Los árboles pasaban frente a sus ojos de manera rápida mientras ella permanecía con la nariz pegada al cristal de la ventanilla del automóvil. La música suave reinaba dentro del auto mientras su padre conducía cuidadosamente y su madre leía alguna historia rara de las que solía leer cuándo estaba aburrida. Milo a su lado jugueteaba con el robot que el tío Manuel le había obsequiado la navidad pasada ignorando el hecho de que su hermana moría de aburrimiento. Y de pesar.
Aburrimiento porque viajar era aburrido. Pesar porque se estaba mudando. Otra vez...por segunda vez en el año. Primero habían pasado seis meses en España donde ella ni siquiera se había molestado en hacer amigos o adaptarse a la ciudad. Era linda, tenía que admitirlo y las personas siempre solían ser amables con ellos pero que caso tenía hacer amigos y encariñarse con las personas sí al final de cuentas se mudaría de nueva cuenta.
Y finalmente sus predicciones se habían vuelto realidad un par de meses más tarde. Esta vez habían pasado nueve horas y media dentro de un avión para ir desde España a Miami, su nueva ciudad. Al principio cuándo la primera mudanza llegó la chica no podía estar más feliz, aquello significaba nuevos cambios, nuevos amigos, nuevas aventuras tal y como mostraban en las películas.
Regla número uno: Nunca creas en lo que te muestran en las películas.
— ¿Danna?—la llamó la voz de su padre. Apartó el rostro del cristal y entonces se dio cuenta que el auto ya no estaba en movimiento y cada uno de los miembros de su familia la estaban contemplando fijamente.
—¿Ah?—cuestionó en un hilo de voz.
—¿Qué sí te apetece comer aquí?—preguntó su madre en voz baja señalando en dirección a la enorme fachada del restaurante de comida rápida.
—Anda, Dan...papá dijo que puedo pedir una cajita feliz para que me regalen un dinosaurio—exclamó el niño de ocho años de cabello castaño y ojos miel. Idéntico a ella.
—Sí, me da lo mismo—murmuró liberándose del cinturón de seguridad.
—No te notas para nada emocionada con la nueva ciudad...hay muchos lugares que puedes visitar, seguro que tu nueva escuela va encantarte, amor...puedes tener un montón de amigos...Miami es lindo—comentó su madre una vez que se encontraban caminando para entrar en el lugar.
—¿De verdad crees que me emocionan las mudanzas, mamá? Nos hemos mudado muchas veces, odio las mudanzas, somos unos nómadas y no me gusta. Lo aborrezco, de hecho—decretó en voz baja.
—Amor, sabes que esto es por el trabajo de tu padre—respondió la mujer. Danna puso los ojos en blanco y negó un poco.
—Me encanta mucho que mi papá este triunfando, que le vaya muy bien y que las personas reconozcan su trabajo pero vamos...tener una vida como la nuestra es feo, es tedioso y puedes fingir tanto como quieras pero sabes que es verdad—inquirió observando a su padre que caminaba de la mano con el niño.
—Danna, por Dios—reprochó de inmediato.
—Mamá...sé que ustedes quieren lo mejor para mí y para Milo pero no podemos negar que la vida que llevamos no es sana, nunca podemos hacer amigos reales...nunca podemos adaptarnos a un lugar porque apenas lo hacemos y nos tenemos que mudar...—susurró sin apartar sus ojos castaños de los de su madre.—sé que suena egoísta lo que te estoy diciendo...pero...
—Vamos a hacer una cosa—sugirió frenándose de golpe. La castaña también se detuvo y la miró a los ojos un breve momento.—Prométeme que esta vez si vas a hacer amigos en el colegio, Dan...que esta vez si vas a poner de tu parte para adaptarte...y te prometo que voy a hablar con Renato para que nos quedemos aquí...pero por favor, Dan...
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ADRENALINA (Éxtasis #1)|C.V.|Terminada.
FanfictionLIBRO UNO: ADRENALINA. LIBRO DOS: OPIA. LIBRO TRES: ÉXTASIS. _ _ _ ÉL vivía de ella. ELLA no la conocía. Hasta que sus vidas más que cruzarse, se enredaron. _ _ _ _ ¡D A N P H E R está de vuelta!