Violeta.

Capítulo 4.

Ya eran las 9 de la noche, algunos de mis amigos estaban borrachos, yo no pude tomar, primero porque no dejaba de pensar en lo que había pasado con Jordan y segundo porque no aparecía Natalie, era raro porque de un momento a otro se fue sin decir nada, no contestaba, así que decidí pedirle a Camilo que me acompañara a buscarla a su casa. Cuando llegamos escuche mucho alboroto que venía dentro de su casa y con este Natalie corriendo fuera de ella, apenas nos dimos cuenta de esto con Camilo corrimos tras ella.

-Natalie espere- Le gritamos corriendo detrás suyo, apenas escucho nuestra voz se detuvo.

-Muchachos- Lloró corriendo hacía nosotros y nos abrazó. Era muy extraño, Natalie era muy seca jamás la habíamos visto así.

-¿Qué pasó?- Pregunto Camilo.

-Mi mamá es una desgraciada, la detesto- Lloro -La muy descarada llevo a la casa uno de sus "amigos" drogadictos y se le dio por dejarnos solas a María y a mi con ese tipo, cuando me estaba bañando ese imbécil se metió al baño y se atrevió a tocarme ¿Lo pueden creer? Apenas lo sentí lo golpee y salí del baño y me encerré con la niña en la habitación- Contó alterada -Él se quedo afuera riendo, apenas llego mi mamá corrí a contarle y cuando llegue me di cuenta que ese hijo de puta le había dicho que yo lo había atacado sin ninguna razón y obvio esa señora no creyó lo que yo conté- Se atacó en llanto.

-¿Y que hizo su mamá?- Pregunté.

-Nada, no hizo nada contra él, a mi me golpeo, miren- dijo mostrándonos sus piernas con un par de moretones -Ella creyó que yo ataque a su amigo por celos y me echó, yo a esa puta casa no pienso volver y cuando pueda volveré por María o ese malparido hará lo mismo con ella- Respondió amenazante.

-Cálmese- La abrasé -¿A dónde ira? Si quiere puede quedarse en mi casa- Le ofrecí.

-No parce, yo no puedo estar acá y perdóneme por no estar este día con usted- Se disculpó y claramente entendí -Ahora tengo que ir a verme con alguien, por favor estén pendientes de Maria cualquier cosas me llaman- Dijo, nos abrazo y se fue.

La vimos correr demasiado, en realidad siempre supimos que la mamá de Natalie era mala o de cierto modo era una drogadicta que no sabía ni siquiera en que estaba parada, pero jamás pensamos que fuera capaz de hacerle algo así a su hija, quedamos perplejos con lo que había ocurrido, yo ya estaba cansada por lo poco que había tomado me había logrado dar sueño,  así que le pedí a Camilo que me acompañara a mi casa y obvio no se negó y si lo hiciera lo obligaría.

El camino fue algo aburrido aún el estaba resentido conmigo por lo de las cortadas, pero es que realmente no me entendía.

-Bueno entonces nos vemos mañana Vio- Dijo apenas llegamos a la puerta de mi casa.

-Si, pasa por acá en la tarde ¿si?- Le pregunte y el asintió con la cabeza.

Me acosté, no quise comer estaba algo consternada por el cumpleaños que había tenido, no fue tanto como lo espere, imaginarme a Jordan encima mío tocándome con sus malditas manos, recordando como besaba mi cuello mientras me quitaba la ropa, el momento en que retiro mis bragas, abrió mis piernas y se introdujo entre ellas, el dolor que me hizo maldecir más de una vez, un dolor desesperante, realmente me había dolido mucho. Ademas que no fue nada delicado, mientras más tiempo emprendía más fuerza y rapidez, siempre pensé que sentiría algo de placer pero no fue así, me dolió demasiado y solo pude pensar en eso, el dolor. Pero bueno prefería dejar eso a un lado, reí al recordar lo del vidrio era estúpido pero esa adrenalina en mi cuerpo mientras corría me sacó la espina.

Como Camilo me discutía por las cortadas, verlo alterado y preocupado, era hermoso, en muchas ocasiones llegaba a pensar que el me atraía y que sería lindo ser algo, pero no, teníamos una amistad muy linda aunque realmente consideraba que era mío, Camilo era mío y era toda mi adoración por eso odiaba pelear con el.

Luego recordar a Natalie, destrozada, me partió el alma nunca la vi así y mas con la mamá que tenía que para nada era algo agradable, pensando en tanto logre conseguir quedar dormida.