Capítulo 24:

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Capitulo 24:

Justin

-Dime, ¿Qué es lo que estas pensando? – la voz de Alyssa, quien se encontraba recostada a mi lado, me trajo de vuelta a la realidad. Ambos estábamos sobre mi cama, descansando como nunca antes habíamos hecho, por lo general siempre andábamos de un lugar a otro; y cuando lográbamos estar tranquilos, en paz, lejos de discusiones y totalmente ajenos a nuestros problemas, llegaban los chicos a interrumpirlo todo. Hoy la había acompañado a recorrer un par de tiendas y la había invitado a comer después de haber revisado la ultima tienda del centro comercial. Habíamos llegado completamente agotados y lo primero que hicimos fue relajarnos en la cama.

Esta vez me había asegurado de que las puertas y ventanas quedaran cerradas. Ya vería como se las arreglarían los chicos después.

-¿Por qué? – la mire sin entender aquel repentino interés por saber en que estaba pensando. Posicionando su cabeza en mi pecho, tomó mi mano y comenzó a jugar con mis dedos.

-Porque cuando te quedas mucho rato en silencio y con la mirada fija en algo, se que algo muy grande esta rondando en tu cabeza. – arrugue la frente y ella alzo la mirada. - ¿Es por la charla del otro día? –podía ver la inseguridad reflejada en sus ojos.

-No. Claro que no. – mostró sus dientes sonriendo satisfecha. – Solo estaba imaginando cosas. – entrelace nuestros dedos. Alyssa, pareciendo una verdadera pantera, se acomodo lentamente sobre mí, con una mirada completamente cautivadora, de esas que me ponían a mil. Ella tenía ese don de convertirse, cuando menos me lo esperaba, en una fiera sexual. Y parecía que lo hacía sin menor intención alguna, y por lo mismo, no tenía ni idea de cuantas ganas me daban de follarla en donde fuera cuando me miraba de esa forma.

-¿No piensas contarme?

-No tienes que saberlo todo, ¿sabes? – reí. – Solo eran cosas sin sentido.

- Vamos, siempre eres tan cerrado con todo. No seas aburrido. – rodé los ojos. Un bufido se escapo de sus labios y luego sonrió. Poco a poco fue bajando su rostro hasta llegar a mi pecho, sin apartar la mirada de la mía. Comenzó a dejar besos en mi torso, sobre la playera, sintiendo a pesar de todo el tacto de sus besos en lo más profundo de mí ser. Los besos comenzaron a subir hasta llegar a mi cuello, escuchando de vez en cuando un par de risas por su parte, seguramente disfrutando al ver cómo me tenía con tan solo un par de besos.- ¿No me dirás?

-Si sigues así, nena, jamás te contare nada. – reí mientras la tomaba por la cintura para atraerla más hacia mí. La recosté a mi lado nuevamente y dejando un beso en su nariz alcé su barbilla. – Es una locura.

-Locura es lo que vivimos todos los días. Estoy acostumbrada.

-Estaba pensando en cómo sería todo si viviésemos juntos. – inclino su cabeza a un lado.

-¿Hablas de nosotros dos, viviendo bajo el mismo techo? –sonrió. Lo cierto es que yo también quería reír y decir que todo era una broma, pero lo estaba pensando en serio. Llevaba días con aquella idea en mi cabeza; lo peor de todo es que sabía que era una locura, ambos éramos demasiado jóvenes, y nos conocíamos hace un par de meses. Quizás me estaba tomando todo demasiado rápido, pero era eso lo que quería. Quería sentirla mía realmente, dormir con ella y saber cómo era realmente su día a día.

Al fin y al cabo nuestras vidas ya eran una completa locura. ¿Qué importaba si le agregábamos un poco más?

-Pues...seria un verdadero caos. – sus dedos rozaron mi frente al apartar el pelo que caía sobre esta.

Mafiosos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora