Capítulo 42

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Horas después estaban en el apartamento de Jannik dejando las cosas que había preparado para el viaje.

Mitchel había ido a atender una llamada y Jannik se encontraba ansioso. Su afán sexual lo estaba matando, le había estado preguntando como se encontraba y el pelinegro le había respondido todos los días con un "bien", pero este no sabía si ya estaba del todo "bien". Y no lo sabía, porque desde esa primera anoche en la que le aplicó la medicina, Mitchel decidió hacerlo por su cuenta porque decía que era demasiado vergonzoso dejar que él siguiera haciéndolo.

Era ridículo que aun tipo como él no pudiera preguntarle a su novio directamente si ya podían volver a tener sexo. Eso era natural, pero ahí estaba buscando el momento y la manera adecuada de decirlo sin herir susceptibilidades.

En mal momento se dio cuenta de que Mitchel estaba bostezando. Se veía definitivamente mucho más agotado de lo que Jannik creía, así que sea lo que sea que tuviera en su cabeza tendría que esperar.

— ¿Estás fatigado cierto? – Le preguntó Jannik.

— Algo, podría dormir por unas horas profundamente – Dijo Mitchel sobreactuado, claramente exagerando su adormecimiento.

Jannik vio a través de él, estaba esforzándose en dejárselo saber, de hacer notorio su cansancio. Pero el pelirrojo no creía que fuera del todo una mentira, si lo miraba bien podía darse cuenta que estaba bastante pálido, aun cuando su piel se veía mucho más saludable después de pasar tiempo al aire libre con la comuna.

«¿Qué está pasando?», se preguntó Jannik, habían estado coqueteando todo el camino y de pronto Mitchel salía con eso «¿Puede ser que esté asustado de salir lastimado de nuevo?», caviló Jannik confundido.

Independientemente de, el pelirrojo pensó que Mitchel era desalmado. Incluso para él era un nuevo record, el ir para adelante y para atrás con un tema tan delicado como su deseo carnal no era agradable. Era como ese dicho "Mata el tigre y le tiene miedo al cuero".

O Jannik lo había malinterpretado todo... o simplemente Mitchel había sido completamente inconsciente de su tono insinuante.

Lo que era bastante probable, después de todo se trataba de Mitchel.

— Entonces por qué no vas y te recuestas en la habitación, yo también podría tomar algo de descanso ya que mañana tenemos que regresar a nuestras obligaciones – Le propuso, aceptando de nuevo el papel del novio comprensivo.

Este aceptó y cuando finalmente se pusieron cómodos, en una íntima posición de cucharita, Jannik detrás haciendo de soporte, Mitchel dijo algo que encendió las alarmas del pelirrojo.

— Sé que te haces la vista gorda. Eres tan bueno que haces que me remuerda la conciencia. Así que voy a decirte la verdad – Soltó Mitchel, la máscara de tranquilidad resquebrajándose.

En realidad había estado ocultando un estado mucho más lamentable.

— ¿Qué verdad? ¿Qué pasó? – Interrogó Jannik preocupado.

— La llamada de hace un momento... – Mitchel contó.

— Espera un segundo – Suspiró — ¿Voy a enojarme verdad? – Cuestionó Jannik interrumpiéndolo.

— Posiblemente – Admitió Mitchel, apretando el brazo de este que lo abrazaba por el abdomen – Te pregunto... ¿Le hiciste algo a Erick? – Interrogó primero.

— ¿Era él? – Preguntó con voz fría — Este tipo ¿Se atrevió a contactarte otra vez? No parece entender que las agallas no son para cualquiera – Gruñó tenso.

La excepción a la reglaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora