Capítulo 22

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Dos semanas después.

Jannik fue temprano a ver a Mitchel, pero no lo encontró. Le envió mensajes y trató de llamarlo, pero su teléfono permaneció apagado.

«¿Cómo se supone que voy a hacer memorable su cumpleaños si este desaparece así?», se quejó frustrado.

Se vio tentado en llamar a Alma, pero lo descartó. No era como si Mitchel hubiese desaparecido sin dejar ninguna señal. En el saludo de su contestadora había dejado un mensaje diciendo que durante ese día no estaría disponible.

«El jodido corderito se me ha escapado, otra vez», pensó irritado.

A veces Jannik se aprovechaba de una pequeña hendidura y se colaba dentro de las defensas del pelinegro. Pero, la coraza de Mitchel era reparada cada vez, cerrándole el paso, haciéndolo trabajar más arduamente.

Al día siguiente Mitchel apareció como si nada.

O eso podía creer todo el que lo viera y no le prestara atención. Sin embargo, Jannik no era cualquiera y no podía verlo solo superficialmente; Sus parpados estaban abultados, como el que cae dormido después de haber estado llorando, su piel estaba de ese pálido enfermizo que ya había aprendido a reconocer y su espíritu estaba ligeramente más apagado de lo normal. No creía que Mitchel hubiese tenido un cumpleaños feliz.

El pelirrojo no tuvo el valor de indagar la causa de su sufrimiento, no quería incomodarlo y aunque no esperaba una respuesta sincera, de obtenerla... se cuestionaba duramente ¿Qué podía hacer? Aunque tenía claro que no quería dejarlo solo, tampoco se sentía muy útil.

Mitchel escuchó el sermón de Jannik por haber desaparecido sin haberle dicho nada de antemano y le dio una sonrisa torcida que acalló todos sus reclamos.

«Sí, estar con Mitchel da trabajo, pero que dulce es cuando finalmente recibo algo a cambio», Jannik reconoció resignado.

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Tres semanas después

— ¿Qué sucede? – Preguntó Aribba – Otra vez estuviste desde ayer con tu adorable conejito y ahora... ¿Qué? ¿Me dejas ver esa cara larga solo a mí? – Se quejó, mordisqueando un caramelo de regaliz que había robado de la alacena de este.

Efectivamente Jannik acababa de ser "recogido" por Aribba en el departamento de Mitchel, se había quedado allí de nuevo con la excusa de que su " Oh-tan-querida-novia" había vuelto a llevarse las llaves del apartamento, dejándolo botado.

Convenientemente, Mitchel seguía creyendo que siempre olvidaban hacer una copia para dejar de compartir el mismo juego de llaves.

Pero, al contrario de lo que se podía creer, Jannik no estaba molesto con ella por haberlo ido a buscar. De hecho, estaba deseando salir de ese apartamento, porque Mitchel era una tentación que había pasado a ser un tormento. La tensión sexual a veces podía ser asfixiante y le perturbaba como Mitchel era ajeno a ello hasta que ya era demasiado obvio, lo peor era que cuando se daba cuenta se apresuraba a marcar distancia.

Para bien o para mal las cosas estaban cambiando entre ellos, Mitchel ya no era tan reservado con él e incluso se estaba volviendo más abierto a la interacción física, aunque tenía que ver con el hecho de que Jannik seguía disfrazando su relación como una amistad.

Jannik tenía curiosidad de saber cómo estaba manejando el asunto Alma, ¿Desde el campo de la psicología estaba ayudándolo o enterrándolo vivo? Después de esa noche en la que ella le había contado todo no había vuelto a contactarla. Le parecía mal hacer eso a espaldas de Mitchel, aunque era consciente de que este seguía tratándose con su tía.

La excepción a la reglaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora