Capítulo 40 (++18)

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*Este capítulo contiene escenas más eróticas y explícitas que las anteriores. Si no estás muy conforme con esta clase de temas puedes obviar y pasar al siguiente capítulo. Ah, y si tienen alguna crítica constructiva, pues adelante*

Las pupilas de Jannik temblaron, esa expresión angustiada y necesitada que estaba haciendo Mitchel le dejó sin palabras.

— Vámonos a casa – Le propuso, estaba siendo considerado, aunque solo quería olvidarse de todas las circunstancias que envolvían a Mitchel y hacerlo con él ahí mismo.

— Hagámoslo ahora – Rogó Mitchel inclinándose, poniendo su frente fría sobre la piel húmeda y caliente de la clavícula de Jannik.

Este se echó atrás contrariado ¿Qué debía hacer? No había deseado más que Mitchel dijera esas palabras y de pronto se sentía paralizado. Si él actuaba así ¿Podían culparlo por dejarse llevar?

— ¿No quieres? – Mitchel cuestionó herido al verlo alejarse.

Jannik lo besó suavemente, no porque quisiera demostrar nada, era que no soportaba ver ese rostro con esa expresión.

— Quiero hacerlo muchísimo – Le respondió después, metiendo sus manos debajo la camisa, presionando con los dedos su abdomen — Tanto, tanto que no tienes ni idea. Primero saquemos esto – Le dijo jaloneando al prenda, haciendo eso exactamente – No sé si lo sabes, pero me encanta verte sin camisa, eres tan blanco, completamente lamible y apetitoso – Murmuró deslizando su dedo desde el fino cuello, pasando por su tetilla izquierda, deteniéndose justo en el borde los pantalones que después procedió a desabrochar — Eres como una pieza de exquisita cerámica, quiero tocarte muchísimo y beber de ti, pero tengo miedo de hacerte el más mínimo rasguño – Confesó con las manos algo temblorosas.

— Pero no soy de cerámica – Musitó Mitchel — El cuerpo humano es mucho mejor y más resistente – Continuó bajando la voz.

La razón de mayor fuerza por la que Jannik amaba la pálida piel de Mitchel era la sinceridad de la misma, lo supo desde el principio gracias a esa piel, le volvía loco verla sonrojarse porque delataba el deseo y el placer que este sentía por él.

— Coño Mitchel, no te haces una idea de lo cerca que estoy de meter la pata. Hasta el fondo – Le advirtió Jannik sacando el miembro de este, acariciándolo de arriba abajo.

— ¿Sería un error estar juntos? – Mitchel quiso saber entre respiraciones entrecortadas.

— No, no lo sería, para nada. Ni siquiera puedo parar mientras te digo esto, porque no quiero que te eches atrás. Pero, temo que si no piensas esto bien luego te arrepientas y yo quede como la bestia hambrienta y lujuriosa que efectivamente soy... a pesar de lo mucho que me he controlado por tratarse de ti – Expuso, siguiendo con la efectiva estimulación.

— Esta no es la charla que deberíamos estar teniendo justo ahora ¿Cierto? – Dijo Mitchel tratando de mantener estable su voz forzada, deslizando sus labios por la mandíbula de este.

— En realidad no... — Reconoció Jannik suspirando, estaba maravillado con ese contacto.

— Entonces cállate que ya estoy lo suficientemente nervioso, si sigues con eso ¿Cómo no esperas que me acobarde? – Mitchel le regañó, llevando las manos a los costados de este. Se había dado cuenta que Jannik no era una persona sensible normalmente, pero cuando estaban haciendo ese tipo de cosas, con cada toque que hacía podía sentirlo vibrar.

Efectivamente Jannik se estremeció, la frescura del cuerpo de Mitchel se sentía como el deslizar de cubo de hielo por su piel afiebrada que había estado expuesta bajo el sol durante el torneo, era chocante pero excitante. Jannik se echó un poco atrás, se inclinó de nuevo, y mordió la esquina de la boca de Mitchel, al tiempo que empezaba a mover su mano con un extra de velocidad.

La excepción a la reglaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora