Capítulo 13.

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Ya había pasado vario tiempo, 4 meses quizá, hace mucho Jair tuvo que irse y desde entonces ha venido unas 4 o 5 veces ha sido triste pues estábamos acostumbrados a vernos muy seguido, pero prometió que en vacaciones vendría y haríamos de todo, algunos de los días que ha venido hemos vuelto a estar juntos, cada vez con más amor y deseo ya que tanto sin vernos tiene que ser recompensado.

Voy llegando a mi casa cansada del colegio y frente a la puerta esta Camilo.

-Hola- Dice levantándose al verme acercar.

-Hola ¿Y ese milagro?- Pregunté.

-Nada, la extrañaba y como no esta Jair- calló y pensó -Pensé que ahora si podíamos estar un rato juntos.

-Tan bobo, así este él podemos- Dije -Usted es mi mejor amigo, siga más bien- Le di paso para que entrara a mi casa.

Entre en la cocina para buscar algo de tomar, salí de ella y le dije que subiéramos a mi habitación, quería quitarme el maldito uniforme que me estaba molestando, el me siguió y me miro perplejo al darse cuenta que me estaba desvistiendo frente a el.

-Usted se puso más linda- Dijo sin despegar un ojo de mi.

-Jaja pero ni que fuera la primera vez que me viera en shorts, ahora no me mire así que miedo, loco violador- Reí.

Sin darme cuenta estaba cerca a mi tocando parte de mi cuerpo, no me asustó pero tenía miedo, miedo porque me estaba gustando, poso su mano en mi cadera y me acerco a él, yo me encontraba con la camisa blanca del uniforme formal del colegio y un pequeño short que dejaba ver mi lindo trasero, me miro a los ojos y pude sentir su respiración acelerada, no entendía lo que pasaba pero realmente estaba segura de que estaba muy mal lo que pasaba o estaba apunto de pasar, miro mis labios fijamente y fue acercándose poco a poco sentí debilidad en mis brazos, escalofríos cuando sentí sus labios sobre los míos, se movían a una velocidad lenta y deliciosa, acariciaba mi espalda lentamente, luego sentí como una de sus manos empezó a desabrochar uno por uno los botones de mi camisa, intente pararlo realmente lo intente pero creo que me estaba dando cuenta que no tenía la mejor voluntad del mundo, Dios que fácil me he vuelto.

Todo sucedió muy rápido, estuvimos unos minutos en mi cama haciendo lo que no debimos hacer, sus manos en mi piel, sus labios en mi cuerpo, haciendo todo tan malditamente bien, pudiendo decir que mejor que Jair aunque me sentía pecadora con solo pensarlo, y finalmente terminamos estando juntos, me odiaba, no por haber estado con Camilo si no porque me había gustado de tal manera que sentía que si quería que se repitiera volvería acceder.

-Perdón Violeta- Dijo cuando logramos hablar.

-¿Y ahora que haré con Jair?- Dije y rompí en llanto.

-Acaba de pasar esto ¿Y usted solo piensa en él? ¿Es en serio?- Dijo alterado -¿Usted alguna vez a pensado en todo lo que yo siento por usted? ¿Se ha dado cuenta que la amo más que ese hijueputa? Y el sabe todo lo que siento por usted y aún así se metió ahí, le puedo jurar que lo que acaba de pasar entre nosotros él lo puede estar repitiendo con cuanta vieja quiera y ahora usted me viene con esto- Se paró -Quizá fue un error venir, decirle todo lo que siento y cumplir el sueño que he tenido desde que la conocí, soy un pobre marica- Salió de un portaso.

Había quedado totalmente sin palabras ¿Qué era todo lo que me había dicho? Yo a Camilo lo he amado siempre ha sido mi amigo, mi hermano, mi todo, y de verdad me había gustado lo que había pasado pero no podía evitar sentir ese sentimiento de culpa había traicionado a Jair y para completar con el primo y CON MI MEJOR AMIGO, por un momento quise salir corriendo detrás de Camilo y decirle que no me dejará que lo amaba, pero no, eso era empeorar todo, decidí dejarlo y si algún día se daba la oportunidad hablaría con él y decidiría algo, pero ahora empezaba a sentirme mal, sucia, una total perra, a mis casi 14 años ya me había acostado con 3 diferentes, empecé a recordar lo mucho que extrañaba a mi mamá, lo muy poca persona que era, lo triste que era mi casa ya que siempre me encontraba sola, el problema de casi nunca ver a mi mejor amiga porque ella se estaba prostituyendo y no sabía cómo ayudarla, me pare pronto de mi cama entre al baño y allí vi a mi amiga, amiga cuchilla la agarre con mis manos e hice cortes en mis brazos y muslos empecé a sentir como bajaba la sangre de mi cuerpo y pude llorar, de seguro estos cortones dejarían una gran marca que duraría un gran tiempo y tendría que cubrir, entre a la ducha y empecé a bañarme, me sentía la peor basura de todo el mundo.

Violeta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora