Capítulo 25:

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Capítulo 25:

Alyssa:

Mi mirada recorrió cada rincón del comedor de la escuela, buscando a una persona en especial. La mesa que solían ocupar los Holland estaba vacía y era ocupada por un par de chicos que seguramente no tenían idea de quienes acostumbraban a sentarse en ese lugar.

Payton llego con su bolsa de comida, la cual dejo a mi lado y se dejó caer en la silla completamente derrotada.

- ¿Buscas a Justin? – no hubo necesidad de responder ya que ella se adelantó a contestar. – No he visto a ninguno de ellos hoy, si te hace sentir más tranquila. – saco una caja de jugo y una manzana verde y reluciente de la bolsa de comida.

-Quizás no le apetecía venir. Ya sabes cómo es Justin. – Payton se encogió de hombros mientras le daba un gran mordisco a su manzana. - ¿Christian no te ha dicho nada?

- ¿En serio?

-Cierto, lo olvide. – rodó los ojos y siguió masticando mientras miraba el lugar como yo en un principio.

-No es que me importe ya. Él sigue en lo suyo y yo en lo mío y ya está. Es una pena que la amistad se haya ido por el retrete, pero era mejor así. Moría de vergüenza después de lo que paso. – asentí comprendiendo totalmente lo que me estaba diciendo. - ¿Cuántas calorías crees que tendrá este jugo que dice 0 calorías? Porque vamos, sé que debe haber una y que otra escondida por ahí. No soy tonta. Consumista, pero no tonta.

- ¿Es alguna dieta?

-No, solo quiero cuidar mi figura ante las calorías. – rodé los ojos.

[...]

El martes, por la tarde, me encontraba terminado un trabajo de álgebra, mientras escuchaba música por el parlante. Justin no había ido al colegio, pero me sentía tranquila con los mensajes que me había escrito en los cuales me había explicado que una situación se le había complicado y había tenido que viajar a no sé dónde y que hoy pasaría por el departamento para que hiciéramos algo.

A eso de las 9 de la noche, la puerta fue tocada con suavidad.

Arrastrando los pies hasta esta, la abrí. Justin estaba parado frente a mí, vestido todo de negro, con su chaqueta de cuero que hace mucho no veía en él, su cabello estaba un tanto desordenado, como si hubiera pasado la mano por este una y otra vez. Se veía bastante cansado. Las ojeras bajo sus ojos no pasaban desapercibidas con nada.

-Hola. – sonrió levemente.

-Hola. – me acerque hasta el para abrazarlo fuertemente contra mí. Dios mío, lo había echado de menos. Justin me tomo lo la cintura y pego sus labios a los míos, dejando un dulce y tierno beso en estos. – Te he extrañado.

-Nos vimos el domingo, nena. No fue tanto tiempo. – rió despacio mientras lo obligaba a entrar al departamento.

- ¿Dónde habías estado? ¿Está todo bien? – ambos nos dejamos caer sobre el sillón, rápidamente su mano me atrajo hacia él.

-Hubo un problema con mi madre y tuvimos que viajar a San Diego con su antiguo especialista. El domingo, después de la cena que tuvimos con Amy y Eli, fuimos a dejarlas a la casa de nuestros padres y mamá estaba completamente borracha. De un momento a otro comenzó a gritarme y a decirme incoherencias, tanto así, que tuvimos que sedarla con calmantes. – paso una mano por su rostro. - Ella...no está bien, psicológicamente hablando.

>> La llevamos rápidamente con su especialista y nos recomendó que sería mejor internarla por un tiempo, ya que seguramente algún factor detonó aquel nivel de estrés en su organismo, y para no correr riesgos, era mejor que se quedara en casa de reposo por unas semanas. Fue difícil, ya que no quería quedarse sola y decidimos estar con ella hasta hoy en la mañana. Eli fue la que se tomó todo mil veces peor, a comparación de nosotros; ella es...la más cercana a mi madre, es la que se ha intentado ganar su cariño a toda costa, a pesar de que es consciente de su actitud, Eli siempre es quien la justifica y espera algo mejor por su parte, algo que nunca llega y siempre la decepciona, pero sigue ahí. No la deja sola jamás. – sentí lastima por la pequeña muchacha después de escuchar aquello.

Mafiosos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora