C4: La hermana de Hailee.

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—Lo digo en serio ¿Por qué tengo yo que venir al primer entrenamiento de Milo? ¡Tengo sueño, mamá!—se quejó Danna caminando junto a su madre. Elizabeth observó a su pequeño hijo avanzar con paso saltarín un par de metros delante de ellas y rio un poco.

—¡Dan!—replicó la mujer.—¡Es el entrenamiento de Milo!

—¡Exacto! Es el entrenamiento de Milo, no mío...—reprochó la chica entornando los ojos. Milo se detuvo de golpe y se giró para observar a su hermana y a su madre que a su vez lo observaban a él.

—¿Qué es lo que pasa, cariño?—cuestionó la mujer en voz baja.

—¡Es enorme, mamá!—anunció el pequeño abriendo los ojos totalmente llenos de sorpresa. Danna rio observándolo y se cruzó de brazos. Milo la miró ofendido y negó un poco.

—Parecerás una hormiga ahí dentro—se burló ella.

—¡Mamá! Dan está molestándome de nuevo—se quejó el niño.

—¡Sólo estoy diciendo la verdad!—replicó ella.

—Basta, Dan...iremos a hablar con el entrenador ¿quieres venir con nosotros o prefieres esperarnos en las gradas?—ofreció su madre.

—Voy con ustedes—decidió y luego los tres siguieron con su camino.

El lugar estaba lleno de niños de no más de doce años, por lo menos eso era lo que Danna Francis era capaz de apreciar. Los pequeños iban y venían de un lado al otro con sonrisas en los labios y lanzándose gritos eufóricos los unos a los otros mientras las madres rodeaban al pobre entrenador que no hacía más que dar órdenes a gritos.

Lo más curioso de todo es que la voz del hombre que se vestía ropa deportiva color negra y tenía cubierto el rostro por una gorra era bastante familiar. Danna no comprendía donde es que la había escuchado antes pero eso era lo de menos.

Se dedicó a observar a su hermano que a diferencia de ella le era sumamente fácil hacer nuevos amigos, para ese entonces el pequeño corría con tres niños más y se pasaban el balón de futbol de un lado al otro. Reían unos con otros y compartían miradas cómplices de niños de su edad que Danna por supuesto no pudo descifrar.

Se quedó apartada del resto de las personas que la rodeaban y se dedicó a mordisquear un twizzler de fresa. Se sentó en una de las gradas y se burló internamente del pobre hombre que seguía rodeado de personas hasta que el sonido de un silbato se hizo presente. Danna soltó un largo suspiro y tomó su teléfono para encontrar un mensaje de su nueva amiga.

De: Hailee.

Dan, ¿te apetece hacer una tarde de películas en mi casa? Podemos pedir una pizza y comer helado. Mamá trabaja hasta tarde y mi molesta hermana seguro se queda encerrada en su habitación así que por eso no hay problema. XOXOXO, H.

La castaña rio en voz baja ignorando los silbatazos que sonaban al fondo y las risas de los niños.

Para: Hailee.

Le preguntaré a mamá pero no creo que tenga problemas. Envíame la dirección, por favor. Dan, :)x.

—¿Eres la nueva aguadora de las ligas pequeñas?—cuestionó una voz. Danna levantó la mirada de inmediata y su respiración se hizo más pesada contemplando los ojos castaños y la sonrisa confiada del muchacho. ¡Del entrenador!

—¿Tú eres el entrenador?—preguntó ella en voz baja.—Dios...

—¿Qué haces aquí, Danna?—interrogó el muchacho cruzándose de brazos. Danna contempló a los niños que trotaban por la orilla de la cancha de fútbol y soltó un lento suspiro.

ADRENALINA (Éxtasis #1)|C.V.|Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora