Capítulo 2x000.1: Corazón I

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**Año x7614, Índass**

Todo se tornó del color de la noche en cuanto me desmayé sobre aquella aguanieve fruto de la gran pira en que se convirtió el antiguo Palacio de Birkenau. Pese al negro, aún disponía de los demás sentidos: escuché a personas hablando cuya voz no correspondía a nadie conocido del mundo mágico y fantástico que previamente visité. Aquella gente, efectivamente se trataba de médicos, mientras al fondo oía el pitido de unos dispositivos propios de un hospital contemporáneo de la Tierra. Mientras tanto, un fuerte dolor invadió todo mi supuesto cuerpo puesto de forma yacente.

-No hay nada que hacer, vuestra hija solo vive gracias a las máquinas. Además, de despertar le espera una vida llena de secuelas físicas en la cárcel, ya que asesinó en público a la presidenta de nuestro país. Siendo foránea, su seguro médico expira mañana y cualquier traslado sería fatal en su condición. Aún podemos mantenerla aquí, pero deberán de pagar todos los costes; yo solo soy un médico de este centro privado, ustedes son quienes tienen la potestad de dejarla descansar en paz. -La voz grave de un especialista en medicina irrumpió en mi tortuosa calma. ¿Todo fue producto de un coma? Hubiese querido regresar a la Tierra, pero allá ya no me quedaba absolutamente nada ni nadie de valor. Sería un retorno inocuo e inane, ya que hubiese perdido lo ganado en el otro ensoñado mundo-.

-Tenemos que dejarla ir... aunque duela, debemos de dejarla descansar en paz. -Escuché la voz masculina de mi papá terrícola, quien se oía tembloroso y triste. (Papá, yo aún estoy viva y sería capaz de levantarme, no me desconectes)-.

-¡¿Cómo puedes decir eso?! Aún podría despertar, ¿quieres matar a tu propia hija? -Mamá se oyó muy enfadada, pero se notaba que estaba a punto de sollozar. (Se supone que ya fallecí, quizás lo hice en el otro mundo y regresé a este para morir otra vez en una especie de paradoja cíclica interminable: podría ser el castigo que le impuso "nosequé" a mi ánima por matar a otra persona, incluso era posible que aquel mago reencarnado regresase al momento de su muerte para volver al instante en que fue sepultado y ahogado)-.

-Ya han pasado seis años y aún no despierta. Si lo hiciese, quedaría atrapada en un cuerpo tetrapléjico, en alguna cárcel y sería objetivo de linchamiento público. Ya viste las noticias, ¡quieren su cabeza! Su acción abrió una crisis diplomática y civil, incluso grupos terroristas le hicieron mártir y se levantaron contra los gobiernos... Yo tampoco quiero que muera; si hubiese cura, incluso hubiese empeñado todo, pero tenemos que afrontar la cruda realidad. -Escuché a mi padre humano y terrícola empezar a hipar entre esas duras palabras. Si despertaba y volvía a la realidad (¿o aquel otro mundo era la verdadera realidad?), tan solo me esperaba una vida encerrada en dos jaulas: la exterior, la cárcel (antes sería residente de un reformatorio), y mi propio cuerpo inválido-.

-... No puedo seguir con esto, por favor, apague las máquinas. -Mamá terrícola se unió al coro de la tristeza, y tal como me dio la vida, me regaló la muerte. "Todo tiene solución a excepción de la muerte"-.

-Lo siento mucho, mi más sentido pésame. No se olviden de pagar la factura de los últimos días. -Escuché al médico plutócrata pedir a mi familia los dineros por mi vida, ¿qué tan pútrido había acabado aquel mundo científico? Finalmente, dejé de oír el zumbido de las máquinas, mi dolor desapareció y todo se esfumó, inclusive yo misma-.

Mi consciencia no se volatilizó a diferencia de lo que esperaba que pasaría, sino que regresé a la oscuridad de los sonidos. Esta vez, reconocí que había regresado a mi maltrecho cuerpo infantil del mundo fantástico. Permanecía tumbada, al igual que en la otra ocasión, no obstante, la superficie parecía más basta e incómoda (¿sería algo parecido a la paja de un establo?), pero fui capaz de reconocer aquellas voces femeninas y jóvenes. Definitivamente, había vuelto a ser la rebelde media-gashem que tomó con sangre y fuego el "feudo" de cierta regia corruptela (o como lo llamaban aquí, "finca"). No sentía congoja o dolor físico, pero me hallaba más pesada que un cubo de rubik manufacturado con osmio.

Reencarnada en una Miserable Vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora