Editado ✔️Capitulo 19:
25 de Junio, 2003
Conocer a Greg fue lo mejor que me pudo haber pasado. Esta es la segunda parte de mi vida, el segundo capítulo o como de vez en cuando suelo llamarle dentro de mis pensamientos, mi segunda tormenta.
Con Greg habíamos comenzado a entablar una amistad, en un principio me costaba confiar en él, no podía simplemente quitarme de la cabeza que solo me quería para algo en concreto y eso era sexo. La desconfianza en mi creía día a día y de vez en cuando odiaba ser tan bipolar con él. Había veces en las que despertaba y me decía "tal vez solo quiere ser mi amigo, nada fuera de lo normal" y así también tenía mis días en los que simplemente pensaba en alejarme de todo y de todos.
Greg no era un santo. Tenía su grupo de amigos con los cuales hacían cosas ilegales. Greg me lo había confesado una tarde cuando me dijo que vendía marihuana fuera los institutos y me cabree tanto. No podía ser que me librara de Jeremy para volver a entrar en el mismo mundo. Le dije que no quería vivir lo mismo otra vez y que era mejor mantenernos separados. Era demasiado joven como para estar viviendo tanto estrés, solo tenía 16 años. Greg lo entendió y desapareció aproximadamente como por tres semanas, sin llamadas, sin mensajes, y no sabía nada respecto a él.
Hasta que una noche, cerca de las cuatro de la mañana vi una sombra en mi ventana y por esta entro un chico completamente ensangrentado y adolorido. Greg cayo rendido en mi cama y yo como pude intente curarlo. Sabía lo que le había pasado, Jeremy había vuelto a hacer de las suyas. El por más que insistió en que se había metido en una pelea fuera de un bar, no le creí. Esa noche lo deje dormir en mi cama, mientras yo lo miraba desde el otro extremo en completo silencio. Acaricie su rostro sin que el despertara y luego me aleje, como si el roce de su piel con la mía quemara.
No quería problemas en mi vida. Y lamentablemente ellos estaban amarrados a estos. Por la mañana, Greg no estaba, y me di cuenta de que quizás el tanto como yo sabía que no era bueno para mí. A pesar de todo, en mi interior, una contradicción me mareaba constantemente y era que extrañaba las tardes con Greg. Extrañaba hablar con él, mirarlo cuando no se daba cuenta o cuando íbamos por un par de hamburguesas al carro que según él, era el mejor Food Truck de Los ángeles. Entonces, producto a la adrenalina que empezaba a correr por mi cuerpo, salí de casa y tome el primer autobús que me llevaba hacia la suya. Greg no era un chico con suerte como Jeremy, vivía en una pequeña casa solo con su padre quien era un drogadicto, su madre había muerto cuando el tenia 5 años y simplemente tuvo que adaptarse a la vida que el destino le había preparado a una corta edad.
Cuando llegue a su casa, toque la puerta y un Greg sin playera abrió de esta. No mostró nada en su rostro, ni una sola emoción. Menciono mi nombre de una forma tan fría, tan desconocido de sus labios. Quería decirle que lo necesitaba, que lo extrañaba, que dentro de esos 8 meses en los que habíamos sido amigos él se había vuelto importante para mí. Extrañaba su risa, sus bromas y todas nuestras charlas y discusiones que teníamos respecto a los libros clásicos que tanto amábamos. Pero me trague las palabras al ver a una chica caminar en el interior de la casa, solo con su playera y al parecer no llevaba bragas.
Había llegado en un mal momento.
Entonces sonreí y le dije que solo había ido para preguntar cómo se encontraba de su golpiza. El solo se encogió de hombros y dijo que estaba bien. Sin más que decir, me marche y el no hizo nada. Solo dejo que me fuera. Pero en mi interior me preguntaba ¿Acaso no era eso lo que yo quería?
Dispuesta a retomar mi vida antes de conocer a Jeremy o a Greg, seguí yendo al colegio y me preocupaba por mantener las mejores notas para que mis padres se sintieran orgullosos. Pensaba que todo finalmente seguía su curso normal. Cumplí los 17 y me había olvidado por completo de todos los problemas que en algún momento se habían presentado. Hasta que un día después de salir de clases vi a Greg sobre su motocicleta. Cuando me vio se paro rápidamente y llego a mi lado. Se veía más musculoso, más hombre que nunca, se había cortado el pelo y lo llevaba en punta. Me sonrió y volví a ver al chico que había conocido en esa fiesta. Me invito por un helado y en medio de una plaza me dijo lo mucho que me extrañaba y que no podía parar de pensar en mi, le fui sincera y le dije que yo había estado igual. Me dijo que yo le gustaba y solo entonces, sentí que por primera vez volaba.
ESTÁS LEYENDO
Mafiosos ©
Teen FictionPara Alyssa Palvin, la vida no mostraba ese toque armonioso por el cual deseas vivir el día a día. Al contrario, su vida era un callejón sin salida, en el cual luchaba para poder mantenerse firme y con vida. Alyssa es hija del magnate más conocido d...