntó sarcástica.
Peter la miró de vuelta, herido. Eso sólo hizo que Leyla se molestara aún más. Él no era el que tenía que estar ofendido en este momento...
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—Es una mala idea.-Mencionó Silver.-
—¿Por qué?.-Preguntó él.-
—No lo estás preguntando enserio.-Peter me miró.—Peter, intentaron matarte hace poco y ahora quieres ir a recibir la llave de la ciudad. ¿Qué si pasa como en The Flash y un loco llega queriendo destruirte?.
—Además de que ahora tu vecina obsesionada contigo sabe que eres el de las mallas.-Dijo Silver.-
—Lo hacen sonar mucho peor de lo que es.
—Hay, Peter.-Pasé las manos por mi cabello.—Además no quiero terminar secuestrada.
—Entonces no vayas.-Miré mal a la chica, ella sólo se encogió de hombros.-
—No están viendo esto como yo lo veo.-La atención de ambas pasó a él.—Está podría ser la oportunidad de detenerlo de una vez por todas. Es un evento en el que habrá mucha gente, que es lo que Silver dijo.
—Si, pero ese no es tu estilo. No vas a poner a gente en peligro, ¿Oh si?.
—Puede que él tenga razón.-Interrumpió la castaña.—Podría ser la oportunidad de terminar con esto de una vez por todas. Nadie tiene por qué salir herido, protegemos a las personas y atrapamos al malo.
—¿Cuándo ha sido tan fácil?.
—Bueno, ¿Por qué debería ser complicado?.-Me contradijo Silver.-
—Morlun ya te estudió y casi te mata. ¿Qué es lo que esperas tú?.
—Leyla, puedo hacer esto.-Él me miró y sabía que no debería, porque entonces yo no podría decir ningún argumento más.-
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—Hey, Hey.-Sacudí mi cabeza al tiempo que quitaba mis audífonos.-
—¿Qué haces aquí?.
—Señor nervioso quizo que viniera a echar un vistazo y saber dónde estabas.-Respondió Silver.—Si esto resulta bien será genial.
—Si.-Murmuré.-
—Y es enserio que no vienes con toda la actitud, ¿Uh?.
—Estás cosas me ponen nerviosa.-Comencé.-
—Era mucho más fácil ser como ellos, ¿No.-Me preguntó mientras señalaba a la multitud que se iba juntando.—Idolatrar y sólo preocuparte por lo que veías en internet.
—Si, supongo que si.
Ella me examinó en silencio, después dio un suspiro.
—¿Ya has podido dormir sin pesadillas?
Esta vez fui yo la que frunció el ceño ante su tono de voz. Estaba dispuesta a responder cuando una tercera persona pareció interesada en acercarse a conversar.
