Capítulo 2:

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Capitulo 2:

Si había algo que me gustaba, era mirar por la mañana la ciudad siendo iluminada poco a poco por el sol. Me resultaba algo realmente fascinante ver como la niebla desaparecía dejando solo la humedad en su camino. Cerré los ojos, dejando salir un largo suspiro contenido hace bastante y luego volví a abrirlos.

Deseaba quedarme en este lugar toda la mañana, bebiendo un rico café mientras leo un buen libro. Pero lamentablemente ya no podía hacer eso.

Hoy era mi primer día de clases en una nueva escuela, y también mi último año en esa escuela. No estaba nerviosa, al contrario solo quería ir de una vez por todas y acabar luego con todo esto. Me había cambiado de escuela tantas veces que para mí ya no había nada de emocionante. Si quería, podía dejar de estudiar cuando yo quisiera, al fin y al cabo a mi papá no le importaría. El simplemente pasaba de esta vida; yo era ese típico juguete que alguna vez apreciaste con todo tu cariño y lo cuidabas más que a nada, pero con el tiempo fuiste olvidando. Sí, así había sido todo con mi papá.

Después de la muerte de mi madre, todo se devastó en nuestra familia. Mis abuelos cortaron comunicación con mi padre, ya que decían que todo había sido por su culpa y sus malos pasos en la vida. Ellos nunca lo aceptaron como un buen partido para mi madre. A mis abuelos paternos no los conocía, de hecho tampoco sabía si estaban vivos. Era algo sumamente extraño.

Mi padre se había encerrado en su propio mundo y sufrimiento olvidando por completo que yo había quedado a la deriva. De no haber sido por Marta, la cocinera de la casa, yo no habría pasado tercer año de preparatoria. Parecía que todo el mundo había olvidado mi existencia menos ella. Greg salía por las mañanas y llegaba por las noches cuando yo dormía. Algunas veces intentaba sonreírme, o comía conmigo, pero parecía no saber tratar con su propia hija. Me había convertido en una completa extraña para él, al igual que él para mí.

—Me sorprende que estés despierta. – di un pequeño brinco en mi lugar. Estaba tan sometida en mis pensamientos que apenas había escuchado que alguien había entrado a mi habitación. Marta se encontraba bajo el marco de la puerta mientras me sonreía enternecida.

—Si, he puesto mi alarma más temprano de lo normal. Eso, y que tuve una pesadilla horrible.

—¿Han vuelto las pesadillas? Creí que no pasaría de nuevo.

—Lo mismo creí, pero veo que no. – camine hasta mi bolso y lo puse sobre mi hombro.

—Tu padre espera por ti en la primera planta.

—¿A mí? – reí. —Debe ser algún milagro, ¿no lo crees? – ella rió despacio para que mi papá no nos escuchara.

—Lo mismo pensé.

Efectivamente mi padre se encontraba sentado en uno de los sofás mientras miraba algo que lo tenía muy concentrado en su teléfono. Apenas me escuchó llegar al primer piso, alzo la vista y se puso de pie mientras pasaba una mano por su cabello despeinándolo y haciendo sonar su garganta.

—¿Lista?

—Eh... ¿para qué?

—Para irte a dejar al colegio.

—De hecho pensaba en ir caminando, es un día bonito y quería aprovechar la mañana. – me encogí de hombros. El semblante se Greg se mantuvo igual que en un principio; totalmente serio. Esperé alguna respuesta de su parte, pero solo se dio media vuelta y tomo las llaves de su auto y abrió la puerta de entrada.

—Vamos.

—Pero papá...- me interrumpió sin mirarme.

—Alyssa, dije vamos. Sube al auto y deja de intentar hacer de esto un problema en plena mañana. – le quito el seguro a las puertas.

Mafiosos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora