Capítulo 39

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Efectivamente no había nada extremadamente peligroso en el "Yağlı Güreş", pero si era bastante exasperante y por muy salvaje que fuera también resultaba algo entretenido. Por lo menos así lo veía Mitchel.

Después de presenciar 20 minutos de intenso forcejeo entre Jannik y Serkan, el pelinegro empezó a odiar al bendito aceite que hacía todo más difícil, además no ayudaba que ambos tuvieran alturas, pesos afines y que ninguno estuviese dispuesto a ceder.

Serkan serpenteó su mano y la introdujo dentro del pantalón de Jannik, aun a la distancia Mitchel podía decir que la expresión en su rostro era triunfal y algo pervertida.

Mitchel pestañeó. «¿Qué está haciendo ese tipo?» pensó mirando alrededor, se encontró con que todo era más o menos lo mismo. Mavi incluso tenía ambas manos dentro de la prenda de su contrincante. Volvió a mirar a Jannik y a Serkan. Sí, era exactamente lo mismo, pero... «¿Qué es eso que estoy sintiendo? ¿Por qué me siento tan irascible?» Mitchel estaba clarísimo que era parte de ese tipo de lucha, que no era un toque destinado a ser sexual.

«...» Sin embargo, no podía sacar de su cabeza ideas peligrosas.

«¿Esos dos no han estado juntos? Ir contra Serkan... ¿Es un castigo o un paseíto por la senda del recuerdo?», Mitchel gruñó con sospecha.

— Tranquilo, no es tan malo como se ve – Le comentó Rowan, inocentemente estaba confundiendo su reacción con preocupación.

Mitchel se negó a mirarlo ¿Qué si lo hacía y lo veía en su cara? Esos pensamientos inadecuados estaban latiendo en su cabeza y alteraban todo su cuerpo.

Serkan atacaba con mayor insistencia, entonces Jannik concentraba sus esfuerzos en bloquearlo, en alejar esas manos de su parte inferior. Por el lado bueno, Jannik no estaba haciendo tanto esfuerzo físico como el otro. El lado racional de Mitchel Intuía que Jannik estaba apostando a que la fuerza de este menguara para poder ir a por él.

«No es como si estuviera disfrutando de todo el magreo», negó apretando sus dientes.

En un abrir y cerrar de ojos Jannik tomó la posición ventajosa, pero su agarre se escurría, en medio de resbalones y forcejeos terminó presionando a Serkan en una posición "de perrito". El corazón de Mitchel vibró con fuerza. Definitivamente no se sentía feliz y se sintió aún más infeliz cuando Jannik deslizó la mano por el glúteo de Serkan, seguido por el brazo entero, mientras que con su otra mano sometía la parte superior de la espalda de este.

Quizás se debía a una ilusión óptica, pero Mitchel creyó ver que Jannik se inclinaba, posiblemente para decirle algo.

«¿Qué está...? Es tan descarado y típico de él ¿Acaso está...?» deliberó mentalmente.

Mitchel mordió su labio, era la primera vez en su vida en la que de verdad quería gruñir como un animal. Quería pararse y detener la estúpida lucha. Él ni siquiera lo había dejado tocarlo así, pero antes de que pudiera hacerlo... Serkan le era servido en bandeja de plata al pelirrojo ¡en sus narices! Se sentía como una tortura.

Inhaló tratando de conservar la calma.

— Ok, ok... ¡Creo que lo tiene! – Narró Rowan.

— ¡Lo tiene! ¡Definitivamente lo tiene! – Estuvo de acuerdo Ciara, entusiasmada.

Los tres estaban arrimados en el borde de las sillas.

«¡Claro que lo tiene! Solo le falta sacar su jodido pene e introducirlo», hirvió la mente de Mitchel.

Se quedó perplejo ante ese pensamiento tan vulgar y malicioso, clavó las uñas en sus palmas. Sexo, siempre lo había considerado como un enemigo mortal, pero últimamente había estado codiciándolo más y más. No podía ignorarlo, lo intentaba, pero al final terminaba preguntándose cómo se sentiría hacerlo con esa persona que lo hacía incendiarse con cada mínima provocación.

La excepción a la reglaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora