Capítulo 36 (+18)

197 30 14
                                    

Mitchel detuvo la mano de Jannik sobre su cremallera. 

— ¿Qué estás...? No, definitivamente eso no es buena idea – Rechazó negando con la cabeza, sus labios estaban hinchados de tantos besos que habían estado compartiendo.

— ¿Qué exactamente? – Preguntó Jannik mirándolo desde abajo.

— Eso, lo sabes bien... lo que piensas hacer – Dijo Mitchel.

— ¿Lo que hemos hecho hasta ahora no ha sido buena idea? – Cuestionó Jannik.

Mitchel suspiró.

— ¿Vas a decirme que no lo has disfrutado? – Retó Jannik.

— No he dicho eso, pero eso es suficiente... Con eso los dos resolvemos el asunto, esto solo va a complacerme solo a mí y es... sucio — Argumentó apenado.

Jannik hizo pucheros antes de hablar — ¿No somos una pareja? Nada de ti se me hace sucio. Incluso adoro el sabor de tu sudor – Planteó el pelirrojo.

— Lo somos – Mitchel balbuceó tímido por el comentario que este acababa de hacer– Pero, esto... Yo no puedo hacerlo — Se quejó Mitchel.

—Pero si no tienes que hacer nada ¿Qué tan difícil es dejarme hacerte sexo oral? Solo tienes que sentarte allí y... disfrutar. Claro que puedes tomar mi cabello o mi cabeza para dirigir que tan profundo te quieres en mi garganta o que tan rápido lo quieres, de hecho me gustaría eso. Pero, si no tienes ánimos no tienes que hacer nada – Señaló Jannik irritado.

— ¿Cómo es que cada vez te vuelves más atrevido? ¿Tienes que decirlo así? No tienes que ser tan descriptivo – Criticó Mitchel sobrecalentado.

— Cariño... ¿A quién engañas? Te encanta cuando hablo sucio – Justificó Jannik provocador, sus ojos mostraban su diversión.

Mitchel negó de nuevo.

— Me refiero a que no puedo hacértelo a ti, no estoy listo y eso es injusto. Estarás en desventaja y odio que lo estés – Explicó Mitchel.

— No es así, tu placer es mi placer, lo que te complace a ti me pone a mil a mí. Te aseguro que voy a disfrutarlo, sobre todo si me dejas escuchar esos gemidos tan sugestivos. Amor, puedo volverme un desastre solo escuchándote – Le refutó este.

El pelinegro cubrió su rostro, se sentía terriblemente avergonzado porque también era consciente de los sonidos que dejaba salir cuando este lo tocaba.

Jannik aprovechó el momento de distracción de Mitchel y bajó la cremallera. Lo cierto era que el miembro frente a él ya estaba levantado gracias al juego previo que habían mantenido hasta recientemente.

— Espera un segundo – Mitchel lo detuvo de nuevo antes de que este pudiera hacer contacto con su boca.

Jannik suspiró impaciente, estaba sacando a su "querido amigo" de su propio boxer para complacerse al mismo tiempo.

— Si te dejo hacer esto ¿Puedes hacer un trato conmigo? – Mitchel negoció de pronto, sus mejillas estaban rojas, aunque no más que sus orejas.

Jannik era extremadamente consciente del cuerpo de Mitchel, de cada una de sus reacciones, para saber lo que le gustaba y lo que no. Así que notó que el pelinegro de verdad quería hacer un trato y estaba arriesgándose a hacer una excepción por ello.

— Puedo hacerlo – Soltó sin pensarlo mucho, también estaba excitado, estaba deseando hacer eso con él desde que lograron "intimar" la primera vez, desde que había visto y sostenido su pene contra el suyo.

— No vamos a hacer nada obsceno en los próximos días ¿Si? No mientras no estemos en tu casa o en la mía – Expuso Mitchel tentativo.

«Ah, así que es eso», entendió Jannik entretenido.

La excepción a la reglaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora