Capítulo 5:

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Capitulo 5:

Justin

Un golpe en mi mejilla se hizo presente cuando me descuide por unos minutos al intentar recuperarme del golpe anterior. Sentí el sabor metálico dentro de mi boca y escupí para deshacerme de ella. Mi labio ardía al igual que mi mejilla pero aun así sonreí mientras miraba a Raymond intentando calmar su respiración. Su rostro estaba deformado por tantos golpes, el estaba realmente destruido y cansado. Yo estaba acostumbrado al dolor, esto no era nada para mí. La música proveniente del bar al otro lado de su casa solo me favorecía para seguir con mi trabajo de acabar con esa rata.

Me acerque rápidamente hacia el tomándolo por el cuello para luego golpear su cabeza contra la mesa barata de vidrio que poseía y romperla en mil pedazos. El pobre hombre pedía que lo soltara a gritos mientras lo lance contra una pared y este cayo débil hacia el piso.

—Por...favor...- la patada en su abdomen lo hizo retorcerse de dolor. Raymond escupió sangre e intento mirarme. — Te lo suplico...pagare todo lo que debo...solo necesito unos días más. –le propine otra patada. Limpie el sudor de mi frente y encendí un cigarro que había encontrado en el bolsillo de mi chaqueta. Raymond lloraba de dolor en el piso mientras yo lo miraba desde arriba.

— Jeremy te dio el plazo suficiente para que pagaras tu mierda, pero no lo has hecho. Te dijimos desde un principio que nosotros no jugábamos y si no pagabas lo que debías, te mataríamos. Pero al parecer no quedo claro en tu absurda cabeza. –su mano comenzó a buscar un trozo de vidrio el cual se encontraba a un lado de mi pie. –Y aun tienes el descaro de pedir perdón y seguir peleando. Qué vergüenza. – pise su muñeca escuchando un fuerte grito por su parte. – ¿Qué pensara tu esposa cuando vea tu cadáver al llegar a casa?

—No...te lo suplico...no la metas a ella en esto. Ella no sabe nada. –saque mi arma y la puse en su frente.

—Nunca aprenderás. Siempre con mentiras en todo lo que dices. ¡Dime Raymond, donde mierda tienes el dinero, o te mataré ahora mismo!

—No lo tengo... ¡Por favor, solo dame un poco más de tiempo, juro que haré hasta lo imposible para pagarte! – rodé los ojos, decidido a presionar el gatillo, cuando escuche un sollozo y un quejido en el segundo piso. Levante la mirada y me encontré con la mirada de una niña pequeña. Sus mejillas estaban brillante producto a las lágrimas y lloraba atemorizada mientras apretaba un oso de peluche contra su cuerpo.

—¿Vas a...matar a mi papá? – sollozo. Bajé la mirada hacia Raymond y este solo cerró los ojos esperando que disparara de una vez por todas. Pero negué con la cabeza volviendo a mirar a la pequeña en el segundo piso.

—No.- quité mi arma de su frente. – Solo estábamos jugando, ¿Verdad? –moví con mi pie su brazo.

—S-si cariño...vuelve a la cama Liliana y no salgas de tu habitación. – la niña asintió y rápidamente corrió hacia su habitación para cerrar la puerta con fuerza. Volvía mirar a Raymond y me acerque hasta él para tomarlo por el cuello de su sudadera.

—Tienes suerte de que tu hija haya estado aquí y así poder salvar tu trasero. Tienes hasta el lunes para llevar el dinero y si no lo haces me veras nuevamente por aquí y no tendré piedad al matarte. – el asintió rápidamente y lo dejé caer mientras salía de la casa.

Christian se encontraba apoyado en su auto mientras fumaba un cigarro tranquilo.

—¿Listo, lo has matado tan rápido? Es un Record. – rio frenético mientras abría la puerta del vehículo.

—No lo he hecho.

—¿Me estas jodiendo, verdad?

—No. No pude. – Subí al auto

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