C19 - Amenazas

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Listo jefe, Henry ha llegado - uno de los tantos trabajadores de Ian se acercó a él y le entregó un habano Montecristo N°4 el cual encendió en cuanto Ian lo colocó en sus labios.

Muy bien Ryan, tratalo bien y dile que venga - el chico asintió y comenzó a caminar una vez más hacia la salida - y también dile a todos los chicos que dejen de hacer lo que están haciendo y que también vengan, eso te incluye a ti.

No se preocupe, lo haré enseguida - el jefe asintió y Ryan salió de la pequeña oficina que los trabajadores de Ian habían creado para él en una casa completamente abandonada.

Dentro de esa misma oficina, Ian Somerhalder comenzó a jugar una partida de ajedrez en su computadora portátil.

Estaba totalmente desinteresado en el juego, su enojo había rebasado sus propios límites y las ganas de romper cosas estaban instaladas en su cabeza.

Inhaló un poco de su habano y sonrió, era esa sonrisa retorcida que tanto lo caracterizaba.

Abrió la botella de Bourbon y sirvió una cantidad generosa en un vaso de vidrio, tomó un pequeño trago y volvió a sonreír.

Dos ligeros golpes en la puerta se escucharon y él acomodó su camisa para verse respetable.

Pasen - su voz tranquila estuvo acompañada de otro pequeño sorbo de whiskey.

Somerhalder o “el jefe” como lo llamaban sus empleados y como lo conocían en el departamento de justicia y en las noticias nacionales e internacionales observó a cada uno de sus empleados, uno por uno se pararon a unos 2 metros de distancia frente a él, guardando silencio y mirando siempre hacia el piso.

Ian bebió un trago más y después inhaló el humo de su habano Montecristo.

¡Quiten esa cara de perros falderos! Me hacen sentir como si yo fuera la peor persona del mundo - todos levantaron la mirada y sonrieron - eso muchachos… ustedes me hacen sentir orgulloso - se dirigió hacia su escritorio y tomó la caja de habanos que estaba sobre una pila de libros - Ryan, ven acá - el chico se acercó y asintió - reparte los habanos, hoy estoy de buenas.

¿A todos señor? - Ian asintió.

A todos… incluyéndote - Ryan asintió agradecido y dio media vuelta e hizo lo que el jefe le pedía.

Muy bien muchachos, les voy a contar una pequeña pero significativa historia - todos asintieron mientras recibían el pequeño regalo del jefe - estos habanos que Ryan les está dando son mis favoritos, son los Montecristo No. 4 y me los envían desde Colombia, sé que no tienen ni jodida idea porque ustedes solo fuman cigarros corrientes o marihuana y no los juzgo pero esas porquerías nunca se van a comparar con estos habanos que son los más finos a nivel mundial - algunos olían los habanos y otros veían simplemente el diseño elegante del empaque individual, Ryan dejó nuevamente la caja de madera en el escritorio y regresó a su lugar - no los consumo porque yo ame fumar, los consumo porque me hacen recordar a mi familia… mi abuelo y mi padre los amaban, ¿entienden el significado que tienen para mí? - todos asintieron - muy bien - miró a uno por uno nuevamente y sonrió - haber… Henry, acércate, me han dicho que eres rápido con los números - el hombre de unos 50 años se acercó y Somerhalder pasó su brazo por los hombros de Henry.

Veamos… esta caja de 10 piezas cuesta 400 dólares, quiere decir que cada habano cuesta 40 dólares ¿Verdad?

Sí señor - Henry asintió y sonrió.

Muy bien, hablemos de cantidades por envío - Ian bebió de su whiskey y palmeó el hombro de Henry - mensualmente me envían 6 cajas y por todo ese envío pago 1800 dólares, a eso súmale el pago de 500 dólares para el chico que amablemente me presta su domicilio para la entrega y el costo del UBER de 30 dólares para tu hijo ¿Cómo se llama?

Agente Jauregui - AlrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora