C39: Cita a ciegas.

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—¿Danna...?—la llamó su madre sin dejar de observarla fijamente.

—¡Nosotros no podemos mudarnos!—estalló llevando su mirada ansiosamente de uno al otro.—No podemos mudarnos, papá...

—Dan...—susurró su padre.

—¡Tú me lo prometiste, mamá!—anunció mirándola—Me dijiste que...

—Sé lo que dije, mi amor...—declaró su madre ofreciéndole un intento de sonrisa que ella no correspondió.

—Pues no parece que quieras cumplir tu palabra, mamá—le espetó poniéndose de pie en un salto. Les lanzó una mirada a sus padres y luego sin decir una sola palabra más se alejó.

¿Por qué la vida de Danna tenía que ser así de complicada? Justo cuando creía que tenía una vida estable, con amigos en los que podía apoyarse siempre, con un novio que amaba con todas sus fuerzas y en una ciudad que además de ser bonita le gustaba, todo le estaba saliendo mal de repente.

Primero el desastre que había ocurrido con Erick donde él mismo había malinterpretado absolutamente todo. Unas falsa enemistad con Odaly originada por un malentendido del que la rubia no terminaba de comprender. El accidente de Christopher que le había arrebatado el amor de su novio y ahora el nuevo ascenso en el trabajo de su padre. ¿De verdad todo le tenía que salir tan mal siempre?

Se dejó caer en su cama con la cabeza hundida en la almohada y soltó un largo suspiro sintiendo como otra vez en el día pequeñas lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos. Escuchó la puerta abrirse lentamente pero ella ni siquiera se inmutó.

—Dan...—la voz de su padre la llamó.—Mi amor por favor, mírame—pidió el hombre. Danna se giró lentamente hasta toparse con su mirada que permanecía estática en ella.—¿Qué es lo que pasa, Dan?—cuestionó.

—Sé que te puede sonar totalmente egoísta de mi parte pero...no quero mudarme, papá...—susurró y él se sentó en el filo de la cama a su lado.

—Creo que eso ya me quedó bastante claro...—inquirió en medio de un largo suspiro.—Creo que me doy una buena idea del por qué pero me gustaría que fueses tú misma quién me lo dijera—musitó sin despegar sus ojos de los de Danna.

—Papa...yo amo a Christopher—anunció Danna en voz demasiado baja.—Nunca...nunca había sentido esto, no sé porque las personas siempre dicen que somos jóvenes para saber lo que verdaderamente es el amor...pero eso no es cierto, puede que suene egoísta pero no lo es...yo te amo, papa...me da mucho gusto que todo en tu trabajo esté funcionando increíble, que las personas aprecien lo que haces pero por favor, no...—explicó lentamente tomando sus manos.

—Nunca en la vida subestimaría tus sentimientos, amor...—declaró acariciando el dorso de su mano delicadamente.—En las últimas semanas te he visto sufrir por amor y estoy totalmente consciente de que el amor que tú sientes por Christopher es completamente real...pero...

—Quiero quedarme en Miami—sentenció y Renato frunció el ceño—Por favor, papá...sé que debes estar pensando que es una tontería pero no lo es...realmente quiero quedarme aquí y seguir con mi vida de la misma manera en la que lo he estado haciendo hasta ahora...me gusta estar aquí, me he adaptado bien y...

—Y yo creo que es momento de que los chicos sean responsables. Creo que lo mejor será que los dejemos en Miami para que terminen la universidad—demandó Elizabeth desde el umbral de la puerta. Ambos llevaron sus ojos hasta ella para encontrarla de brazos cruzados observándolos con fijeza.

—¿Qué?—susurraron ambos y la mujer rio.

—Renato, yo sé que lo que tú más amas es a tu familia, eso no es nuevo para nadie por eso creo, amor, que es momento de dejar que los chicos vuelen...dejarlos en Miami me parece la cosa más sensata que podríamos hacer ¿sabes? Danna es responsable y los mellizos también...—musitó en voz baja—Además, los tres necesitan una vida estable, tener responsabilidades...necesitan saber que les tenemos la suficiente confianza como para dejarlos y mudarnos a otra ciudad que está lo suficientemente lejos...

ADRENALINA (Éxtasis #1)|C.V.|Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora